Deseo dar las gracias a mi esposa, Elizabeth Hill; a mi editora, Victoria Wilson; y a mis agentes, Gail Hochman y Lynn Pleshette, por su generosa contribución a este libro. También leyeron el primer borrador, aportando críticas y comentarios invariablemente útiles, las siguientes personas: Michael Cendejas, Stuart Cornfeld, Carlyn Coviello, Carol Edwards, Marianne Merola, John Pleshette, Doug y Linda Smith y Ben Stiller. Gracias a todos.