XXXVII

Cuadrado mágico

Cuando llegó al Paraninfo, donde un eminente matemático dictaba una «Clase Magistral» sobre el denominado «Cuadrado Mágico», Tamanaco Ballestas («Artista Plástico») miró fijamente el enorme monitor de computadora que proyectaba un «Cuadrado Mágico».

—Este modelo fue ideado por el escritor venezolano Otrebla Zemenij Eru, el año 2005, en la ciudad de Barquisimeto (Venezuela) —declaró el expositor.

La geométrica figura estaba dividida en nueve partes iguales. En cada una de ellas, de izquierda a derecha, colocó una cifra: 6, 1 y 8 en el primer grupo de cuadrados (de arriba hacia abajo) que conformaban un rectángulo. 7, 5 y 3 en el intermedio. 2, 9 y 4 en el último. Verticalmente, los números quedaron ubicados de la forma que transcribo: 6, 7 y 2 (primera columna). 1, 5 y 9 (segunda). 8, 3 y 4 (tercera). La distribución numérica diagonal fue, de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha: 6, 5 y 4. Y 8, 5, 2 de arriba hacia abajo. De derecha a izquierda. De cualquier manera que se adicionaran las cifras, el resultado era idéntico: 15. Pero, el total espacial de presencias físicas era de 170 alumnos. Curiosamente, Ballestas advirtió que —excluidos tanto él como quien dictaba la conferencia— en el Paraninfo había igual cantidad (que la indicada en el «Cuadrado Mágico») de asistentes sentados: 15 personas sumadas vertical, diagonal u horizontalmente. Por ello interrumpió el discurso del profesor y formuló una interrogante:

—Acaso, ¿son ustedes el producto de la «fisión nuclear» del «Cuadrado Mágico» que vemos en la pantalla?

Tamanaco fue capturado en «flagrancia» y sacado por dos guardabienes universitarios del Paraninfo que era accidentalmente utilizado como un improvisado depósito de maniquíes, togas y birretes por las autoridades académicas.

—El «Cuadrado Mágico» es el origen de la multiplicación atómica de nuestra especie —les decía a los funcionarios en descargo por su irrupción ilegal en el recinto.

Fue provisional y preventivamente recluido en una celda que medía 6 metros cuadrados, de ancho y alto. Presa de la claustrofobia por haber sido confinado ahí, dividió con un marcador el espacio en 9 partes cuadradas. De repente, su Ser Físico se multiplicó y se produjo una explosión que lo liberó del encierro.

En la calle, ante decenas de transeúntes, 170 enfurecidos francotiradores de la Fuerza Revolucionaria Armada Nacional (FRAN) perseguían a 170 Ballestas idénticos que corrían velozmente por las calles del enclave universitario.

—¿Sorprende que alguien haya fabricado tantos maniquíes capaces de correr tan hábil y humanamente? —comentó un estudiante universitario a sus compañeros de curso—. Parecen seres reales.

—Son tan verosímiles como un «Cuadrado Mágico» —los espetó el catedrático que la víspera les dictó la «Clase Magistral» sobre curiosidades matemáticas—. Tan auténticos como los féretros que les aguardan y la «fosa común» donde serán sepultados. Mediante quienes lo representan en decisiones y actos de poder político, todo gobierno que se respete debe apresurar la liquidación y el ocultamiento de toda verdad científica.

—¿Por qué no incinerarlos para desaparecerlos plenamente? —interrogó al catedrático uno de los jóvenes.

—Porque la exhumación de cadáveres con propósitos futuros de vindicación científica es un inalienable derecho humano.