—¡Feliz onomástica! ¡Feliz onomástica! ¡Slitsal al joven Tiznador!
El gran salón en el Alto Vrazel resonó con los aplausos cuando el hijo mayor de siete años de la pareja real Firvulag fue conducido al dosel por su Hermano-Padrino, el héroe Medor. Para señalar su promoción del estado de niño al de joven, el chico había sido vestido con una resplandeciente armadura en miniatura, adornada con cristalinas púas y protuberancias verdes. Su casco estaba crestado con un ave predadora esmeralda con las alas agresivamente extendidas. Miró aprensivamente por el abierto visor mientras el tumulto disminuía y la multitud se tensaba hacia adelante anticipando su Primera Manifestación.
—¿No luce maravilloso? —susurró Ayfa a su esposo, secándose disimuladamente una lágrima. Estaban ocultos detrás de una estalagmita a fin de que la visión de sus personas con su real parafernalia no aumentara el nerviosismo del chiquillo—. ¡Nuestro primogénito! Y qué maravilloso presente para todos nosotros en esta onomástica…
—Chitón —dijo el Rey—. Medor va a hablar.
—¡Compañeros de batalla, jóvenes y niños! —declamó el héroe—. ¡Nos hemos reunido aquí esta noche para celebrar el paso de uno de nuestros números mediante una prueba del estado de dependencia no combatiente a los rangos de las Juventudes Guerreras! Aquí va a dar su primer paso en nuestro sagrado Camino… el sendero a la gloria guiado por nuestra Diosa de las Batallas desde tiempos inmemoriales. Como ocurre con todos los candidatos a guerreros, encontrará arduo el Camino. Gastará las fuerzas de su juventud en esforzados estudios y duros entrenamientos marciales. Servirá a sus mayores con un corazón humilde y leal. Cumplirá las órdenes de su Hermano-Padrino incluso a riesgo de su vida… ¡a fin de que a su debido tiempo, si Té así lo quiere, pueda ser admitido en la Compañía de Batalla de la Nación Firvulag!
La multitud aulló la pregunta ritual:
—¿Quién es él? ¿Quién es él?
La impresionante y negra forma de Medor y la pequeña del niño permanecían juntas con las manos unidas.
—Lo conozco desde sus días en la cuna… del mismo modo que conozco a su padre y conocí al padre de su padre antes que a él. Lo hemos visto jugar con sus hermanos y hermanas en las espesuras y junto a los caminos del Alto Vrazel. Recientemente, lo hemos recibido en fiestas y ceremonias. Algunos de nosotros hemos sido sus maestros y entrenadores. Otros lo hemos censurado cuando su entusiasmo infantil lo ha distraído temporalmente de sus deberes.
Los otros muchachos en el salón rieron discretamente. Los adultos clamorearon:
—¿Quién es él?
—Durante seis años lo hemos estado llamando por su nombre infantil, Tiznador. Pero esta noche va a dejarlo a un lado para siempre, junto con su otras insignias de dependencia infantil, y tomará este otro, su auténtico nombre. —Medor se situó detrás del muchacho y apoyó sus manos sobre los pequeños hombros—. Con confianza y amor, yo lo llamo: ¡Sharn-Ador! ¡Mantente firme y seguro!
—Ahí va —susurró trémula Ayfa—. Oh Diosa, no dejes que falle.
Medor retrocedió, dejando al niño con su armadura solo frente a la plataforma. Sharn-Ador alzó muy arriba sus manos y empezó a brillar con una luz verde pulsante. Su cuerpo perdió su forma humanoide y cambió al aspecto de una langosta translúcida esmeralda con alas arcoíris y feroces y chasqueantes mandíbulas, aumentó de tamaño hasta que fue tan alto como el ogro que tenía a sus espaldas.
—¡Sharn-Ador! ¡Slitsal! ¡Slitsal! ¡Slitsal! —rugió la multitud, y luego guardó silencio mientras la voz psicoamplificada del niño resonaba en la cueva.
—Estoy aquí ante vosotros como un joven. ¡Y para agradeceros vuestras aclamaciones, tengo el honor de anunciaros un gran triunfo de nuestra Compañía de Batalla! ¡El héroe Betularn Mano Blanca y sus ayudantes, Fouletot Pecho Negro, Pingol el Horripilante y Monolokee el Detestable han conseguido una señalada victoria en la ciudad Enemiga de Roniah!
La audiencia jadeó, luego prorrumpió en un pandemónium de gritos y vítores. El ilusorio insecto saltó exuberantemente arriba y abajo, arriba y abajo, rozando casi los estandartes cautivos y los cráneos dorados que colgaban de las multicoloreadas formaciones rocosas del techo de la caverna.
