«Con coherencia mayor que la de cualquier otro pensador contemporáneo, Michel Foucault ha desarrollado las implicaciones del rechazo de Nietzsche a la idea platónica de verdad. Propone en su lugar lo que puede denominarse, en frase de Deleuze, una “contrafilosofía” que encuentra los bajos orígenes de la verdad en la lucha y el conflicto, en la arbitrariedad y la contingencia, en una voluntad de verdad que está esencialmente enmarañada con el deseo y el poder.»
Kenneth Baynes, After philosophy
Algunas ideas centrales de Foucault:
En la Era Clásica (la Edad de la Razón) la locura fue separada de la razón y nació el concepto de la «no-razón». La locura sería entonces confinada al manicomio.
Una episteme es la estructura de pensamiento que sirve de epítome al pensamiento de una época particular. Es el entramado subterráneo de supuestos y procesos de pensamiento, la «mentalidad» que pone límites al pensar científico filosófico y cultural de una época.
Arqueología es la técnica de desenterrar las reglas del pensar que limitaron los conceptos de una época particular. Foucault la practicó estudiando documentos originales del periodo.
Genealogía fue el término empleado por Nietzsche para describir su estudio de los conceptos morales. Le permitió rastrear su evolución: lo que fueron originariamente, los motivos escondidos detrás de ellos, y cómo pasamos por alto sus orígenes en la actitud moderna respecto de dichos conceptos. La genealogía rastrea la historia de la voluntad de poder.
Foucault utilizó el término para describir su análisis histórico de varios «conocimientos», tales como literatura, medicina y moralidad. Este análisis mostró cómo se había modificado en dichos conocimientos la noción de «verdad». Tales cambios ocurrirán no de manera lógica, sino que dependían de la episteme de la época. En realidad, todo concepto de verdad es contingente.
El «autor» es simplemente un «principio funcional» que limita la totalidad de la imaginación dentro de la mentalidad confinante de una determinada época.
Foucault sostuvo que «el motivo que me impulsó» no fue ni más ni menos que la «curiosidad». Pero esta era una curiosidad de alto nivel: «la cuestión de saber si uno es capaz de pensar de manera diferente a cómo piensa y percibir de manera distinta a como ve es absolutamente necesaria, si es que en uno está en absoluto dispuesto a mirar y reflexionar.»
El mejor Foucault.
«La historia que nos lleva y nos determina tiene más forma de guerra que de lenguaje: relaciones de poder, no de significado. La historia no tiene “sentido”, aunque eso no quiere decir que sea absurda o incoherente».
La genealogía intenta rastrear los orígenes del lenguaje que utilizamos y las leyes que nos gobiernan. Hace esto «con el fin de revelar los sistemas heterogéneos que, por debajo de la máscara de nuestro ego, nos niegan toda realidad». Su propósito «no es el de redescubrir la raíces de nuestra identidad, sino más bien el de esforzarse por disiparlas». La genealogía «trata de revelar toda las discontinuidades que nos atraviesan».
«Toda sociedad tiene su régimen de verdad, su “política general” acerca de la verdad, es decir, los tipos de discurso que acepta y hace funcionar como verdad.»
Y el Foucault más absurdo.
FOUCAULT: «No es tan sencillo eso de disfrutar […] Espero morir de una sobredosis de placer de cualquier clase. Porque creo que es realmente difícil y tengo siempre la impresión de que no siento el placer, el placer total y completo; para mí, está relacionado con la muerte.»
ENTREVISTADOR: «¿Por qué dice eso?»
FOUCAULT: «Porque pienso que el tipo de placer que yo consideraría el placer real sería tan profundo, tan intenso, tan abrumador que no sobreviviría. Me moriría».
Prosigue recordando que uno de los momentos más felices de su vida sucedió al ser atropellado por un coche (mientras estaba colocado con opio): «Tuve la impresión de que moría y fue realmente un placer muy, muy, intenso […] Fue, todavía lo es, uno de mis mejores recuerdos».