LII

Receptor de sonidos, ruidos y voces

Poco antes de recibirse como Ingeniero en Física Cuántica, HP trabajaba en el perfeccionamiento de un receptor de sonidos, ruidos y voces basado en micro emisores de antiátomos.

Constituyó su tesis de grado académico, elogiada por quienes fueron sus profesores.

El aparato era un cubo de diez centímetros cuadrados, sin paredes, cuyas dimensiones sólo podían comprobarse gracias a sus marcos de hilos de diamante. Al centro del cubo se captaba una estrella que giraba sobre un elemento almacenador de antiquarzs.

Lo colocaba en el balcón de su apartamento, y registraba en diminutos discos todo cuanto hablaban sus vecinos. Luego reproducía los diálogos, depurándolos de los sonidos o ruidos. No era un trabajo complejo, simplemente de gran tecnología.

Aisló las conversaciones y descubrió que la mayoría de sus vecinos quería matarlo. Lo juzgaban como a un antisocial, una persona engreída e incomunicativa. Especie de silencioso y demente científico. Planeaban lincharlo entre todos, para que ninguno purgase condena por el crimen. Se habían platicado la idea entre vecinos, liderada por el Comité de Propietarios.

HP se ofuscó. Meditó en redor de las únicas alternativas que tenía: denunciar u omitir lo que ocurría. Empero, decidió su defensa personal sin la intervención de la policía. Comenzó a multiplicar y almacenar antiátomos, a imagen y semejanza de toda la edificación con sus dueños.

Un día proyectó la imagen del lugar donde vivía, con sus ocupantes, pero sin paredes. Lo hizo durante el final de la madrugada, en los momentos cuando muchos se aseaban para vestirse: preparar los desayunos, calentar los vehículos, etc. Posteriormente cumplirían con llevar sus niños a las escuelas, e irían a sus oficinas para realizar sus labores diarias.

Cada cual fue desapareciendo, sin dejar vestigios de su existencia, al instante de ver y tocar a su réplica reflejada en la Edificación Cuántica.

HP se enteró del suceso mediante informaciones de televisión, en una tasca donde solía libar en compañía de varios profesores universitarios. Sus amigos, científicos y estudiosos de la Física Cuántica, expresaron júbilo al enterarse que el extraordinario evento fue promovido por él.

Casi durante el alba, HP regresaba a su apartamento. Pero fue interceptado por su antimateria:

—Entiendo tus razones para haberlos exterminado —le advirtió—. Sin embargo, no me gusta beber solo en el edificio. Vine por ti.