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—Sois llamados a juicio —anunció el comandante Congreve.

Los 129 supervivientes del pequeño ejército derrotado de Nodonn se agruparon y formaron en una silenciosa doble fila, con Kuhal el Sacudidor de Tierras y Celadeyr de Afaliah a la cabeza. Habiendo sido advertidos por los presuntuosos lacayos Humanos que les habían traído la cena, los caballeros Tanu llevaban sus armaduras de cristal, tan limpias y relucientes como les había sido posible conseguir. Resplandecían en espléndido desafío… azul creador y zafiro coercedor y rosa-dorado psicocinético, con los pocos combatientes telépatas de la compañía parecidos a estatuas talladas en brillante amatista.

Un pelotón de soldados Humanos de Congreve avanzó cargado con cestos tapados. A una orden mental, se dirigieron a las hileras de prisioneros, distribuyendo juegos de cadenas de cristal. Cada insurgente se colocó por propia mano el símbolo de la sumisión a Tana, las esposas en torno a las muñecas recubiertas por los guanteletes, la argolla central en torno al torque de oro.

—Estamos preparados —dijo Kuhal. Magnífico en su aloidea radiación, se erguía como un gigante junto al comandante Humano de la guarnición de Goriah. Contempló el arma del siglo XXII que llevaba Congreve, incongruente con su exótica armadura de desfile—. Y no necesitas eso.

—Las sagradas cadenas nos atan por el honor —gruñó el viejo Celadeyr.

La actitud mental de Congreve era glacial.

—¡También os ataba el juramento de fidelidad al Rey Aiken-Lugonn que prestasteis en el Gran Amor! Seguidme. —Se dio la vuelta, alzando la carabina láser Matsushita en un movimiento marcial, y abrió camino desde los cobertizos de los detenidos hasta el patio al aire libre del Castillo de Cristal.

La niebla cubría la fuertemente dañada fachada. Aunque habían transcurrido menos de dieciséis horas desde el fracasado ataque, muchos de los escombros habían sido ya retirados. Montones de bloques translúcidos y las herramientas de los trabajadores depositadas a su lado indicaban que se habían iniciado ya las reparaciones. La iluminación espectral de las torres era tan sólo un impreciso resplandor violeta y oro esta noche, con el efecto general extrañamente mutilado puesto que la gran espira del castillo había sido derribada por Nodonn.

Los prisioneros cruzaron la requemada ruina de la puerta principal hacia el alcázar central. La mayor parte de los corredores habían sido limpiados, y tan sólo la ocasional cicatriz del vidrio fundido o un batiente arrancado mostraban el recuerdo de la desesperada lucha que se había producido.

Los caballeros avanzaron llevando orgullosamente sus cadenas, con su luminosidad metapsíquica ensombreciendo la pobre iluminación de las luces de aceite en las paredes. Finalmente llegaron a la sala principal de audiencias de la ciudadela de Goriah, que el usurpador había hecho remodelar casi completamente. El suelo estaba embaldosado en oro y púrpura medianoche. Columnas de retorcido cristal ámbar sostenían un alto techo abovedado adornado con las lentejuelas de pequeñas lámparas que parecían estrellas. El dosel era el único punto destacable en la estancia. Tras él brillaba el sol llameante en metal precioso de Nodonn el Maestro de Batalla, retenido por el usurpador porque el disco solar había sido también el emblema heráldico tradicional del Primer Llegado Lugonn. Pero el ornamentado rostro solar estaba vacío ahora, con su apolínea sonrisa desaparecida junto con los restos de derivantes cenizas y una ennegrecida mano de plata que había caído en el cielo del amanecer.

En el lugar de honor se erguía un trono de mármol negro, rodeado por veinte asientos a un nivel inferior, todos ellos vacíos. En el trono estaba sentado un pequeño Humano comiendo una manzana: el Rey Nonato de la Tierra Multicolor. Evidentemente acababa de llegar de la niebla, puesto que llevaba un impermeable estilo Tanu de piel dorada que resplandecía aún con gotitas de humedad. Su capucha con visor estaba echada hacia atrás, y llevaba el cuello abierto. La garganta de Aiken-Lugonn estaba desnuda. No necesitaba ningún estímulo artificial para la operatividad mental.

