LEANDRO SANTAMARINA: ¿Todavía no ha terminado? ¿Le falta mucho? No importa, echaré un vistazo de todas formas si no tiene inconveniente. Con permiso, no faltaría más, una orden en regla, aquí la tiene. Veo que ha trabajado, sí señor, pero yo le recomendaría que diese carpetazo al asunto pues las complicaciones crecen para todos, ya ve, para mí mismo se ha complicado con sus cintas, esta noche tendré que restar horas de sueño escuchándolas, no se sulfure, si no tiene nada que ver con el caso, como supongo, no tiene por qué temer, el grabar en cinta trae complicaciones y a la larga ningún secreto es inviolable ante la ley, supongo que más secretas y confidenciales serían las del Watergate ese y ahí las tiene, en cassette para el automóvil, así que tranquilo y no oculte ninguna porque sería peor, incluso sería peligroso, no voy a registrar la habitación, me fío de usted, tiene cara de buena persona, por eso le aconsejo que se largue, que se calme, ya nadie se molesta en escribir tanto, mucho menos en leer, hay que copiar a los americanos, fíjese cómo ha variado el género epistolar, un género clásico, ha llegado al summum de la sencillez, si tendría cosas que decir y las resumió así, «Querido secretario, por la presente dimito de mis funciones de presidente de los Estados Unidos, sinceramente, Richard Nixon», me la sé de memoria, toda una pieza literaria, debería imitarle.
ANÓNIMO VI: La ausencia de Universidad ha sido nefasta para el país, así que el hecho cultural vamos a no menearlo. La tradición literaria por supuesto que es corta, pero si lo milagroso es que se conserve el idioma, si ni siquiera se podía hablar, ¿quién lo iba a escribir, pues? Llegó un momento en que a la gente le daba vergüenza hablar en vascuence, era un síntoma de paletez, para colmo nuestros autores eran todos eclesiásticos, se conservó como la cultura en la Edad Media, enclaustrada en los conventos y no iba a salir de ahí un Unamuno o un Baroja, ¿verdad? El estado es que, en cuanto a cultura, la que sea, no se echa uno que bien huela.
JULIO LASA BARRIOLA: No por Dios, en Eibain no existió Universidad alguna, en realidad en el País Vasco jamás existió Universidad, en el sentido más académico del término ni siquiera la de Oñate, incluso ahora que hay una serie de facultades desperdigadas no forman un conjunto armónico, un corpus, un campus, pertenecen a órdenes religiosas, Opus y jesuitas, lo cual limita las posibilidades, hay un Patronato Pro-Universidad pero me da que no van a conseguir más que un nombre hueco, sin contenido, y otra cosa hubiera sido esta tierra con una Universidad, técnica y humanística, que las dos le hacen falta y si me apura más la segunda que la primera. El nombre se lo encontrará en muchos escudos, Universidad de Lezo, de Aya, de Beizama, de Eibain, de muchos núcleos diminutos, hacen referencia a la reunión de vecinos en consejo abierto para solventar los asuntos concernientes a la comuna, se solían reunir con un repique característico de campana en el cementerio o anteiglesia, antes el cementerio estaba en el pórtico y laterales del templo, pues esa reunión es lo que se llamaba Universidad y sus decisiones no eran válidas si no se había tocado la campana para avisar a todos los hombres dispersos por el campo, otro inconveniente crónico, la dispersión, a este pueblo le ha faltado concentrarse en un núcleo urbano potente, la gran ciudad, creo que Bilbao es un fruto muy tardío y en el aspecto cultural no ha estado, no está, a la altura de las circunstancias. No, como decían en una chapa de solapa, de cuando la del catorce, «no me hable de la guerra», le voy a dar un librito publicado por la Caja de Ahorros en su colección Pueblos de Guipúzcoa, Breve Historia de Eibain, en donde digo todo lo que sé de mi pueblo, no es gran cosa, pero se engaña uno a sí mismo si cree poder hacer constar el más sencillo hecho histórico sin un ingrediente especulativo, me entiende, ¿verdad?, por eso la guerra la cito de pasada, afectó negativamente a toda la cornisa cantábrica salvo, por azar del frente, un cara o cruz, a Guipúzcoa, la industria metalúrgica se embarcó en la producción de guerra y obtuvo sustanciosas fuentes de capitalización y desarrollo, una división entre hermanos muy vidriosa que es mejor no menear, un refrán nuestro dice: no muevas el estiércol si no quieres ofender a tu nariz, no es estiércol, no está bien aplicado, es otra cosa, heridas pasadas, cicatrices que ahora se intentan abrir de nuevo y no quiero colaborar, tampoco me considero autoridad en la materia, a pesar de todo el librito me ha proporcionado avinagrados calificativos de socialista, funcionario, nacionalista, españolista, cagatintas, de todo, fue un encargo de la Caja cuando hizo un concurso para premiar una monografía sobre diversos pueblos, yo lo acepté con la condición de que si había otro mejor no publicasen el mío, pero no se presentó ningún otro, al menos eso me dijeron, no me gusta publicar libros y menos así, soy un aficionado, no un autor profesional. Me siento viejo sin serlo y lo más curioso es que este sentimiento de vejez no me disgusta, los avances de la tecnología me deprimen, el periódico tengo que leerlo con una semana de atraso, no resisto el impacto de la actualidad, me estoy volviendo un bicho raro.
