LXX

El ufano

—Por mi y mis ideales se escuchará el estrépito de las armas, mientras los cadáveres de la Rebelión nutren a las alimañas —se ufanaba el «Comandante en Jefe» mediante un discurso televisado, empero sintió el primer picotazo de uno de los negros pajarracos que lo rodearon.