Los prisioneros llegaron delante del dosel y aguardaron mientras Congreve efectuaba su breve anuncio telepático y luego se retiraba con la guardia a las sombras del fondo de la sala.

El Rey masticó su manzana y dejó que sus ojos se pasearan por la diezmada compañía de batalla. No exhibía ninguna aureola metapsíquica. De hecho, su apariencia era peculiarmente empañada, con sólo su pelo y sus cejas rojo oscuro y sus ojos como pequeños carbones dando vida a su rostro.

Kuhal el Sacudidor de Tierras le dijo a Celadeyr en modo íntimo:

Así que vive Celo… ¡pese a los rumores de que se había atragantado en su Devorar!

Sí. Pero parece psicodispéptico.

¡Nodonn y Mercy-Rosmar…! Subsumirlos a cualquiera de los dos hubiera sido algo mucho más allá de la capacidad de nuestros más poderosos héroes legendarios. ¿Qué vamos a hacer con un ser que asimila a dos de tales mentes? Quizá sea la confirmación final de que es realmente el Adversario.

Yo no necesito ninguna confirmación. Solamente vosotros los más jóvenes dudáis.

No es cierto Celo. El Maestro Artesano no creía tampoco. Ni tampoco lo cree Lady Morna-Ia. Sé que incluso mi hermano Nodonn dudaba de que su fin estaba próximo…

Él creía.

Dudaba. ¿Quién conoce a Nodonn mejor que yo… excepto quizá mi perdido gemelo mental Fian el Rompedor de Cielos? Nodonn era el hijo mayor de mi padre Thagdal y de mi madre Nontusvel y yo le serví durante trescientos ochenta y cinco años como Segundo Lord Psicocinético. ¿Aiken Drum el Adversario…? Tonterías. Nodonn odiaba y temía a este expósito y lo consideraba un advenedizo y un aventurero Inferior. Pero nunca aceptó que fuera el Enemigo definitivo.

¡Bah! ¡Incluso los Firvulag conocen al bastardo por lo que es! ¿Por qué crees entonces que la Pequeña Gente se alió con nosotros… nos señaló la existencia de las aeronaves a cambio de nuestra promesa de devolverles la Espada de Sharn? La llegada del Adversario presagia la Guerra del Crepúsculo, y ellos no pueden participar en la batalla definitiva sin su sagrada Espada. ¡Oh, Kuhal, cree! Nodonn nunca lo dudó. ¡Tú eres el que duda! Y sé por qué. La culpa es de esa mujer norteamericana… esa que Boduragol emparejó contigo en la curación…

Viejo estúpido. No de no ser por Cloud yo seguiría siendo tan sólo media mente.

Sigues siéndolo. ¡La mitad equivocada! Todos tus instintos Tanu y tu alma racial murieron con Fian…

¡Viejocarcamal PARA! ¡Ni tú ni nadie podéis dudar de mi valor en esta predestinada empresa! Ni de mi lealtad a Nodonn y a nuestra religión de batalla. Este asunto del Adversario no tiene objeto cuando estamos aquí de pie como flagrantes traidores que van a ser sometidos a juicio.

… Oh sí. Mis disculpas Hermano Sacudidor de Tierras. Soy un viejo chocho derrotado y debería reflexionar en la inminente paz de Tana en vez de pensar en algún apocalipsis místico… Pero he visto cumplirse tantos portentos que desconcertaron a nuestros antepasados por su ausencia durante ese conflicto al Borde del Vacío hace un millar de años en la vieja galaxia Duat. ¡Ahora hemos visto las aguas invasoras! ¡El monstruoso pájaro carroñero Morigel! ¡El Guerrero con Una Sola Mano comandando a la compañía de batalla contra toda costumbre! Así que solamente queda la última temible manifestación… esa ominosa estrella mental presagiando la caída de la Noche… Te digo Kuhal que pronto estallará una guerra en la que ningún guerrero podrá distinguir amigo de enemigo. Y finalmente se producirá un terrible despedazamiento de la tierra y de los cielos cuando el Adversario triunfe.