EL RIOJANO: Es una cuestación como la de la banderita, la del cáncer, con el papel en el niki se hará más simpático por principio, «apoyo a los huelguistas de Lizarraga», y por la ayuda, lo que quiera, no está mal un verde, falta les hace, han tenido que montar un economato, los de las tiendas les ayudamos casi en defensa propia, con tantos días, dos meses, hay más pufos que en la alameda, yo me alegro de tener un bar y no una carnicería, ¿a quién se le puede negar la carne, o el pan, o las patatas? Les doy el vino a granel, a precio de coste, y ellos le ponen el agua y el precio a su voluntad, se organizan de miedo, y el vino es fundamental para pasar estos tragos, el vino exalta el sentido genético, rinde fácil la elocuencia y da aquel sentido de euforia por donde la vida transcurre leve, ¿qué más se puede pedir? Yo a todos les digo lo mismo, bebe, hermano, la vida es berebere. Mientras me dura el crédito seguiremos tirando.
JOSÉ SÁENZ DE HEREDIA: Bueno, joven, el camino más largo entre dos puntos, en el bosque y en la banca, es la línea recta, la respuesta es tan contundente como la pregunta, non voló, no comment, cualquier información sobre nuestros clientes es confidencial y, como puede comprender, en el caso del rescate del señor Lizarraga aunque lo supiera no le diría absolutamente nada. Es uno de nuestros mejores clientes, quizá el mejor, pero los asuntos verdaderamente importantes los trata en la central, por supuesto, la sucursal es importante, pero no tanto. Ésa es otra cuestión, sí, me parece una salvajada que sólo nos puede llevar al caos, su ejecución sería algo dantesco, demente, y esta vez no se lo podrían atribuir a la extrema derecha, en este país los únicos buenos por lo visto son los de izquierdas hagan lo que hagan, todavía siguen dándole vueltas a García Lorca, pero el asesinato de Nin en las checas de la NKVD, en Alcalá de Henares, nadie lo nombra, aquí a los Gabilondos el mismo día del Alzamiento los cazaron como conejos por el tremendo crimen de ser patronos, los más fuertes del pueblo, los que más trabajo daban, al pequeño le rociaron con gasolina, ahora con la huelga ya veremos, se está devolviendo papel como nunca, Lizarraga tiene dificultades, pero en general bien, es de lo más sano, siempre lo ha sido. No me insista en lo del rescate, por favor. Siempre se autofinanció, rara avis en nuestra patria, tanto que en la primera acción concertada del gobierno, para incrementar la producción de acero, la firmó y terminó la ampliación con sus propios medios sin tocar un céntimo del crédito oficial, si le digo esto es porque es vox pópuli y yo lo único que hago es confirmarlo, esta originalidad, por llamarla de alguna forma, es típica guipuzcoana, es una medida seudocapitalista que ha cerrado muchas puertas al crecimiento, pero el empresario local está muy individualizado, quiere ser su propio dueño y no juega al grupo financiero y, mientras pudo, ha huido de los bancos como de la peste, en el fondo si se les rasca todos proceden de la hierba y la frase no es peyorativa sino explicativa, incluso de su resistencia a formar sociedades anónimas, algunos sí forman parte de consejos bancarios, pero en general actúan de forma contraria a los bilbaínos que entendieron la empresa con auténtico rigor capitalista y su oligarquía se asentó en la gran banca, con proyección netamente industrial, pero a través de la banca, y les va mejor, el Bilbao con casi un siglo a cuestas domina un holding impresionante: Petronor, Sefanitro, Kas, Koipe, Eguren, Secem, Savin, Obrascon, Aurrerá, Ripolín, Inpesca, Garavilla, Aguas del Norte, Autopistas, Aparcamientos, Astilleros, un sempiternus además de sus clásicos, Echevarría, Metalquímica del Nervión, Altos Hornos de Vizcaya, del Mediterráneo, etc., con ellos se permite el coqueteo marketiniano de las tarjetas de crédito, llamarse el Banco de la Mujer, regalar rosas, y el Vizcaya igual, talones gasolina, mostrar el lado humano sólo posible gracias al control que ejercen sobre la economía a través de su actividad crediticia, en definitiva y lo más importante, un dominio masivo de los recursos ajenos. Lo que no habrá sido cuando en la Dictadura empresas como Minas del Rif declaraban unos beneficios superiores al cincuenta por ciento. Y eso se lo han perdido los guipuzcoanos con su particular modo de ver el interés como algo accesorio, si me apura como un algo que se da gratis et amore, hubo intentos, la Banca Barcaiztegui, por ejemplo, pero fue absorbida por el Zaragozano, lo mismo que el Tolosa por el Central y el San Sebastián por el Hispano, no se entró a tiempo en el juego, hace años se intentó reaccionar con la emisión de acciones para fundar el Banco Industrial de Guipúzcoa, pero ya demasiado tarde, la gente ya se da cuenta de por dónde van los tiros, a la fuerza ahorcan, en cuestión de horas se cubrió al doble la emisión y claro, en el reparto final surgieron influencias y disgustos, pues bien, a pesar de todo, Lizarraga no cubrió ni una y se lo digo porque tampoco es ningún secreto, tiene alergia a lo que él llama dinero especulativo, cuando tiene invierte en nuevos medios de producción y así seguirá hasta que muera, a no ser que escarmiente con este estúpido accidente y quiera retirarse. No, no creo que le hagan nada. Ah, bueno, pues en la posguerra fue el salto, sí, la guerra en realidad fue un paréntesis, apenas creció aunque quizá sí fuera la base, la plataforma de lanzamiento, pero por entonces no era nadie, un modesto fabricante de cocinas, lo sabe todo el mundo, es una historia conocida, nada de lo que le he dicho es confidencial.
ANÓNIMO VII: De ese latines no saca nada, es la voz de su amo. ¿Le ha dicho lo de los billetes? ¿A que no? De cien, usados y no correlativos, menudo tiberio, me lo figuro por los encargos que se han cruzado, pero como dependa de su hermano a don José María se lo apiolan, el tío quiere seguir al pie de la letra los consejos de la poli y no dejarse chantajear, ése con tal de no soltar la pasta encantado. Que van a dar con él de un momento a otro, dicen, ya, con un tiro en la nuca. Han tenido varias reuniones y parece que ha habido más que palabras. La hermana no dice nada, lo que diga la superiora y la superiora lo que diga la poli. No me gustaría estar en su pellejo. También se habla de tender una trampa, de billetes falsos, pero en radio macuto. Si me ve por ahí no me conoce, me juego el puesto, entré de botones y el escalafón corre menos que un limaco en galipote.
