Cuatro

Sede del CNI en Madrid, kilómetro 8,5 de la autopista A-6

Reservado. Informe para el director del CNI presentado por el oficial supervisor n.º 3217b. con copia para la División de Interior

1.º En torno a las 17,45 de hoy captamos una notificación de la Policía Municipal de Toledo en la que se informaba del hallazgo de un cadáver en la muralla cercana a la Puerta de Bisagra. Fue descubierto por una mujer que llevaba a sus dos hijos pequeños a pasear al parque cercano. Los primeros datos indicaban que el muerto era un varón de unos cincuenta y cinco años, al que no se encontró ninguna documentación (seguramente porque se la apropiaron el asesino o los asesinos), pero la policía local lo identificó como Manuel Ruano, artista pintor conocido en la ciudad. La referencia nos alertó enseguida, ya que los datos correspondían a uno de nuestros colaboradores en esa ciudad. Un hombre competente y perspicaz, con experiencia, que vendía sus cuadros a turistas, restaurantes y hoteles de la zona. Divorciado y sin hijos, estaba muy integrado en los medios artísticos toledanos.

2.º Los policías municipales llamaron a la Policía Nacional y al juez de guardia. Una primera inspección ocular del perito forense dictaminó que Ruano murió de forma instantánea, degollado por una cuchillada que le segó la garganta. En los alrededores no se encontró ningún rastro de los agresores. La autopsia la practicaron el mencionado perito forense y otro facultativo de turno. Del parte preliminar de la autopsia, una fotocopia del cual se anexa a este informe, podría deducirse lo siguiente:

a) Ruano no intentó defenderse o no tuvo tiempo para hacerlo. No mostraba ninguna herida o contusiones en uñas, nudillos o antebrazos que indicaran que peleó contra sus asesinos.

b) La causa de la muerte fue la profunda herida incisa que le abrió la garganta. El objeto cortante actuó desde el lado izquierdo del cuello al derecho, seccionándole la tráquea.

3.º Queda en pie el interrogante de saber quién o quiénes mataron a nuestro colaborador y, sobre todo, averiguar por qué lo mataron. Sabemos que iba tras la pista de dos musulmanes, uno llamado Yusuf Rifai y otro Gamal Haddad. Esos eran, al menos, los nombres en los pasaportes que enseñaron en la pensión donde se alojaban.

4.º La actividad de Gamal y Yusuf, que pasaban muchas horas encerrados en la habitación que compartían, y al parecer no tenían trabajo, despertó las sospechas del matrimonio que regenta la pensión, y así se lo dijeron a un policía local que conocen del barrio.

5º Por causalidad, este policía comentó el dato con Ruano en un bar donde coincidían con alguna frecuencia. Nuestro colaborador telefoneó hace unos días. Dijo que estaba comprobando la actividad sospechosa de dos magrebíes y volvería a informar en cuanto tuviera algo más.

6.º Cuando Ruano me llamó, le pregunté si necesitaba algún refuerzo para el seguimiento, pero me respondió que no lo consideraba necesario todavía.

7.º En mi opinión, parece claro que a nuestro colaborador lo mataron los sujetos a quienes estaba siguiendo, probablemente después de atraerle a una trampa en las cercanías de la muralla. Lo más sorprendente es que los atacantes actuaran con tanta violencia.

Debieron sentirse muy amenazados por el seguimiento. No es normal que alguien mate solo por sentirse vigilado, a no ser que tenga algo muy grave que esconder. Todo eso parece indicar:

a) Que, por alguna razón muy importante para ellos, los sospechosos estaban dispuestos a asesinar antes que correr el riesgo de ser interrogados y detenidos.

b) La sangre fría con que los asesinos acabaron con la vida de Ruano indica que se trata de individuos con experiencia y entrenamiento. Probablemente vinculados al terrorismo fundamentalista.

8.º Tras reconocer personalmente el lugar de los hechos y hablar con la Policía Judicial encargada del caso, creo muy probable que, una vez perpetrado el asesinato, los ejecutores huyeran por un pasadizo que hay bajo la cuesta de las Armas (que sube desde las inmediaciones de la Puerta de Bisagra a Zocodover) y se perdieran en la cercana barriada del Arrabal.

9.º El colaborador tenía una cámara de fotos digital en un bolsillo de la chaqueta que recogió la policía y que no tendremos problema en recuperar. Los asesinos no se la llevaron, quizá por lo precipitado de la huida. Tampoco perdieron tiempo registrando el cadáver. Ruano llevaba también una libreta, con algunos nombres y números de teléfonos que están siendo examinados. Estamos intentando que el inspector jefe de Toledo encargado del caso acceda a entregarnos la libreta mencionada para un estudio minucioso.

10.º Afortunadamente, la prensa ha concedido poca atención a la noticia. Aun así, una periodista de la agencia Efe en Toledo se enteró pronto del suceso y ha pasado una reseña bastante ajustada a los hechos. Pero hemos hablado con el presidente de Efe en Madrid y le hemos convencido para que la información sobre el asunto pase con sordina al resto de los medios. Solo una muerte más con robo.

11.º Los restos del colaborador serán incinerados mañana en el cementerio de Toledo. Al funeral está previsto que asistan su hermana, que vive en Fuentes de Oñoro (Salamanca), y unos primos de Madrid. Es la única familia que al parecer le quedaba.