—¡Les hemos ganado! ¡Les hemos ganado! —chirrió la forma ilusoria del niño. Luego volvió a posarse sobre el dosel, recuperó su dignidad, y anunció—: Hace apenas una hora, nuestros guerreros atacaron a una fuerza superior de caballeros Tanu sedientos de sangre, ¡y la destruyeron por completo! ¡Y el botín…! ¡Quiero decir, los despojos de la victoria incluían una asombrosa colección de extrañas armas futuras! —La noticia fue saludada con alegres aullidos, pero el niño insistió—: ¡Esperad, esperad, eso no es todo! ¡También hemos puesto la mano encima de ese miserable carnicero que es Tony Wayland! ¡En este mismo instante, Fouletot y Pingol se preparan para despojar al asesino de brazos y piernas y hacerle comer convenientemente asadas sus propias intimidades!
¡Aaaaah!, exultaron las vengativas mentes de la multitud.
El niño reasumió su forma natural e inclinó modestamente la cabeza.
—Y no me importa decir que no creo que nadie haya tenido una onomástica más excitante que ésta mía.
—¡Slitsal, Sharn-Ador! ¡Slitsal! ¡Slitsal!
—¡Mi niño! —exclamó Ayfa con los ojos anegados, y avanzó hacia su hijo.
Pero el Rey sujetó de pronto su brazo.
—¡Gran Diosa! —ladró—. ¡Mira ahí!
Los aplausos de la multitud dieron paso a expresiones de estupefacción. El joven Sharn-Ador miraba entre alucinado y desmoralizado hacia los dos tronos gemelos desocupados en la parte del fondo del dosel, ante los cuales estaba tomando forma una resplandeciente niebla dorada.
En el centro de ella se irguió una pequeña figura vestida con un traje dorado lleno de bolsillos. Un enjoyado tahalí y el arnés de una unidad de energía estaban sujetos a sus hombros y cintura, y sostenía en una mano, una gran Espada de hoja diamantina. Con la otra mano hizo un saludo al paralizado niño.
—Te he traído también un presente, muchacho.
Sharn, Ayfa y Medor echaron a correr hacia la plataforma, las armas alzadas y las mentes rugiendo furiosas. Aserradas hojas de obsidiana tasajearon el dorado maniquí… tan sólo para pasar a través de diáfano aire y golpear chasqueantes el suelo de la plataforma, reduciendo la alfombra a jirones. Aiken siguió allí de pie, sin haber sufrido el menor daño.
—Idiotas —dijo—. Soy una proyección mental.
Lo dos monarcas y su Gran Capitán retrocedieron, confusos. Los espectadores permanecían mudos e inmóviles. El pequeño Sharn-Ador preguntó:
—¿Qué presente?
Aiken blandió la Espada.
Ooooooh, murmuró la monstruosa horda.
—Yo quiero a Tony Wayland y vosotros queréis la Espada. Podemos hacer un trato… pero solamente si Wayland no sufre ningún daño. Será mejor que os pongáis telepáticamente en contacto con vuestros esbirros en Roniah y veáis que eso se cumpla.
El Rey Sharn resplandeció amenazadoramente, pero al mismo tiempo su mente estaba comunicándose en modo íntimo.
La Reina Ayfa dijo:
——Puede que sea cierto que el asesino Tony Wayland se halle ahora bajo nuestra custodia. Si es así, tomaremos en consideración devolvértelo a cambio de nuestra sagrada Espada.
—Y el cargamento de armas de los diez barcos con los que conseguisteis escapar —exigió Aiken— antes de que los hombres de Lord Neyal pusieran sus culos en marcha y pudieran perseguir a vuestra pandilla de furtivos ladrones al otro lado del río.
—No sabemos nada acerca de barcos o armas —dijo Ayfa suavemente—. Hemos oído decir que Roniah fue atacada esta noche por Inferiores. Pero la Nación Firvulag se atiene al Armisticio, como siempre.
—Así que ésta es la línea de acción que estáis siguiendo, ¿eh? —La imagen de Aiken hizo girar la pesada Espada, llenando el salón del interior de la montaña con danzantes luces prismáticas.
—Está bien, Aik —dijo Sharn—. Tú quieres a Wayland: es tuyo. Lleva personalmente la Espada a Betularn mañana, el primer día de la Tregua. Se encontrará contigo en el Camino del Norte a dos leguas por encima de Roniah. En estos momentos conduce un pacífico grupo explorador por el Bosque Herciniano. Allí es donde fue capturado Wayland.
—Tony le contó otra historia a Katlinel la Ojos Oscuros —dijo Aiken.