JOSÉ MARÍA OTAÑO: Si hay que poner para el rescate se pone, a escote, a fondo perdido, como sea, si habría que poner no dudaría, pero esto no puede seguir así, van dos meses con los hornos parados, ¿sabe lo que es eso? A estos gandules les mantendrá el comunismo, la internacional masónica, o la madre que los parió, pero a los industriales quién nos paga las pérdidas, desde que pararon los hornos yo he dejado de vender mil toneladas de cal, si es una cadena, si para la madre paran los hijos, pero los sueldos los he pagado todos, sí, hasta que no pueda y entonces, ¿qué?, ¿quién?, es como matar la gallina de los huevos de oro, todos nos hemos beneficiado de la número dos y de Lizarraga entero, además de que es mi principal cliente a mí me hizo un hombre y no me avergüenza el reconocerlo, lo mismo que a todos estos muertos de hambre, cuando montó los eléctricos, alrededor de cuando los americanos empezaron a enredar con lo de las bases y se empezó a mover más la gente, la cosa, ya llovió, qué tiempos leche, tenía la cantera en bruto y le vendía caliza, pero los eléctricos son más finos, necesitan calidad, cal de primera y se me complicó la vida con las normas, composición, grano, humedad, yo calentaba con cok y eso da azufre, fatal, pues se me planta un día en el monte, él, en persona, y va y me dice, o me la das de ley o me compro una calera, se me pusieron los huevos de punta, yo me aparenté tranquilidad y le dije que si con leña va mejor pero es más caro, no importa el precio, que si se tarda en montar el horno nuevo, espero si lo haces pronto, que si ando mal para invertir dinero ahora, mal no, es que no tengo y va y me dice ¿cuánto?, unas cien mil le dije, ¿cuánto tardaría en ponerlo a punto?, que si dos o tres meses. Vale, me dice, dos meses, ni un día más, me subes lo que creas justo y las vas descontando y va y me firma un talón por cien mil pesetas, así, al portador, hay que conocer a los vascos, así, un apretón de manos y bastó, ningún papel, hay que apretarle la mano, de aitzkolari[23] a pesar de que le falta un dedo, la palabra vale, es un pacto sagrado, él pudo joderme y yo pude estafarle, al mes le daba la cal más fina del mundo, hasta hoy, hasta hoy no, leche, hasta hace dos meses, así que si habría que poner dinero aquí está el primero, pero no hace falta, lo arreglará la familia. Si quiere venir ya le enseño, tengo una instalación automática de lo mejorcito de Europa, sin él estaría vendiendo áridos o a lo mejor puerros, no estaría mal, con huelga o sin huelga la gente tiene que comprar puerros, patatas, cosas de comer.
FRANCISCO AGUIRRE ELIZONDO (PATXI): De la guerra mejor no hablar, lo pasado pasado está y aquí ya pasaron cosas, como en todas partes, pero pasaron aquí también y eso es lo malo, ¿eh? Como caímos en seguida en la zona nacional cualquier cosa que haríamos era como traicionar a nuestros hermanos, los que llevaron al frente qué iban a hacer, lo que podían, disparar al aire, y en las industrias trabajar, en cuestión de armamento lo menos que se podía pero te jugabas el pescuezo, había trabajo a manta, como Bilbao y Barcelona estaban con la República no se daba abasto, menudos problemas de conciencia tuvimos, ¿eh? Algunos locos se volvieron, don Ignacio, el padre, se puso somorro, somorro, y se metió en la cama, ya no se levantó, y no tenía nada, tristeza, tampoco era tan viejo, para mí que se murió de tristeza y Joshemari ya era el amo indiscutible, desde luego el que tenía más agallas con mucho, el más duro, ¿eh? Cuando iban a entrar los militares todos nos largamos a casa con cien cerrojos, él se quedó en la nave solo, esperando, triste el taller así solo, ¿eh?, y peligroso, sin compañía y sin saber lo que va a pasar, en qué plan vienen, a él le gusta estar en la fábrica, hasta los domingos aparece tardes enteras, sobre todo si hay maquinaria nueva, se queda mirando para aprender, el mismo trabajo te enseña, zer ikusi, hura ikasi[24], dice, y ya aprende, a veces mejor que los montadores alemanes, las máquinas se las sabe mejor que los fabricantes, bueno, pues cualquiera sabe lo que hablarían, el caso es que al día siguiente nos fue llamando puerta por puerta que si no es él no abrimos y nos pusimos a trabajar en lo nuevo, cambiaron las cosas, seguimos con la fundición de cubilote para cocinas, pero la mayor parte de fundición era para piezas aisladas, no montábamos nada, era cabreante, ¿eh?, no saber lo que se hacía, unos kaikus redondos, pequeños, parecían para bombas, podían ser para cualquier cosa, y unas placas, ésas sí, eran para el mortero balero del 81, no es que lo dijeran, pero se veían muchos en la guerra y de repuestos y lo que se necesitaba en el taller andábamos bien, mejor que de comida, nos lo mandaban en unas cajas que me parece las estoy viendo, ¿eh? HISMA ponían, alemanas, lo de las armas siempre trae líos, no entiendo a los de Éibar, no me gustaría hacer ni escopetas de aire comprimido, ha habido cada embolado de miedo, a un chico de Éibar, viajante o así, en la India o por ahí al ver el pasaporte le dijeron: España, buenas pistolas, no te jode, era lo único que conocían, pues nosotros como no quedaba más remedio, ¿eh?, te jugabas el pescuezo, pues a la placa, se rompían cantidad y ya procurábamos también nosotros, pero había trabajo a manta de todo, nosotros iniciamos entonces los roscados, también teledirigidos, ¿eh?, pero eso era nuevo y nos gustaba más, lo hacíamos con más entusiasmo, al fin y al cabo servía para los civiles, aunque quién sabe, también se emplearían en armas, tanques, lo que fuera, codos, tes, eso, conexiones roscadas para tubería en fundición maleable, una