[1] Carrillo, Memorias, ob. cit., pp. 740-741. <<
[2] Relato de Aurelio Delgado a la autora. Desde La Moncloa, durante el 23-F, Aurelio Delgado estuvo en contacto con Laína, Cassinello, Castedo, Picatoste y los ayudantes de campo de Suárez. A partir de la liberación de los rehenes, siguió los movimientos de Suárez ya en La Moncloa. <<
[3] Rafael Arias-Salgado, Eduardo Navarro, Antonio Navalón y Aurelio Delgado a la autora. <<
[4] Este «cierre en negro» de su discusión final con el Rey se grabó a fuego en la conciencia de Suárez. En tres ocasiones se lo relató, sin alterar un punto ni una coma, a su amigo Antonio Navalón. La primera, entre 1986 y 1987, en su casa de la calle Ibayondo, en la urbanización de La Florida, teniendo todavía Suárez muy viva la herida. Otra vez, más sereno y distante, cuando habían transcurrido más de diez años, navegando en su barco por Mallorca, en 1991 o 1992. La tercera, en Nueva York, en 1992 o 1993, después de ir a la ópera, en el Metropolitan, cenando en Le Cirque, el restaurante de Sirio Maccioni, en 151 East 58th Street, en Midtown Manhattan. También Aurelio Delgado, el cuñado de Suárez, confirmó a la autora que «aquel día 24 de febrero hubo una bronca agria y tirante, con reproches muy serios, entre Adolfo y el Rey». Y comentó de modo lateral que «sin necesidad de gestos agresivos, sólo con que alzaran el tono de voz, bastaba para que el perro pudiera excitarse: he domado caballos y perros y sé cómo reaccionan ante un sonido gutural, si habitualmente no lo perciben». Sabino Fernández Campo, aunque no estuvo en esa conversación, comentó a la autora años más tarde: «Sí, aquella mañana después del golpe, el Rey y Suárez tuvieron una conversación a puerta cerrada… Mi impresión de después fue que debieron de tener una agarrada fuerte. Saludé a Adolfo en la puerta, cuando llegó, y noté que venía muy caliente, muy… bravo».<<
[5] Leopoldo Calvo-Sotelo a la autora, conversación en La Moncloa, en 1981. Rafael Arias-Salgado y Antonio Navalón confirmaron a la autora la existencia de tal mensaje de Suárez a González y la callada por respuesta. <<
[6] A Sabino Fernández Campo le informó del contenido de ese «acuerdo» el coronel José Ramón Pardo de Santayana, que estaba en el despacho del jefe de servicios del palacio de Buenavista cuando se produjo la llamada; tiempo después, Fernández Campo se la refirió a la autora. Véase también Palacios, 23-F…, ob. cit., p. 232. <<
[7] Francisco Laína, no vinculado al secreto de oficio, pues no era miembro de la Junta de Defensa Nacional, mantuvo silencio sobre los hechos del 23-F, pero en 2013 hizo unas declaraciones a El País, revelando algunos pormenores de aquella importante reunión «sin actas». <<
[8] Reconstrucción a partir de las informaciones, obtenidas por la autora, de Rafael Arias-Salgado, Agustín Rodríguez Sahagún, Aurelio Delgado y Sabino Fernández Campo. Último fraseo, conversación entre Francisco Laína y la autora. <<
[9] Relato de Sabino Fernández Campo a la autora. Véase también, Carrillo, Memorias, ob. cit., p. 786; Morán, Adolfo Suárez…, ob. cit.; Fuentes, Adolfo Suárez…, ob. cit.; Pérez Escolar, Memorias, ob. cit., pp. 235-236. <<
[10] Relato de Francisco Laína, el 23 de febrero de 2009, durante un almuerzo ofrecido por el presidente del Congreso José Bono a los periodistas que estaban en el palacio del Congreso el día 23-F. Compartían la mesa con Laína, y pudieron escuchar su narración José Bono, Sabino Fernández Campo, Soledad Becerril, Víctor Márquez Reviriego, la autora y quizá alguien más. <<