Celo…

Y él está aquí.

Aiken Drum había avanzado hasta la parte delantera del dosel, mordisqueando los últimos trozos de su fruta. Arrojó el corazón de la manzana por encima de su hombro derecho y la fruta desapareció en el aire. En el mismo momento, en su mano derecha aparecieron unas cizallas de acero de doble hoja.

—¿Sabéis qué es esto? —Su voz era tranquila. La mortal herramienta de metal-sangre resplandeció cuando la alzó—. Es hierro. Vosotros los Tanu pensabais que no había ninguna forma de retirar un torque sin matar a su portador. Bien, estabais equivocados. Hay dos formas… y utilizar esto es una de ellas. Cuando cortas un torque con una herramienta de hierro duele como los fuegos del infierno. Puede incluso volverlo a uno loco. Pero los Tanu adultos sanos sobreviven a ello, aunque todos sus maravillosos poderes metapsíquicos vuelven a la latencia… y se convierten en seres mentalmente tan impotentes como el más bajo de los humanos cuellodesnudos.

Los prisioneros resplandecieron más brillantes.

El rostro de Aiken permanecía inexpresivo. Se volvió de espaldas a ellos, y entonces su voz telepática resonó bruscamente en modo declamatorio:

QUE LA ALTA MESA SE REÚNA PARA EL JUICIO.

Encima de algunos de los veinte asientos reservados para los Más Exaltados empezaron a materializarse rostros… las imágenes del consejo gobernante de la Tierra Multicolor: Morna-Ia la Hacedora de Reyes, Bleyn el Campeón, Alberonn el Devorador de Mentes y su esposa Eadnar, Condateyr el Fulminador de Roniah, Sibel Trenzas Largas, Neyal de Sasaran, la Humana Estella-Sirone de Darask, y Lomnovel el Quemador de Cerebros de Sayzorask.

El pensamiento íntimo de Celadeyr fue de horror: ¡Tan pocos!

Y el de Kuhal sardónico: Nuestros propios asientos están vacíos Celo. Y del mismo modo los de Thufan de Tarasiah y Diarmet de Geroniah que perecieron cuando cayó la aeronave. Y el asiento del pobre Morey el Artesano en Cristal que se envenenó a sí mismo con sulfato ferroso cuando el usurpador llameó su victoria. ¡Y el lugar de la Reina Mercy! Y los asientos de aquellos que perecieron en el río Genil… Artigonn y el Maestro Artesano y mi hermano el Interrogador. Déjame ver… el puesto de Segundo Redactor estaba vacante. ¿Quién es el vigésimo que falta? Ya lo tengo. Armida la Formidable, Lady de Bardelask. Sin duda tiene cosas más importantes en las que ocuparse.

Celo dijo: Nueve presentes. Hay quórum. Suficientes para condenarnos. ¡Ylahayll a todos!

Aiken dijo: ¡DELIBERAD! ¿CUÁL ES VUESTRO JUICIO SOBRE ESTA COMPAÑÍA?

Las nueve cabezas espectrales dijeron: Son culpables de alta traición.

¿CUÁL ES EL CASTIGO SEGÚN LAS LEYES TANU?

Las cabezas: Ser confinados bajo la Cadena de Silencio hasta el próximo Gran Combate. Luego hacer oferta de sus vidas a nuestra compasiva Diosa en la Gran Retorta.

El hombrecillo sonrió.

—Demasiado malo —dijo con su voz normal—. Como todos sabéis, he abolido el Combate. Este Halloween va a celebrarse un Gran Torneo. Y cocinar criminales en un horno de cristal estropeará el tono de las festividades.