técnica que llegamos a dominar y fue después una línea favorita, el fitting, pues no exportamos ni nada después de la guerra, para Perón, y seguimos haciendo, ¿eh?, antes se hacían de cobre, preciosas, daban unas tuberías preciosas, todavía quedan algunas, en el váter del Hotel Londres, por ejemplo da gusto mear con esos reflejos tan relucientes, pero el cobre ya vale más como materia prima y unitariamente la pieza sale a más del doble que la de maleable y tiene el problema de la limpieza, ahora como bonito no tiene color. La instalación fue cara por el recocido, pero Joshemari se entusiasmó con la nueva línea, sin recocido la fundición gris rompe al roscar, ¿eh?, y después galvanizar menos el tubo negro de calefacción, pero en la guerra no se hacía calefacción, para el recocido poníamos capa de piezas, capa de mineral, así hasta llenar y si te equivocabas las piezas salían deformes, ovaladas en vez de redondas, no veas, Joshemari tenía vista para el punto, ahora con los de atmósfera controlada no hay problema, cambian los tiempos y en el trabajo al menos a mejor, ¿eh? Ahora un taller si te descuidas lo puede llevar un señorito sin mancharse las manos de grasa, hasta hay operarios con bata blanca, hay máquinas que trabajan solas, les das como a una máquina de escribir y perfecto, la roscadora automática con tres machos simultáneos te hacen la T de tacada. Tuvimos problemas, pero no sé si el mayor de todos no fue una chorrada entre los dos «Jenti», seguían con sus manías de apuestas a ver quién levanta esto, los pulsos y tal, y parecían enfrentarse a veces, eso sí, en plan amigo, sin enfadarse, por lo de los obreros que si maquetos o no, que si nacionales o no, el otro «Jenti» no fue nunca político pero le gustaba lo socialista, jamás dijo esta boca es mía de política, era sobrio y con la guerra se hizo casi ermitaño, más austero que el copón, ¿en?, y un día como jugando, lo que nunca habían hecho, un pulso entre ellos, ésa sí que fue una bomba, nadie dijo ni mu pero con el rabillo del ojo mirándoles y entonces para que no les viesen se meten en el almacén de terminados, al salir, el Aitor, que tiene menos tacto que un burro en una cacharrería, les pregunta ¿quién ganó? ¿Y qué cree que contestaron? Honek, los dos al mismo tiempo. Honek, o sea éste, cada uno señalaba al otro y nunca supimos el resultado. Ya me gustaría saberlo, ¿eh? Agua pasada. San Sebastián a pesar de la guerra tenía un cierto aire de fiesta, venían a descansar los del frente con su bigotito fino, se llenó de catalanes, refugiados con posibles, muchos instalaron sus negocios y se quedaron de fijo, ocupaban los pisos de los huidos, fue cuando empezaron a llamarle Sansestabién, creo, a pesar de todo nosotros casi nunca íbamos, no nos tocaron ni un pelo, pero era una situación muy triste y tirante, mejor olvidar aquellas puñeteras placas.
ENEKO: Mire, a cada cerdo le llega su San Martín, mucho presumir de euskérico por dar cuatro cuartos para las ikastolas y quizá bajo cuerda para el partido, no lo sé, pero en la guerra se le vio el plumero, como a muchos otros que hoy presumen de patriotas, antes capitalistas que nacionalistas, la fábrica lo primero y los que en su día colaboraron hoy están de millonarios, así que si ahora le pasan la factura que no se queje, Lizarraga con las placas lo mismo que Eloy con las espoletas, militarizados y con un buen sueldo a vivir como reyes, todos los días de cachondeo que menudo puterío oculto se organizaba, y nosotros a sufrir, la guerra, el batallón de trabajadores, el desempleo, siempre bailando con la más fea, mire, la retirada hacia Bilbao es lo más siniestro que recuerdo de mi vida, soldados llevando relojes, bicicletas, vacas amarradas por los cuernos, el acabose, las cunetas hasta arriba de trastos abandonados por los saqueadores, acojonados por los junkers, los tranvías de Durango les decían los vizcaínos, me cago en su alma, y los obuses, Dios, un día entero nos chupamos sitiados en una cueva, eran los morteros, del 81, podían estar fabricados en Eibain lo más seguro, los muy cabrones no reventaban hacia arriba enterrándose, explotaban al tocar tierra raseando la metralla, la onda te hacía saltar del agujero y si notabas caer los cascotes en la espalda aún iba bien la cosa, vivías, a un amigo un pepinazo le segó la mano por la muñeca y ni siquiera sangraba, la misma metralla le cauterizó la herida, fue allí, en la cueva de Achalandabaso, cuando llegamos a Bilbao descansamos como perros apaleados en las plateas del Coliseo Albia, una lata de sardinas y el vino a morro, feliz como un bicho en la guarida del cuerpo, vivo, una costumbre que no cansa, el sentirse vivo, y a vivir de noche que por el día con la amenaza de los junkers no había nada que hacer, me metieron en un ático y había noches de bajar cinco y seis veces al sótano que hacía de refugio, al final ni me molestaba en salir de la cama, entre el sueño y que no funcionaba el ascensor, la electricidad era para la industria, andábamos a golpe de vela como fantasmas, pues eso, que sea lo que Dios quiera me decía, era una sensación de claustrofobia terrible, siempre a oscuras y en un territorio cada vez más reducido, muchos cascaron de la cabeza, se volvieron locos, el desfile nocturno de veinte mil gudaris fue impresionante, y si la alarma te pillaba en la calle lo mejor meterte en una iglesia, sólo las tocaban por error de tiro, algunos era la primera vez que entraban en una iglesia y por inercia enhebraban el rosario, sudando pánico y mientras otros haciéndose de oro, menuda diferencia, así que no se queje el gran señor si ahora se le pasa la factura.
