Bronson llevaba intentando encontrar coincidencias entre las alturas que aparecían en el diagrama del skyphos y las de Google Earth más de una hora.
—Esto podría no acabar nunca —masculló, mientras se reclinaba en la silla y se estiraba para aliviar el agarrotamiento de sus articulaciones—. Este maldito país está plagado de colinas, y solo Dios sabe cuáles eligió Marcelo, y eso suponiendo que utilizara colinas.
—¿No hay ninguna coincidencia? —preguntó Ángela.
—Ninguna. He utilizado tus conversiones de los números romanos y he partido de un margen de error de un diez por ciento, pero incluso así, me está resultando difícil encontrar colinas en Google que se aproximen a dichas medidas.
—¿Cuántas?
—Puede que ocho o diez colinas que se ajusten a los criterios, eso es todo, y todas se encuentran cercanas a la costa y bastante alejadas de Roma.
Durante unos segundos, Ángela no respondió, simplemente permaneció mirando la pantalla del ordenador portátil, entonces esbozó una ligera sonrisa.
—¿Y tú te consideras un detective? —preguntó ella—. ¿Significan algo para ti las iniciales «ENM» y «ENMM»?
—Por supuesto. «Encima del nivel del mar» y «Encima del nivel medio del mar». Yo…, ah, ya veo a lo que te refieres.
—Exacto. Google Earth mide las alturas de los objetos situados por encima del nivel del mar (lo que proporciona su altitud) pero Marcelo no habría sido capaz de calcular algo así. Se habría colocado en el suelo cercano al enterramiento, desde donde lo único que pudo medir con un dioptre serían las alturas de las colinas con respecto a su posición, y no con respecto al nivel del mar.
—Tienes razón —dijo Bronson, con un tono de voz que dejaba ver su desesperación—, y como no sabemos a qué grado de elevación se encontraba, estamos jodidos.
—No, no lo estamos. El grado de elevación no importa. Marcelo nos ha proporcionado las medidas de las alturas de seis colinas, calculadas a partir de un único punto de referencia. Si la cima de una montaña era de ochocientos pies por encima de él y otra era de quinientos, existe una diferencia de trescientos pies. Así que, lo que tienes que tener en cuenta en Google Earth son las diferencias de altura entre las dos colinas.
—Sí, de acuerdo, ya te entiendo —dijo Bronson—. Ya te lo había dicho antes, Ángela, pero te lo vuelvo a repetir, estoy muy contento de que estés aquí.
Cogió una hoja de papel y rápidamente eligió dos de los puntos del diagrama. Convirtió los números romanos a pies, mediante una tabla de conversión que Ángela había encontrado en uno de sus libros, y luego calculó la diferencia entre ellos.
—Vale, vamos a ver —masculló, mientras volvía al ordenador portátil.
Pero seguía sin encontrar dos colinas cuya diferencia de altura coincidiera. Transcurrida otra hora, Ángela lo relevó durante media hora más, pero no tuvo más suerte que él.
—Esto es frustrante, ¿no crees? —preguntó Bronson, mientras Ángela empujaba la silla hacia atrás y se ponía de pie.
—Necesito una copa —dijo ella—. Vamos a bajar al bar para ahogar nuestras penas en ingentes cantidades de alcohol.
—Puede que no se trate de la mejor idea que hayas tenido nunca, pero es sin duda tentadora —contestó Bronson—. Voy a coger mi cartera.
Encontraron una mesa libre en un rincón del bar, y Bronson compró una botella de vino tinto decente y sirvió dos copas.
—¿Quieres cenar en el hotel esta noche? —preguntó.
—Sí, ¿por qué no?
—De acuerdo, voy a reservar una mesa.
Cuando volvió al bar, Ángela se encontraba observando la copia de la inscripción que Bronson había realizado, y cuando se sentó, Ángela le pasó la hoja de papel por encima de la mesa.
—Aquí hay otra pista —dijo ella—. Algo a lo que ni siquiera le hemos prestado atención.
—¿Cuál? —preguntó Bronson.
Ángela señalo la línea ondulada que a Bronson le había parecido una onda sinusoide.
—Esto es meramente una inscripción funcional, ¿no es así? Sin decoración de ninguna clase. Entonces, ¿qué demonios se supone que es?
—No lo sé. ¿Podría ser el mar? ¿Es posible que sea la costa noroeste de Italia?
Ángela asintió con la cabeza.