—Los Inferiores son tan mentirosos —dijo el Rey Firvulag.
—Estamos dispuestos a tratar solamente sobre unas bases de no preguntas —dijo Ayfa—. Wayland por la Espada. Tómalo o déjalo.
—Oh, lo tomo —dijo el hombrecillo—. Mañana entonces. Al atardecer. Y nada de trucos, o lo lamentaréis.
El rostro de Ayfa adoptó una expresión de cínica solicitud.
—¿Estás completamente seguro de ser capaz de volar todo el camino desde Goriah con esa pesada Espada? No deseamos que te canses, querido.
—Tu preocupación me emociona —respondió seriamente Aiken—. Pero sospecho que si puedo sostener una proyección astral a través de un kilómetro y medio de sólida roca, también seré capaz de arreglármelas con el vuelo. Nos veremos en el Gran Torneo. —La figura dorada empezó a desvanecerse, luego se solidificó de nuevo, avanzó hacia el joven Sharn-Ador, y palmeó brevemente cada uno de sus hombros con la parte plana de la Espada—. Casi me olvidaba. Por este acto te nombro caballero Tanu honorario. Sé valiente, Lord Ador Muerde verrugas. Ven a verme algún día, muchacho… y feliz onomástica.
Con lo cual el Rey Tanu desapareció.
La asamblea de Firvulag empezó a gritar simultáneamente, algunos triunfales, otros indignados ante el descarado comportamiento del real Enemigo. El niño con su armadura se volvió hacia sus padres con rostro radiante.
—¡Padre! ¡Mamá! ¿Habéis visto lo que ha hecho?
Los ojos de Ayfa y los de Sharn se encontraron por encima de la cabeza de su hijo.
—Lo hemos visto —dijo débilmente el Rey. Se arrodilló, abrazó al niño y exclamó—: ¡Repudiarás ese sucio homenaje que te ha hecho! ¡Aiken Drum es el Enemigo, destinado a caer ante mi sagrada Espada en la Guerra del Crepúsculo, y tú eres un joven guerrero que no debes verte distraído de tu glorioso Camino por gestos vanos! ¿Lo entiendes? ¡Di que lo repudiarás!
—Lo haré —exclamó el niño—. Lo haré. —Y se dio media vuelta y echó a correr alejándose del dosel, con el visor bajado para ocultar su aflicción.
VEIKKO: ¡Walter! ¡Walter!
WALTER: …Oh, hijo. ¿Estás bien? Intenté comunicar telepáticamente contigo antes pero no obtuve respuesta y estaba tan preocupado.
VEIKKO: Estuvimos ocupados con un montón de cosas aquí. Los Firvulag de Famorel atacaron el Campamento Bettaforca a las 19:00. Otra pandilla emboscó al equipo de escalada esta mañana. Uno de los montañeros resultó muerto pero los otros están bien. Tienen que encontrarse con Basil en el campamento 1 y planear el asalto a la cima al amanecer.
WALTER: ¡Ellos no importan! ¿Cómo estáis tú e Irena? Vuestros pensamientos son tan débiles…
VEIKKO: Bueno, aquí es casi el amanecer y el Viejo Sol está empezando a molestarme. Pero estoy bien y también lo está Rena.
WALTER: Gracias a Dios. Háblame de ello.
VEIKKO: [Revisión de los acontecimientos.] Fue bastante malo al principio de su ataque, cuando usaron su metaconcierto para escudarse y dirigir sus rayos psicoenergéticos. Los oros de élite y los caballeros Tanu recibieron la peor parte. Cuatro Humanos y un exótico resultaron muertos. Pero luego los fantasmones aflojaron su disciplina mental y se lanzaron al ataque individualmente. Entonces los nuestros los segaron como si fueran trigo maduro con los desintegradores pesados aprovechando que habían dejado deslizarse su pantalla mental múltiple. Ninguno de nosotros los chicos recibimos ni una rozadura. La acción terminó hace al menos dos horas pero yo me sentía como un poco ido… la reacción a la violencia supongo. He necesitado un poco de tiempo para recuperarme y por eso no pude comunicarme contigo. Siento que estuvieras preocupado.
WALTER: Todo está bien. No importa nada sabiendo que tú estás a salvo.
VEIKKO: Debemos haber matado a 60 o 70 Firvulag. El resto simplemente echaron a correr.
WALTER: ¿Hay alguna posibilidad de más ataques?
VEIKKO: Nuestro líder Tanu, Ochal, dice que los Firvulag no lucharán ahora que su Tregua ha empezado. Creo que a partir de ahora estaremos a salvo de ellos.
WALTER: Estupendo.