Se volvió hacia los prisioneros, alzando las cizallas.

—Hemos oído la opinión de la Alta Mesa. ¡Ahora voy a pedir la vuestra! Pero primero, unos pocos datos significativos para que os ayuden a meditar.

»Uno: No cometáis un error… Nodonn el Maestro de Batalla está muerto, y también la Reina Mercy-Rosmar. He subsumido porciones de sus mentalidades. Dejaré a vuestras imaginaciones deducir exactamente lo que eso significa…

»Dos: Sharn y Ayfa no sólo han roto el Armisticio, sino que están pateando los trozos. Habréis observado que Armida la Formidable no ha aparecido para juzgaros. En este mismo momento su ciudad de Bardelask se halla bajo el ataque de ocho mil regulares Firvulag. Armida y su gente están luchando por sus vidas, y van a perder. Las fuerzas de socorro que les envié no llegarán a tiempo.

»Tres: Los espías de Condateyr tienen información de que Roniah será la próxima en la lista de ataques. A menos que podamos mantener la ciudad segura hasta que se inicie la Tregua dentro de un mes, vamos a vernos en auténticos problemas. Porque el difunto Lord Bormol de Roniah era un coleccionista de artefactos contrabandeados del Medio, del mismo modo que lo era su igualmente difunto hermano, Osgeyr de Burask, y todos sabemos lo que ocurrió cuando cayó Burask. La Pequeña Gente echó sus garras sobre un respetable almacenamiento de armas de alta tecnología contrabandeadas, que están siendo usadas en este mismo momento para derribar las murallas de Bardelask. Pero si los Firvulag ponen sus gnómicas manos sobre el escondite de Bormol, entonces el cataclismo es seguro, queridos enemigos… ¡porque Condateyr dice que el depósito ilícito de armas de su difunto líder es diez veces mayor en tamaño que el de Osgeyr! Si no podemos salvaguardar Roniah, entonces deberemos destruir todo ese equipo para impedir que caiga en manos de Sharn y Ayfa.

La radiación de los encadenados caballeros había disminuido a un helado brillo. La boca del viejo Celadeyr estaba agitándose furiosamente.

—¡Al diablo con todo lo que corrompe la gloria de la batalla! —exclamó—. ¡Destruye inmediatamente esos artilugios Inferiores o no eres un Rey Tanu! ¿Dónde está tu sentido del honor?

—Quizá será mejor que le preguntes eso al Rey Sharn y a la Reina Ayfa —dijo Aiken—. Y a su virrey, Mimee de Famorel, que en estos momentos está sitiando Bardelask… Mientras piensas en ello, asegúrate de que su idea de la Guerra del Crepúsculo es la misma que la tuya.

El rostro del viejo héroe dentro de su abierto casco estaba tan pálido y duro como la piedra caliza. Su barrera mental tembló, preparándose para otra erupción explosiva.

Kuhal intervino:

—Nodonn me informó que el mayor almacenamiento de armas futuristas se halla aquí en los subterráneos del castillo. ¿O tuvo éxito la Reina Mercy-Rosmar en destruirlas?

—Simplemente las volvió inutilizables —dijo Aiken—. Nodonn no era un estúpido tradicionalista como Celo. Planeaba utilizar las armas del Medio más tarde, anulando cualquier posible oposición Humana a su toma del poder. En estos momentos, toda la zona de almacenamiento está sepultada en una pegajosa masa de espuma venenosa. Hemos acudido a Rocilan en busca de un químico del Medio. Es el mejor en toda la Tierra Multicolor, ¡y vosotros los Tanu le habéis dado un torque de plata y lo habéis puesto a supervisar una maldita fábrica de golosinas! —La grotesca sonrisa de Aiken era perversa—. No parece muy entusiasmado con su nuevo trabajo, pese a que le he prometido una promoción instantánea al oro.

