Escribir este libro ha sido una increíble experiencia de colaboración en la que han intervenido muchas personas.
En primer lugar, y antes que nada, quiero dar las gracias a mi familia, a mi madre y a mi padre en particular, por darme la gran determinación que me ha permitido seguir adelante en los momentos más oscuros de mi vida. También me gustaría dar las gracias a mis padrinos, Terry y Merilyn Winters, por ser unos amigos tan formidables.
Mucha gente a lo largo de los años me ha mostrado su afecto en las calles de Londres, pero me gustaría destacar a Sam, Tom, Lee y Rita, los coordinadores de The Big Issue que tan generosos han sido conmigo. También quiero dar las gracias a los trabajadores sociales Kevin y Chris por su compasión y comprensión. Muchas gracias también a la Cruz Azul y a la RSPCA (Real Sociedad Protectora de Animales) por sus valiosos consejos, y a Davika, Leanne y al resto de la plantilla de la estación de metro de Angel, que tanto nos han ayudado a Bob y a mí.
También me gustaría dar las gracias a Food For Thought y a Pix en Neal Street por tener siempre un té caliente para mí y un plato de leche para Bob, así como a Daryl de Diamond Jacks en Soho y a Paul y Den, los zapateros que siempre han sido tan buenos amigos. Me gustaría también mencionar a Pete Watkins de Corrupt Drive Records, DJ Cavey Nik de Mosaic Homes y a Ron Richardson.
Este libro no se habría llevado a cabo de no haber sido por mi agente, Mary Pachnos. Ella fue la primera que me propuso la idea. En aquel momento parecía una locura y, de hecho, nunca habría sido capaz de escribirlo y convertirlo en una historia coherente de no haber sido por su ayuda y la del escritor Garry Jenkins. Mary y Garry, os doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón. En mi editorial, Hodder & Stoughton, quisiera dar las gracias a Rowena Webb, Ciara Foley, Emma Knight y al resto del brillante equipo. Gracias también a Alan y al personal de Waterstone’s en Islington, que incluso nos permitieron a Garry y a mí trabajar en el libro en la tranquilidad del piso de arriba. Y un montón de gracias a Kitty, sin cuyo constante apoyo habríamos estado perdidos.
Finalmente quiero dar las gracias a Scott Hartford-Davis y al Dalai Lama que, en los últimos años, me han proporcionado una gran filosofía con la que vivir mi vida, y a Leigh Ann, que está siempre en mis pensamientos.
Por último, aunque no por ello menos importante, quiero dar las gracias a ese pequeño compañero que apareció en mi vida en 2007 y que —desde el momento en que nos hicimos amigos— ha demostrado ser una fuerza transformadora y positiva en mi vida. Todo el mundo merece un amigo como Bob. En verdad, he sido muy afortunado por haber encontrado uno…
JAMES BOWEN