Me gustaría dar las gracias a Audrey por su infinita paciencia, amor y apoyo durante los muchos años que hemos pasado juntos; por su comprensión y, por encima de todo, hacerme poner los pies en el suelo y estar conmigo a las duras y a las maduras. Es mi crítico más implacable y mi mejor amiga. Estoy muy agradecido a sir Martin Gilbert por sacar tiempo en su apretada agenda para brindarme sus generosos comentarios sobre el manuscrito, que fue acogido con toda amabilidad. Gracias a lord Janner, Karen Pollock y el equipo del Holocaust Educational Trust por su permanente ayuda y apoyo. Su trabajo es impagable. Gracias a Gordon y Sarah Brown por invitarme a Downing Street; y a Iain Duncan Smith, Michael Gove y Ed Balls por su interés en la historia. Me gustaría añadir un reconocimiento especial a la Cruz Roja, cuyos paquetes de comida dieron a los prisioneros de guerra tanto esperanza como alimentos que les salvaron la vida.
DENIS AVEY
Me gustaría hacer extensivo mi agradecimiento a Audrey por su paciencia y hospitalidad durante los interminables días de las entrevistas, por su calidez, apertura e inagotable sentido del humor. No siempre le ha resultado fácil asimilar lo que aquí queda dicho, pero siempre ha estado maravillosa. Lo ha llevado con un gran sentido del humor y nos ha entretenido a todos durante muchas maravillosas veladas de sincera discusión y carcajadas mientras nos tomábamos un par de sorbetes. Que sea por muchos años.
También quiero dar las gracias a Regi y sus hijos, Jan y Anja, por apoyarme en un año ajetreado. Ha sido duro y habéis estado maravillosos —como siempre—, especialmente cuando me he visto sometido a mucha presión. Gracias también a Mark James, Simn Enright, Jonathan Chapman, Saleem Patka, Wanda Petrusewicz, Richard Jackson y Andrew Whitehead y a la BBC por facilitarme la forma de reducir mi horario para trabajar en el libro, en un momento en el que la BBC World Service —la joya de la corona— está sufriendo serios recortes presupuestarios. Una mención especial a Patrick Howse, que captó desde el primer momento la importancia del testimonio de Denis, por su esfuerzo y amistad. Es un hombre con un entusiasmo ilimitado, que encarna los mejores ideales de la empresa. Gracias también a David Edmonds por sus sabios consejos, y a Kevin Bankhurst y al BBC News Channel por su entusiasmo por este relato. Gracias también a Joanne McNally por facilitarme hace muchos años la historia de los campos de prisioneros de guerra próximos a Auschwitz.
Sobre todo, querría rendir homenaje a mi amigo y mentor James Long por su permanente asesoramiento y guía por el mundo de la edición, apoyándome en las investigaciones y ayudándome a editar y organizar el manuscrito. Siempre cumplidor, fue una fuente de gran inspiración y energía y calmó mi nerviosismo en muchas ocasiones. Siempre estuvo ahí, tanto para ayudarme en un infructuoso intento de entrar en un hotel tras haber estado trabajando hasta altas horas de la noche, como para contratar un seguro a todo riesgo cuando se trataba de coches. En mis momentos de desesperación, siempre pude recurrir a James. Sin él no lo habría conseguido.
ROB BROOMBY
Ambos queremos expresar nuestra más profunda gratitud a Susanne Timms, una mujer verdaderamente extraordinaria, que, junto con Peter James y Lynn Amari, nos brindó su confianza, amistad y apoyo. Suministraron el eslabón perdido en la historia y han proporcionado un gran consuelo. Su aportación es inconmensurable. Ojalá hubiéramos podido conocernos mucho antes.
Gracias también a Shirley Spector por sus amables palabras —espero que nos veamos algún día— y a Henry Kamm —un nuevo amigo— por su sabiduría y asesoramiento y, sobre todo, por estar en contacto y aceptar un extraño en casa y acogerlo. Una mención también para la familia Warwick, por su participación en la resolución del misterio, y a Michael Wood, que lo hizo posible al abrir la puerta en el momento oportuno; sin él todo habría sido en vano. Por supuesto, un reconocimiento especial al Shoah Foundation Institute for Visual History and Education Archive de la Universidad del Sur de California por su maravilloso trabajo, sin el cual se habrían perdido para siempre muchas historias, y por su amable autorización para utilizar el testimonio de Ernie Lobet (n.º 4365), sin el cual no habrían quedado claros determinados aspectos de esta particular historia. Igualmente, al personal del archivo de Auschwitz por sus aportaciones y a Freddie Knoller por sus comentarios.
Ambos estamos inmensamente agradecidos a Rupert Lancaster y Hodder & Stoughton por su perspicacia, sabiduría y confianza en el libro desde el principio. Y, por supuesto, a nuestra agente, Jane Turnbull, que ha facilitado las cosas permitiendo que todo haya ido como la seda.