Las Islas Elder y sus gentes: una breve reseña que, aunque no del todo tediosa, el lector impaciente puede pasar por alto.
Las Islas Elder, ahora hundidas en el Atlántico, estaban situadas antiguamente frente a la Vieja Galia, en el Golfo Cantábrico (ahora Bahía de Vizcaya).
Los cronistas cristianos dicen poco acerca de las Islas Elder. Tanto Gildas como Nennius hacen referencia a Hybras, pero Beda el Venerable calla. Godofredo de Monmouth alude a Lyonesse y Avallon, y tal vez a otros sitios y acontecimientos que se pueden identificar con menos certeza. Chrétien de Troyes describe Ys y sus placeres; Ys también es a menudo el ámbito de antiguos cuentos folclóricos armoricanos. Las referencias irlandesas son abundantes pero confusas y contradictorias[1]. San Bresabius de Cardiff propone una antojadiza lista de los reyes de Lyonesse; San Columba despotrica contra los «herejes, brujas, idólatras y druidas» de la isla que él denomina «Hy Brasill», la palabra medieval que significa «Hybras». Nada más nos dicen las crónicas.
Los griegos y los fenicios comerciaron con las Islas Elder. Los romanos visitaron Hybras y muchos se instalaron allí, dejando acueductos, carreteras, villas y templos. En los días del ocaso del imperio, dignatarios cristianos desembarcaron en Avallon con gran pompa y ceremonia. Establecieron arzobispados, designaron funcionarios y gastaron buen oro romano para construir sus basílicas, ninguna de las cuales prosperó. Los obispos lucharon denodadamente contra los antiguos dioses, semihumanos y magos, pero pocos se atrevieron a entrar en el Bosque de Tantrevalles. Hisopos, incensarios y maldiciones resultaron inútiles contra Dankvin el gigante, Taudry del Gaznate y las hadas de Pithpenny Shee[2]. Muchos misioneros, exaltados por la fe, pagaron un alto precio por su celo religioso. San Elric marchó descalzo hasta la Roca de Smoorish, donde se proponía dominar al ogro Magre y convertirlo a la Fe. Según narradores posteriores, San Elric llegó al mediodía y Magre accedió cortésmente a escuchar su declaración. Elric pronunció un elocuente sermón mientras Magre encendía una fogata. Elric expuso y recitó la Escritura y cantó las glorias de la Fe. Cuando concluyó y exclamó su «¡Aleluya!» final, Magre le dio una copa de cerveza para aclararle la garganta. Mientras afilaba un cuchillo, felicitó a Elric por el fervor de su retórica. Luego lo decapitó, lo troceó, lo evisceró, lo ensartó en un espetón y lo cocinó; devoró el santificado manjar con una guarnición de puerros y repollos. Santa Uldine intentó bautizar a un gnomo en la aguas del Lago Negro de Meira. Era tenaz, y él la violó cuatro veces durante sus esfuerzos de conversión, hasta que al fin ella desesperó. Con el tiempo dio a luz cuatro trasgos. El primero de ellos, Ignaldus, fue padre de Sacrontine, el siniestro caballero que no podía dormir de noche sin haber matado a un cristiano. Los otros hijos de Santa Uldine fueron Drathe, Allei y Bazille[3]. En Godelia, los druidas nunca interrumpieron el culto de Lug el Sol, Matrona la Luna, Adonis el Bello, Kernuun el Venado, Mokous el Jabalí, Kai el Oscuro, Sheah el Grácil, y un sinfín de semidioses locales.
Durante este período Olam Magnus de Lyonesse, ayudado por Persilian, su «Espejo Mágico», dominó todas las islas Elder (excepto Skaghane y Godelia). Disfrutó, como Olam I, de un largo y próspero reinado y fue sucedido por Rordec I, Olam II, y luego, brevemente, por los «Cornudos Galaicos», Quamitz I y Niffith I. Luego, Fafhion Nariz Larga reafirmó el antiguo linaje. Engendró a Olam III, quien trasladó su trono Evandig y esa gran mesa conocida como Cairbra an Meadhan, la «Tabla de los Notables[4]», desde la ciudad de Lyonesse hasta Avallon, en el ducado de Dahaut. Cuando el nieto de Olam III, Uther II, huyó a Gran Bretaña (donde engendraría a Uther Pendragon, padre de Arturo, rey de Cornualles), la comarca se fragmentó en diez reinos: Dahaut, Lyonesse, Ulflandia del Norte, Ulflandia del Sur, Godelia, Blaloc, Caduz, Pomperol, Dascinet y Troicinet.
Los nuevos reyes encontraron abundantes excusas para luchar, y las Islas Elder entraron en un periodo turbulento. Ulflandia del Norte y del Sur, asoladas por los ska[5], se convirtieron en páramos sin ley, ocupados por salteadores y bestias horrendas. Sólo el Valle Evander, custodiado al este por el castillo Tintzin Fyral y al oeste por la ciudad de Ys, continuó siendo un lugar apacible.
El rey Audry I de Dahaut dio al fin un paso fatal. Declaró que, ya que se sentaba en el trono Evandig, debía ser proclamado rey de las Islas Elder.
El rey Phristan de Lyonesse lo desafió de inmediato. Audry reunió un gran ejército, atravesó Pomperol por el camino de Icmeld y entró en Lyonesse. El rey Phristan condujo su ejército hacia el norte. Los ejércitos lucharon dos días en la batalla de la Colina de Orm, y al fin se separaron exhaustos. Tanto Phristan como Audry murieron en combate y ambos ejércitos se retiraron. Audry II desistió de las pretensiones de su padre, pues, de hecho, Phristan había ganado la batalla.
Han pasado veinte años. Los ska han realizado serias incursiones en Ulflandia del Norte y se han apropiado de una región conocida como la Costa Norte. El rey Gax, viejo, medio ciego y desvalido, se ha ocultado. Los ska ni siquiera se molestan en buscarlo. El rey de Ulflandia del Sur es Oriante, quien reside en el castillo Sfan Sfeg, cerca de la ciudad de Oáldes. Su único hijo, el príncipe Quilcy, es retrasado y pasa el tiempo jugando con muñecas extravagantes y casas de muñecas. Audry II es rey de Dahaut y Casmir es rey de Lyonesse, y ambos aspiran a gobernar las Islas Elder y a ser los legítimos ocupantes del trono Evandig.