VEIKKO: … papá. ¿Lo hiciste?
WALTER: Sí. Alex Manion y yo las inutilizamos todas. Tomamos la antorcha de Boom-Boom del almacén y redujimos los pulsars de los ME a una masa. También fundimos las piezas de repuesto. Puedes decirle al Pequeño Rey que no tiene que preocuparse acerca de ser atacado con láseres X. Me hubiera gustado poder hacer lo mismo con el resto de las armas. Pero están guardadas demasiado cerca del lugar donde está instalado el dispositivo CE. Hay demasiados sensores por ahí.
VEIKKO: Marc… ¿lo ha descubierto ya?
WALTER: No te preocupes acerca de eso, hijo. Estropeé el autopiloto de la Kyllikki después de terminar el trabajo con los desintegradores. Se están formando una serie de tormentas a lo largo de nuestro rumbo. Marc no correrá el riesgo de matarme y dejar que el barco se hunda. No con el dispositivo CE y la planta de energía a bordo.
VEIKKO: Marc puede hacer algo peor que matarte. ¡Todavía recuerdo cómo convirtió a Hagen en un pez y jugó con él!
WALTER: En realidad no lo hizo.
VEIKKO: Así que fue una ilusión. Pero Hag aún tiene en su boca la cicatriz del anzuelo. Psicosomático. Eso es aún peor.
WALTER: Dijiste que el grupo de montañeros está listo para abandonar el campamento 1. ¿Cuánto tiempo falta hasta que alcancen las aeronaves?
VEIKKO: Si todo va bien unos tres días. Te mantendré informado. Ahora… les daré a los demás la gran noticia… cuando pienso en el riesgo… estoy preocupado… cómo…
WALTER: Tranquilízate hijo. Te llamaré más tarde. Ahora debo cortar.
Walter Saastamoinen dejó que sus ojos se enfocaran de nuevo y observó momentáneamente el indicador de la dirección del viento, luego el scanner marino. Unos altos y ominosos cirros cubrían el horizonte septentrional, pero aparte eso la mañana era magnífica y soleada en el Atlántico norte.
—Felicitaciones por la supervivencia de tu hijo —dijo Marc.
Walter asintió con la cabeza.
—No creo que deba suponer que has efectuado un salto-D hasta el lugar de los hechos y has ayudado a los chicos a salirse de aquello.
—El campamento base estaba adecuadamente defendido. No necesitaban mi ayuda. Antes, ayudé a precipitar una avalancha sobre las orejas de la otra fuerza Firvulag… la que amenazaba al grupo de escalada.
—Fue muy amable por tu parte. Sin embargo, me pregunto por qué te preocupas por ello.
—Se necesitan agallas para escalar esa montaña. Siento una cierta admiración hacia aquellos que muestran un valor a toda prueba.
Walter sonrió, examinando el mar.
—¿Es por eso por lo que me dejas vivir?
Marc no respondió.
—Pero hiciste de mí un ejemplo, sin embargo. Me siento curioso. ¿Existe alguna razón por la que elegiste… esta forma particular de disciplina?
—Estamos en un barco —dijo Marc—, y recordé algo acerca del relato de la pequeña Sirena. Ella insistió en abandonar a los suyos y tuvo que pagar un duro precio por ello… como tú. La sirena deseaba piernas en vez de su cola de pez, y le fue concedido su deseo. Pero cada vez que andaba, parecía como si pisara invisibles cuchillos.
La puerta del puente se abrió y entró Steve Vanier.
—¡Las ocho y sin novedad! Te sustituyo al timón, capitán. ¿Cómo estás, Marc? ¿Listo para llevarte a uno de nosotros en el salto?
—Todavía no, Steve. Tengo que minimizar el factor de riesgo.
Vanier estudió los instrumentos. Frunció el ceño.
—Veo que George está de nuevo abajo.
—Me temo que sí, Steve —dijo Walter—. Simplemente mantén el rumbo en manual.
—A tus órdenes, señor.
—¿Quieres que te eche una mano hasta tu cabina, Walter? —preguntó Marc.
—Te lo agradecería —dijo el capitán de la Kyllikki. Apoyándose fuertemente en Marc, cojeó hacia la puerta. Tenía solamente unos profusamente vendados muñones en lo que deberían ser sus pies, y dejó un rastro de manchas oscuras en cubierta tras él.
Ante la horrorizada exclamación de Vanier, sonrió y dijo:
—Me mordió una maldita sirena. Despiértame si el viento supera los treinta nudos, y no te molestes en pedirle a Arne-Rolf que intente arreglar el autopiloto. Cuando estropeo algo, lo hago a conciencia.