—Puede que tengas razón, pero lo que enterrara Marcelo tuvo que ser realmente importante, de no ser así, ¿para qué molestarse con la piedra y todo lo demás? Y si era importante, Nerón no habría deseado que se enterrara en un agujero al otro lado del país, sino que habría preferido que se encontrara cerca de Roma. Creo que esa forma puede que represente una hilera de colinas, y que Marcelo la incluyera para que la persona que buscara el lugar en un futuro dispusiera de alguna pista que ayudara a identificar la zona de búsqueda. Creo que esa línea es un indicador deliberado.
—De acuerdo —dijo Bronson—. Termínate la copa y subamos arriba.
Inmediatamente después de sentarse en el ordenador portátil, encontró algo que podía ajustarse.
—Mira esto —dijo Bronson, señalando a la pantalla del ordenador.
Solo a unos cincuenta kilómetros al este de Roma, entre las comunas de Roiate y Piglio, se encontraba una larga cadena montañosa, cuyo nivel de mayor altura alcanzaba los mil trescientos setenta metros, o cuatro mil cuatrocientos pies. La característica más distintiva de la cadena montañosa era su ladera del noreste, que se encontraba surcada por un patrón regular.
—Ya sé a qué te refieres. Se parece bastante al dibujo del lateral del skyphos.
—Eso es lo primero —dijo él—. Comprueba esto ahora. —Bronson pasó el cursor por encima de la cadena montañosa y anotó la elevación que Google proporcionó. Luego colocó el cursor en el extremo de otra cadena que se encontraba exactamente al Este, y anotó también la cifra.
Ángela cogió un lápiz, realizó la resta a toda velocidad, y luego la comparó con la que derivaba del diagrama del skyphos.
—Bien —dijo ella—, no es exacta, pero se aproxima bastante. Existe un margen de error de alrededor de un ocho por ciento en los números latinos, eso es todo.
—Sí, y estamos utilizando fotografía satélite y tecnología GPS, mientras que Marcelo solo disponía de un dioptre y de los utensilios de medición que se encontraran disponibles hace dos mil años. En tales circunstancias, reconozco que definitivamente se aproxima bastante.
—¿Qué hay de las otras cuatro ubicaciones?
—Sí, creo que también las he encontrado. Observa.
Bronson movió el cursor rápidamente por encima de las cuatro ubicaciones adicionales en Google Earth y anotó sus alturas, y una vez más, le pasó el papel a Ángela para que realizara los cálculos.
Cuando hubo terminado, levantó la mirada con una sonrisa.
—Una vez más, no es exacto, pero sin duda se encuentra dentro de los límites que cabría esperar de alguien que utilizara utensilios de medición del siglo I. Creo que es posible que lo hayas encontrado, Chris.
Pero Bronson negó con la cabeza.
—Estoy de acuerdo en que es probable que hayamos encontrado la zona correcta, pero todavía no hemos localizado la ubicación del escondite. Quiero decir, las líneas del diagrama se cruzan, pero no en un único punto, que hubiera sido la forma lógica de ubicar el sitio. En su lugar, forman un amplio triángulo.
—No —dijo Ángela—, es cierto que no se cruzan en un único punto, pero justo aquí, en medio del diagrama, se encuentran las letras «PO*LDA». Y entre las letras «PO» y «LDA» hay un punto, que era un método común de separar palabras dentro de un texto. Pero, ¿por qué vuelven a aparecer esas letras en el propio diagrama? Ya estaban talladas en el fragmento superior de la piedra, justamente debajo de las palabras «Hic vanidici latitant». Si se iban a repetir, ¿no habría sido más lógico que se hubieran colocado al final del diagrama, cerca de las letras «MAM»?
»Pero si el diagrama muestra la ubicación del enterramiento o de lo que Nerón deseaba que permaneciera oculto, no tiene sentido que aparezca «Per ordo Lucius Domitius Ahenobarbus» en el centro del mapa. De hecho, tiene una especie de significado doble. Creo que significa «Esto fue llevado a cabo bajo las órdenes de Nerón», así como, «Esta es la ubicación del enterramiento». Creo que esas letras se colocaron en medio del diagrama porque el punto entre la «O» y la «L» indica el lugar.
—Sí, esa puede ser una suposición tan buena como cualquier otra —dijo Bronson—. Y mañana por la mañana vamos a dirigirnos allí y vamos a intentar destapar lo que Nerón ordenó enterrar hace dos mil años.