Deseo expresar mi sincera gratitud a quienes me han ayudado en la investigación de este libro: Ana María Montes, viuda de José Mario Armero, y su hijo Mario, Jaime Carvajal, Jaime Lamo de Espinosa, Rodolfo Martín Villa, Landelino Lavilla, Fernando Castedo, Jesús Picatoste, Antxon Sarasqueta, Aurelio Delgado, Francisco Laína, Antonio Navalón, Pablo Castellano, José Luis Cortina, Guillermo Velarde Pinacho, José Lara Alén, Pierre-Paul Gregoire, y los dibujantes Peridis y Máximo.
Mi agradecimiento póstumo a los que, en su día, me facilitaron valiosas confidencias: Eduardo Navarro, Sabino Fernández Campo, Pío Cabanillas, José María Cuevas, Torcuato Fernández-Miranda, Agustín Rodríguez Sahagún, Fernando Abril Martorell, Ignacio Gómez-Acebo y Santiago Carrillo.
Tengo una deuda especial con Adolfo García Ortega, que, como editor, ha sido un rodrigón seguro a lo largo de mi tarea. Asimismo, con Ana Bustelo, Irene García Virgili, Esther Llompart y el equipo de Planeta, cuyos trabajos ocultos y eficaces han hecho posible el prodigio impreso de este libro.