ANTÓN APALATEGUI MURÚA: De la guerra nada, eso forma ya parte de vivencias íntimas que es mejor olvidar, cuando se habla de la guerra acaba todo el mundo de mala leche, aquí Lizarraga fue uno de los lúcidos y siguió con su actividad fabril, hizo bien, al que no colaboraba le requisaban, en fin, era lo mismo y sin embargo funcionando con el interesado en la dirección se pudo hacer muchos favores, ayudar a la gente del pueblo, si hacías falta en el trabajo y no tenías antecedentes la junta de caja te salvaba de la mili, o a los que volvían del frente, y también a más de un refugiado, que alguno salvó el pellejo militarizado de extranjis con papeles más falsos que Judas, total, haz favores de ese tipo y no te los perdonan en la vida, los que libraron el cuello de esa forma son los que ahora sueltan pestes de él, hasta se alegrarán del rapto, en fin, jóvenes quedaron muy pocos, más bien adolescentes, yo estuve en Lizarraga y mi quinta se salvó por meses, así que no tuvo que hacerme el favor. Sí se fabricaban armas en la provincia, claro, me acuerdo de las pruebas de tiro en la batería de Deva, hacia el mar, con los cañones antitanque de Placencia de las Armas, sí, también se hacían de morteros, y había de todo abandonado por el campo, de cuando la retirada, un chaval se desgració aquí mismo jugando con una bomba de mano, de piña, encontraron una bolsa llena y las hacían explotar en una hoguera, uno se quedó ciego, ande, hábleles a los padres de la guerra.
AITONA: El caserío nunca dio para vivir bien, para vivir larri, larri y bastó, y al kashero, al baserritarra[25] le han robado siempre su producto, antes de la guerra nos ordeñaban los miqueletes como si fuéramos maleantes o ciclistas, que cruzar la provincia parecía ir a otro país y después igual con arbitrios, y en la guerra con la escopeta de caza al hombro, pero peor que ahora nunca. Pues porque no da, por eso, el caserío no da para comer y se vende para finca de recreo, te vienen los de la ciudad a pasar el fin de semana y no van a doblar el lomo sobre la tierra, normal, ¿no? Vienen a descansar y por unos y por otros el caserío ya no es lo que era, porque no da, por eso hay muchos deshabitados, si quieres comprar puedes fácil, se cotiza sólo el capricho, lo rentable con campa como ésta y cerca de la carretera es merendero, en verano a tope y comidas siempre hay todo el año, bodas, de todo, arriba es restaurante fino, con la guerra cambió de golpe el caserío, durante, los jóvenes fueron al frente y los caseríos vacíos tuvieron que dejar la labranza y poner ganado, luego cuando volvieron los soldados no trajeron demasiadas ganas de trabajar y siguieron con el ganado. Ahora ni el ganado da. Ni hay, las pirenaicas desaparecerán con nosotros. Muchos se fueron a la fábrica, a lo de Lizarraga, a su alrededor salieron talleres como las setas de otoño y también a ellos y el caserío cada vez peor. La guerra lo más triste y al que le toca pasar una vez no le quedan ganas de repetir. Cuando los abuelos, los míos, figúrese, contaban las guerras carlistas solíamos reír, pero no, es de llorar, aquí nos tocó con los dos bandos y aunque a mí no me ocurrió nada gracias a Dios, a muchos sí les ocurrió, ya lo creo que les ocurrió y lo peor, los odios, las venganzas y las cosas que se vieron no deberían existir nunca entre personas, que parecíamos animales y los hombres tienen que arreglar sus diferencias de alguna otra manera, sin empezar a matarse unos a otros, ahora empezamos de nuevo con los golpes, hacía años que no se oían tiros en el valle, me da pena, pero yo ya no lo veré, no podré resistir otro invierno a poco malo que venga y si es para ver lo que se avecina sabe lo que le digo, que me alegro de irme.
JOSE GARCÍA PÉREZ (TRAMPAS): La cosa está que arde, más caliente que el rabo de un cazo en la lumbre, me han dicho que la poli quiere bloquear las negociaciones, que no deja pasar la pasta por lo de la fuga de capitales y el plazo se cumple, ¿o no?, y como se cumpla a los etarras, porque los socialistas no tenemos nada que ver con el asunto, seguro, a los etarras no les va a quedar más remedio que pegarle un tiro porque si no cumplen las amenazas, ¿quién les va a hacer caso en la próxima?
Y si se lo cargan es a un vasco y eso no les favorece, no señor, que el tío es más vasco que las boinas Elósegui, si hasta a los aceros les puso nombres del país, de ríos, Urola, Leizarán, Irati, Arnegui, claro que si se lo cargan el gobierno también queda en entredicho por abandonar a un capitalista, una situación divertida, carajo, entre cabezotas anda el juego, el primero Lizarraga por no ceder, si prefirió apagar los hornos y anda que si hay un fuego sagrado es el de los hornos, para no dañar al refractario, dicen que ya se ha caído una bóveda de revestimiento, si no le cuesta la cabeza por lo menos dinero un rato largo, ya sonará lo que sea, nosotros de momento no entramos, a resistir como leones, el personal está muy unido y eso es lo que cuenta, aunque a lo mejor seguimos esta conversación en chirona, quién sabe, todo es posible con treinta años de castidad política a la espalda.
