Pensión de alimentos
—Mi esposa, si quiere que yo firme la «Separación de Cuerpos», tendrá que hacer su oferta de Pensión de Alimentos para los perros con los cuales me quedaré —abatido, condicionó el hombre su inminente divorcio en el Tribunal de «Primera Instancia» en lo Civil, Mercantil y Tránsito.
Enfurecida y en compañía de su abogado, la mujer querellante se levantó y emplazó al magistrado a quitarse la capucha que tenía:
—No puedo verle la cara, Señor Juez —dijo—. Descubra su rostro para advertirle que ninguna ley, de nuestro país u otro, contempla que una persona deba ser obligada a pagar Pensión de Alimentos para mascotas.
El jurista restó importancia a las palabras de la dama. Quitándose su negro birrete, decidió que ella debía depositar la mitad de sus remuneraciones mensuales en una cuenta a favor de los caninos. Al verla iracunda, ordenó a dos policías que la sacaran del Tribunal. Luego develó su faz para lamerse el hocico con su larga lengua.