Agradecimientos
Doy las gracias a Silvia, mi mujer, mi Beatriz, que ha iluminado mi descenso a los infiernos.
A Sandro Dazieri, mi editor y mi Virgilio. A todo el mundo le deseo que encuentre a un guía como él en la selva oscura.
A Piergiorgio Nicolazzini, mi agente, el mejor compañero de viaje.
A Massimo Turchetta por sus aportaciones y consejos, así como por su lúcida visión sobre un libro tan importante para mí. A Sabrina Annoni y a la Editorial Fabbri, por la confianza y la apuesta.
A Roberta Famà, la excelente jefa de redacción de Fabbri, por el rigor y la simpatía.
A Silvia Sartorio, coordinadora de la edición, con quien he compartido la laboriosa tarea de comprobar que el mundo creado por mí fuese sólido e indestructible.
A Gianluca Bavagnoli, a Michele Turazzi y a todo el Studio Pym.
A Leonardo Patrignani y a su Multiversum, por haberme empujado a abandonar los límites de esta realidad.
A Asia Greenhorn, por algunas valiosas ideas que se han convertido en parte del libro, y por nuestras creativas y siempre estimulantes conversaciones.
Hay además dos personas sin las cuales probablemente seguiría en el Limbo. Mi madre, lectora atenta y puntillosa, excelente y paciente interlocutora de mis ideas. Giulia Forcolini, por sus consejos, sus estímulos y sus valiosas aportaciones. Muchos círculos los hemos atravesados juntos.
Gracias a mi familia y a mis amigos, quienes me estuvieron esperando hasta que, por fin, salí a mirar de nuevo las estrellas.