HERMANA MARÍA DE LOS DESAMPARADOS: Es que hoy no valoramos lo que tenemos, en la guerra, y después también, lo importante era la comida, comer una vez al día por lo menos y eso le da su valor real a las demás cosas, menuda carpanta gastábamos y eso que a nosotros nos arregló mucho la frontera, a Francia sí se podía pasar, a por lo básico, pan y patatas, lo escondíamos en cada sitio, en el colco, entre las, bueno, a veces corriendo para que no nos pillaran los carabineros. Jesús, que eso nunca lo he entendido, si de este lado no había, ¿por qué no nos lo dejaban comprar del otro?, y después igual, peor, a los hombres les hacíamos unos chalecos especiales con bolsas pespunteadas para meter lentejas y así, como estaban delgados aparentaban bien, entonces no había problemas de tipo fino, con tan pocos hombres había otros problemas, muchas se liaron con los italianos, muy figurines, ya sabe, que Dios las perdone, pobrecitas, con lo que pasaron algunas cómo no las va a perdonar, a Kiskitza, a la comunidad, nos proveía de huevos y hasta pollos un contrabandista que trabajaba para don José María, le decían El Magnífico, y también aceite, que daban de racionamiento un sebo negro que ya, ya, lo de la frontera no lo podré entender, mira por dónde después fueron los franceses los que tuvieron que cruzarla para comprar comida, un disloque, se perdió mucha gente con tanto sufrimiento.
FELISA BARBER (VIUDA DE OLASO): Pues cómo quiere que esté con la maleza de los años, que cada día me pesa un año, endolorida más por dentro que por fuera, tocada del alma y me viene de golpe cuando me se recuerda, me lo recuerda alguien, ahora usted y no quiero ofenderle, le agradezco la visita, no tenía por qué molestarse con flores, aquí somos muy sencillos, la guerra no fue nada con lo que me pasó después, día del plato único, todos eran de plato único y gracias, pero mejor ya estábamos con el hombre en casa que no ahora, Dios mío, cuando me lo dijeron me dio un blinco síncope el corazón y traspuesta, no volvía en mí ni con el agua de San Juan, la de curas que no le habría hecho, tenía mano para los males, enfermedades caseras, y no poderle cuidar, ni remedios, ni indicciones, ni nada, rezar por su alma, nada más, rezar, le atravesó el estómago una varilla al rojo en el tren de laminación por enseñar a otro, siempre el primero para enseñar, para trabajar, para ayudar, un santo si los hay y de estómago ya tuvimos en casa con torzón, con úlcera, con cáncer y cuidábamos, el abuelo se nos murió en la cama, bien cuidado, tranquilo, a él nada, en la fábrica, cómo me lo trajeron, destrozado y una cara de dolor, figúrese con el hierro en el estómago, y heridas ya tenía en el cuerpo, unas cuantas, cortes de segar, de cuando joven, entonces orinaba y cicatrizar, sí, mear, con perdón, para las heridas lo mejor mear, mejor que la pinicilina y anda que yo de las cajas de cartón sólo creo en la pinicilina, lo mejor hierbas, pasmobelarra y así, y descoyuntos también tenía, y yo le preparaba mejor que la escayola, una guata empapada con vinagre, clara de huevo y jabón, le liaba con un trozo de sábana y al poco como un corzo, brincaba como un corzo, menuda encarnadura tenía el pobre, pero contra el hierro nada, una lanza, peor que la metralla, y a mí el síncope que no he vuelto a levantar cabeza, si no fuera por los hijos hubiera hecho una locura, cinco son muchos y hay que sacarlos adelante, por más que le decía cuídate jamás le veía las ojeras al lobo, se creía omnipotente y zas, lo del hierro fue lo más horrible que me pudo pasar, mire que duelen los partos pues prefería uno diario, eso cambiaba yo por aquel hierro, cinco y el mayor Mikel de aprendiz, no nos quiso estudiar y no digo a todos pero a algunos sí hubiéramos podido, tenía problemas y es que él nunca se preocupó del dinero, no sabía pedirlo para su casa, para otros sí ya dio la cara y oportunidades tuvo, tantas como el otro «Jenti», millonario, eran como hermanos y Joshemari se portó como un hermano, mejor, ya he visto yo hermanos que para qué, con mayorazgos y líos de herencias, como hermanos, pues, el mejor piso de las casas que hizo para los empleados, el mayor y como quisimos sobre plano, de capricho, aquí el baño, aquí la cocina, todo completo para nosotros y sin renta ni nada que ya me veía metiendo pupilos, y la escuela de los críos y a Mikel porque no puede, salió al padre, si no ya le nombraría jefe de algo, nos falta el gizona[26], pero de lo material ni esto, la primera tele que entró en Eibain fue para nosotros, para entretener a la abuela, pobre amona, asustada te andaba o así, qué hacen todos esos hombres ahí dentro de esa caja, y cuando el locutor daba las buenas tardes ella le contestaba y le ofrecía de comer cuando íbamos a la mesa y qué tarde se acuestan, decía, para ella era un milagro, no había ido nunca al cine y los críos se le reían, ya hicimos risas con la amona[27], ya, Lizarraga siempre se portó bien con los suyos, será rico pero sin hacer daño a nadie, ahora no quiero saber, es egoísmo pero te ando endolorida con la reuma y al pobre Joshemari no sé qué le van hacer que no se lo merece, yo rezo el rosario porque no le pase, pero prefiero no saber, me pongo nerviosa porque sé lo del otro lado, que todas las monedas tienen otra cara, sé lo que estará pasando Libe y ojalá no se lo traigan con un hierro en el vientre como a mí me lo trajeron.