[11] Intervención de Felipe González Márquez, Congreso de los Diputados, Diario de Sesiones, año 1981, sesión plenaria n.º 147, celebrada el 25 de febrero, pp. 9290-9292. <<
[12] Rafael Arias-Salgado, que redactó el texto inicial de méritos, a la autora. <<
[13] Sabino Fernández Campo a la autora. <<
[14] Dubinin, ¡Embajador, embajador!, ob. cit., pp. 92 y ss. <<
[15] Se pedía a la OIEA que aplicara salvaguardias en relación con la central nuclear Vandellós I, equipada con un reactor de quinientos megavatios eléctricos de potencial, refrigerado con gas; y en los apéndices que incluirían todos los yacimientos de uranio, plantas de producción, instalaciones de almacenamiento de materiales nucleares, equipos, y demás elementos que se inventaríen y comuniquen al organismo. <<
[16] Todos estos pormenores son exactos: los vio documentalmente en Viena el general Guillermo Velarde, catedrático de Mecánica Cuántica y director de los trabajos de fusión nuclear inercial en la Junta de Energía Nuclear. <<
[17] Información del general Guillermo Velarde Pinacho a la autora <<
[18] Tras la intentona militar del 23-F, Estados Unidos quiso verificar si el Ejército español mantenía la decisión pro OTAN que anunció Calvo-Sotelo antes del 23-F. A tal fin, el teniente general Gabeiras se sometió a un interrogatorio —directo y nada sutil— por parte del agregado militar de la embajada estadounidense en Madrid, Robert E. Barbour, en el palacio de Buenavista el 16 de marzo, con preguntas también acerca de «la autoridad de hecho» que el Rey tenía sobre las Fuerzas Armadas. La conversación se registró en cinta y con notas de taquigrafía. Véase documento 181749Z, de marzo de 1981, remitido al secretario de Defensa, Washington, por Robert. E. Barbour, desde la embajada de Estados Unidos en Madrid, desclasificado el 17 de septiembre de 1997, referencia 950434Z. <<
[19] Palabras del Rey a los líderes políticos, el 24 de febrero de 1981, en La Zarzuela. <<
[20] Hernández, Suárez y el Rey…, ob. cit., p. 187. <<
[21] José Luis Martín Prieto, Técnica de un golpe de Estado: el juicio del 23-F, Grijalbo, Barcelona, 1982. <<
[22] Hernández, Suárez y el Rey…, ob. cit., p. 131. <<
[23] El fiscal Claver Torrente a la autora. Véase Urbano, Con la venia…, ob. cit., p. 242. <<
[24] Martín Prieto, «El réquiem del doctor Ollendorf», en El Mundo, 12 de mayo de 1997. <<
[25] Este cambio de la mañana a la tarde puede comprobarse en las actas del consejo de guerra. La llamada telefónica de Cortina también quedó certificada. Véase Grimaldos, La CIA…, ob. cit., capítulo «La amenaza de José Luis Cortina». <<
[26] José Manuel Otero Novas a la autora. <<
[27] Carlos Barral, Observaciones a la mina de plomo, Lumen, Barcelona, 2002, pp. 308-311, recoge este artículo publicado en La Vanguardia el 1 de marzo de 1981. <<
[28] Relato de Sabino Fernández Campo a la autora. <<
[29] Adolfo Suárez, «Yo disiento», El País, 4 de junio de 1981. <<
[30] Diario manuscrito de Jaime Carvajal y Urquijo, anotación del día 14 de abril de 1981, bajo el epígrafe «Audiencia con el Rey», pp. 60-62. <<
[31] Ibídem, anotación del día 21 de octubre de 1982. <<
[32] Bono, Les voy…, ob. cit., entrada correspondiente al lunes, 6 de febrero de 1993. Bono cita al juez Ventura Pérez Mariño como testigo de la oferta de González a Suárez, que éste rechazó. <<
[33] Sobre las cartas del Rey a Adolfo Suárez, véase nota 140, pp. 798800, correspondiente al capítulo 2, y nota 12, p. 804, correspondiente al capítulo 3. <<
[34] Adolfo Suárez a la autora. <<
[35] Albert Camus, Calígula, Alianza, Madrid, 1999, acto I, escena XI. <<
[36] Campo Vidal, Adolfo Suárez…, ob. cit. <<