La Ilustración

Cuando Europa entró en la era de la exploración y la expansión mercantil, aumentó el interés en describir y explicar la diversidad cultural. El descubrimiento y exploración de todo un «Nuevo Mundo» —las Américas— abrió los ojos de filósofos, hombres de Estado, teólogos y científicos a los asombrosos contrastes de la condición humana.

Hacia mediados del siglo XVIII, durante el periodo conocido como la Ilustración, comenzaron a surgir los primeros intentos sistemáticos de ofrecer teorías científicas de las diferencias culturales.

El tema común de estas teorías era la idea de progreso. Eruditos como Adam Smith, Adam Ferguson, Jean Turgot y Denis Diderot mantenían que las culturas eran diferentes no debido a que expresaran diferencias innatas en las capacidades o preferencias humanas, sino debido a que expresaban diferentes niveles de conocimiento y logros racionales. Se creía que la humanidad, incluyendo a los antepasados europeos, había vivido, en cierto momento, en una situación «no civilizada», al no existir un conocimiento de la agricultura y de la ganadería, de las leyes y del gobierno. Sin embargo, gradualmente, guiada por el papel cada vez más importante de la razón en los asuntos humanos, la humanidad progresó desde un «estado natural» a un estado de civilización ilustrada. Las diferencias culturales eran casi, en buena medida, un resultado de los diferentes grados de progreso intelectual y moral conseguido por diferentes pueblos.