MIKEL OLASO: Ya está bien, ¿no? Deje a mi madre en paz, como vuelva a darle la lata le rompo la cara, coño. Pues a mí me encuentra de casualidad, estoy haciendo un montaje en Bilbao pero como si no, a mí no me sonsaca chiquita, ni de Lizarraga que a ver si lo capan de una vez y se acaban los paternalismos, ni de la guerra, pero si yo en la guerra no había nacido, pues sí que tiene vista. Y ahora largo, eso sí, por lo finolis, usted primero, largo.
ANÓNIMO VII: Miedo le decía uno, pero ya no es miedo, es pánico, están deteniendo por suspirar y ya estamos en el callejón sin salida de siempre. No sabemos qué hacer, de Guatemala a Guatepeor. Al Mauro no le busque, le han detenido, no creo que tenga nada que ver con el rapto y lo suyo es legal, pero lo de siempre, te sacuden por todas partes, incluso entre nosotros ya hay fricciones, los de Lizarraga han montado una especie de autoservicio y no nos dejan participar a los de empresas auxiliares que vamos quedando sin trabajo, somos parados, no huelguistas. La cosa se está poniendo a caldo.
PACO: Nosotros no sabríamos leer pero teníamos a los intelectuales de nuestra parte, la prueba es que fue un mili, el legionario, el que soltó lo de muera la inteligencia, por algo lo diría, por algo se pasarían por el pedernal a García Lorca y en el pueblo sin ir más lejos a Pablo, el periodista, vendía periódicos y nos daba teórica, de la forma más canalla a golpe de ricino, se fue vivo, murió sobre su propia mierda, puff-puff-puff, para humillarlo, para degradar su imagen, era el jefe de mi retén, la cosa nos pilló tan en pelotas que en todo el retén sólo teníamos dos pistolas, yo me quedé con una, con poco más contaba nuestro batallón de milicianos, batallón, qué risa, nunca se atreven a armar al pueblo hasta que es demasiado tarde, así marchamos sobre Vitoria, íbamos todos juntos, con los de UGT, UHP, nacionalistas, chipi-chapa, chipi-chapa, a golpe de calcetín y mirándonos con desconfianza, desconfiábamos de los gudaris casi tanto como ellos de nosotros y después se vio la razón, no captaron el problema global, luchaban por su autonomía soberana y luchar fuera de las lindes de sus provincias equivalía casi a hacerlo en el extranjero, no te jode, Aguirre no se atrevió a pasarnos revista, le teníamos preparada una pita de tiembla el misterio, el caso es que tuvimos que volver a toda leche a Sanse, se habían sublevado los cuarteles de Loyola y se armó buena, ocupamos los centros neurálgicos, estrategia de buen cubero, a mí me tocó la Telefónica, diez hombres, siete con escopetas de caza abajo para barrer la entrada, los dos que teníamos pistola arriba para el tiro de precisión y el otro descansando, pasamos días, tú, sin afeitar, sin dormir, yo aguanté con un bocadillo de queso, me acuerdo bien, allí no entraba ni el tato y llegaban noticias de que los militares se habían hecho fuertes en el María Cristina, salió la telefonista jefa, me cago en ella, qué tía, dejaba chiquitas a la Pasionaria y a la Agustina de Aragón, a las dos juntas, huesuda, bla-bla-bla, menuda arenga, se notaba la costumbre de mandar y hablar por teléfono y con ella nos fuimos al asalto del Cristina, vamos a volarles, nos dice, había más tiros que en la alameda, los de las escopetas se metieron detrás de carretes de papel, las bobinas grandes de los periódicos, las habían traído de Rentería, de Papelera Española, supongo, y por el agujero del centro disparaban, nos pegaron una ráfaga de ametralladora que no veas, como galgos a los portales y va la tía y se adelanta sola a pecho descubierto, es un decir, no tenía casi tetas, ¿dónde están los hombres?, y allí se queda quieta, todavía no sé cómo no la tumbaron, yo llevaba sin dormir la tira y no podía más, allí los dejé y me fui a casa de mi hermana a Eguia, me avisaron unos del retén de Gros, no se podía pasar, estaban bombardeando el barrio desde el monte así que casi a cuatro patas, no podía con mi alma, bluff-bluff-bluff, me fui a la casa de niñas del Paseo de Colón, tenía una conocida, a uno se le han dado siempre bien las chávalas y hasta los sesenta ha funcionado a la dinamita, ¿eh?, chipi-chapa, chipi-chapa, corrimiento de tierras, me dejaron una cama, solo, y si al día siguiente no me despiertan todavía estoy allí, que corre el contador, majo, y a la calle. Funcionábamos demasiado por libre, si cada región emitió sus billetes y todo, así es que después no valieron para nada, la de belarminos que no habré roto, zis-zas, y en setiembre fuera, entraron los navarros y a hacer turismo por el Cantábrico. Ni cinturón de hierro ni cinturón de castidad, a los euskéricos lo que les faltó fue recurrir a la lucha sin cuartel como la Junta de Defensa de Madrid con el macho de Vicente Rojo, así se tenía que llamar, mucho llanto con que si las pavas, los junkers, les habían sembrado Guernica con fósforo, algo así como el napalm, y en la primera ocasión a rendirse por libre y a quién, no te digo, a los fantasmas italianos de las flechas negras, la Paz de Santoña, toma castaña, se la metieron doblada, menudo engaño, en esos tiempos se conoce a los hombres, todos a presumir de liberales, de tíos buenos, pero el Comité de Refugiados Vascos nos mandó a los maquetos a tomar por el culo y los republicanos franceses nos encerraron en una playa, en Baixleche, que cuando subía la marea tenías que estar de pie porque sentado te ahogabas, ahí cogí el lumbago, como rebaño de ovejas y los perros pastor senegaleses, lo que faltaba, pero hacen falta más morenos para sujetar al hijo de mi madre, me escapé en el carretón de los muertos. Fueron años jodidos empalmando con la mundial, viviendo al salto, hacia el final mejoré por una chiripa impresionante, me escondió una francesa más cachonda que las gallinas, colaboracionista pero el pellejo vale más que las ideas y acepté encantado, ya intenté conectar con el maquis pero no había forma de asomar la gaita fuera de la gambara, por la noche la tía se tiraba a los oficiales alemanes, pero por lo visto no le bastaban y durante el día subía al desván a que yo le diera marcha, siempre tengo la pitera lista y el mealegrovertebueno a todo nabo, así que ya lo creo que le di marcha, era incansable, chipi-chapa, chipi-chapa, me enseñó cien posturas diferentes la muy guarra, me trataba a cuerpo de rey, queso fresco, carne, chocolatinas, cerveza, el 69 la volvía loca, decía disfruta de la guerra, la paz será terrible y acertó. Nada más acabar apareció el marido y yo me fui a Toulouse.