—Si lo que dices de los Firvulag es cierto —aventuró Kuhal—, entonces nos hallamos al borde de la ruina…

Yo me hallo —corrigió Aiken. Hizo un gesto hacia las nueve proyecciones de los miembros de la Alta Mesa—. ¡Ellos se hallan! ¡El Reino Soberano Tanu que vosotros la gente importante decís que amáis se halla! Pero no tenéis por qué quedaros para ver la debacle. Oh, no. Podéis elegir la muerte si queréis. No el próximo noviembre en la maldita Retorta, sino mañana por la mañana, una muerte rápida y limpia ante las carabinas Matsu de la guardia de Congreve. Según todos los principios de las leyes Tanu, estáis condenados. Pero ésta es una nueva era, y yo digo que todos vosotros merecéis ser enjuiciados por vosotros mismos… y elegir vuestro propio castigo.

Confusas y desconcertadas, las mentes de los prisioneros zumbaron en modo íntimo.

—Hay algo más que debéis saber —dijo Aiken—. Elizabeth me comunicó telepáticamente esta mañana un dato de espionaje. El operativo Humano al que conocemos como Abaddón está preparado para abandonar Norteamérica. Va a venir aquí.

—La estrella mental surgida de la mañana del oeste —dijo Celadeyr con voz muerta.

Aiken guardó silencio.

—Nos has dicho que una de nuestras opciones es una muerte rápida y limpia —dijo Kuhal—. ¿Y cuál es la otra? —Hizo un gesto con la cabeza hacia las cizallas de acero en la mano de Aiken—. ¿La castración mental como precio de la libertad?

—¿Para qué me serviríais entonces? —inquirió suavemente el Rey—. Solamente os he mostrado el hierro para… para animar a ajustar vuestra actitud.

—Kuhal, nada ha cambiado… —empezó a decir Celadeyr.

—Soy tu superior en rango, Celo, aunque sea tu inferior en años —interrumpió el Sacudidor de Tierras—. Reclamo el derecho de ser el portavoz de todos nosotros. —Su mente se ajustó a las de los demás caballeros encadenados: ¿Estáis de acuerdo compañeros de batalla?

Estamos de acuerdo.

¿Y tú Celadeyr de Afaliah?

Yo… me someto a tu autoridad.

Kuhal el Sacudidor de Tierras alzó ambos brazos. Las ataduras de cristal trazaron dos resplandecientes curvas desde sus muñecas hasta su garganta. Su forma ardió con una luminiscencia rosa-dorada.

—Entonces, emito veredicto en nombre de esta compañía. Somos culpables de quebrantar nuestro juramento de fidelidad. Culpables de apoyar a un Pretendiente. Culpables de alzarnos en armas contra nuestro Soberano según la ley. Nuestras vidas están sentenciadas y puedes hacer con nosotros lo que quieras, Rey Aiken-Lugonn. Pero debes saber que nos sometemos completamente a ti y solicitamos tu perdón, y si condescientes, dedicaremos nuestras mentes y nuestros cuerpos a tu servicio sin ninguna reserva. Y tú, Tana, eres testigo.

El hombrecillo suspiró.

Las cadenas de cristal cayeron al suelo con un tintineo musical.

—Sois libres. —El Rey dio media vuelta, se dirigió al trono negro, y se acomodó en el duro asiento de piedra. Se inclinó hacia delante, y bruscamente su presa coercitiva aferró a Kuhal como una aguja a un escarabajo.

—Todos esos espléndidos sentimientos están muy bien. Pero nosotros los Inferiores tendemos a pensar que las acciones hablan más fuerte que las palabras. Quiero pruebas de vuestra recién nacida honestidad. Nada de subterfugios, nada de regateos, nada de cambalacheos entre vuestros tradicionalistas y yo. ¿Me has comprendido, Sacudidor de Tierras?

—Te he comprendido, Rey Soberano.

Aiken sonrió. Su coerción se suavizó.

—Entonces pasemos a los asuntos serios. ¿Dónde habéis escondido el resto de las aeronaves?