Glosa al concepto de descenso:

No en verdad natural es esta vocación de ir hacia abajo, mas pacífica y amiga; si bien de gaudio deponente, áspero, abstracto; aunque risueño también: como muestran con su hilaridad furtiva los escarnecedores abortos; decoroso y enjuto, como ves en las altaneras momias, arraclanes y relicarios.

Yo considero: están los beatos en lo altísimo del empíreo, y empellan un pie tras otro hacia arriba por ese vítreo, arcaico parqué periclitante; y es sin duda gran distinción. Pero, pensadlo, ¡el abismo que se les abre por debajo! Qué onerosa retribución, para una vida castigada, de economizados genitales, estómagos picoteadores, historietas insulsas, planear por nubes uranias que ante un bufido de viento se compelen en cuatro casillas de pañuelo de prior, mientras, con el rodar de los engranajes seráficos, a las vírgenes alabastrinas y sin menstruos se les avienta faldas arriba el aliento de las bestias zodiacales;

y considérese al mismo tiempo cuánta paz, paz natural e imperfectible, les toca a los ya no esperantes espíritus perdidos, situados en lo hondo de las honduras, incapaces de ulteriores caídas, no memoriosos ya de altura, pues toda la han incinerado en su infinita zambullida; ni amorosos de ella, pues la noción misma de alto es negada a su perfectísima bajura; considérese cuánto, insolentes, degustan su propia horizontal sinecura; cuán extraña les resulta toda envidia de los altísimos —aquellos que no han ejecutado la caída, que desconocen la salvación del abismo, que han mortificado la natural vocación descenditiva de los miembros humanos— los beatos vertiginantes, que en lo alto translucen, aposentadores de lo divino, atareados, obsequiosos, siempre lábiles para transgredir, para derramar champaña u orinal, de ahí que trastabillen en manto de cometa, o den con el dedo gordo depilado y sin callos del pie en empedrado de asteroide. Así pues: ello sea satis para decirte que tu vocación por el precipicio no es renunciante o censurable: sino reposada, sabia, honestísima: solemne incluso, ya que toda una vida es necesaria para la consumación de la gran caída; et también: rationalissima.