ÍÑIGO ABAD IRIONDO: Supongo le sorprenderá mi visita, pero tiene una explicación lógica, me informó don Ignacio Lizarraga de su deseo y aquí estoy para ofrecerle la información que precise de la empresa, no tenemos misterios y puede seguir su marcha por las memorias y catálogos, no muchos, la verdad, pero confío en que sean suficientes para su propósito. Nunca lo hemos hecho, pero como usted insiste más vale que maneje datos reales y no nos veamos después en el desagradable compromiso de demandarle por deformaciones tendenciosas aunque involuntarias. Sé que Avelio y Patxi le están ya adelantando información, pero tenga en cuenta que son dos personas fuertemente impresionables, uno resentido y otro emotivo, más vale que se ajuste a números concretos, tendrá una visión más real aunque no tan pintoresca, claro. Ésa es la colaboración que le ofrezco. Por si no le han hablado de mí me adelanto, de todas formas le hablarán y mal, por supuesto. Tengo el grado de master en Ciencias Empresariales y soy el secretario de don José María, él es el motor, un motor privilegiado, todo corazón, yo soy el que se encarga de racionalizar administrativamente todos sus impulsos y claro, la frialdad de las normas choca con los deseos plañideros de los que antes le lloraban directamente, si alguien le llora logra su objetivo por disparatado que sea y a mí me toca hacer de paso a nivel, eso entre otras cosas, pero eso me da mala fama, por si no lo sabe se lo digo yo mismo, me llaman capicúa, once, porque si empiezo con uno termino con uno, dicen, supongo que por la misma razón me atribuyen la cita heráldica de «dábale arroz a la zorra el abad», es capicúa, dice lo mismo en lectura normal que en bustrófedon, los más benévolos terminan de hacerme el inventario con un pero vale mucho y poco más se molestan en añadirme. Disculpe el anecdotario. Puede ir a verme cuando desee, pero lo que sí quiero adelantarle también es la personalidad industrial de Guipúzcoa, que es la de don José María, la antítesis del capitalismo español, que muchas veces pasa desapercibida al forastero. En un terreno pequeño y no muy propicio, con valles mal comunicados entre sí, sin grandes ríos, ni materias primas, ni energía, ni fortunas de la tierra, ha sido el hombre el único factor positivo de progreso superando todas las dificultades. La austeridad, el trabajo constante y la autoinversión, aquí no se dilapidaron los fáciles beneficios de la autarquía, han hecho la realidad que es hoy el sector metalúrgico, podía ser mejor, cierto, pero es, existe. Hay un clima de trabajo, un espíritu de emulación que impulsa a los sectores más modestos hacia la propiedad de la empresa, hay muy pocos gigantes, pero ellos también tienen un origen humilde y esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de juzgar y conste que no estoy haciendo el elogio del self-made-man a lo americano, se trata de algo mucho más auténtico, más entrañable, confío en que sepa captarlo. Si va a verme lo mejor es a primera hora de la mañana, según avanza la jornada se va complicando y los huecos se hacen más difíciles. Otra cosa, para comprender la presente huelga piense que en el metal es donde se da una mayor concentración humana, Lizarraga es la mayor empresa de la cuenca, en empresas más pequeñas y que trabajan una materia prima menos dura que el hierro los problemas se solucionan mejor, todas las inquietudes, todos los malos humores de tipo político, que no encuentran fácil salida por los cauces que debieran ser los idóneos, se manifiestan en el metal a través de reivindicaciones salariales y los empresarios, debido a las circunstancias del sistema, tienen que aceptar aumentos comparativamente superiores a los de cualquier otro sector, consulte las estadísticas, los nuestros son los más altos de la zona y ya ve. Bueno, confío en su visita y su sentido común.
AVELIO SOLER: De lo que te diga el milcientonce nada, macho, entendámonos, de lo que te diga por lo oficial, porque saber a la fuerza tiene que saber los garabos del excelso, así que si eres habilidoso barra libre, pero de estadísticas y declaraciones ni caso. En la época prodigiosa, la del desarrollo, de cojón de mico, se introdujeron miles de toneladas de hierro de contrabando por Bilbao, san don José María estuvo vinculado en rumores sin confirmar al Frisia, un cargo de dos mil toneladas procedente del brumoso norte europeo, traía productos siderúrgicos, yantón, fermachina y chatarra, tres cuartos de chatarra y el resto siderúrgicos en la declaración oficial, exactamente lo contrario en la realidad, la chatarra estaba libre de aranceles y los férreos pagaban una media del treinta y tres por ciento. Teniendo en cuenta este ligero desliz y que importamos medio millón de toneladas de chatarra al año, los datos estadísticos de producción, importación y demás que maneja nuestra industria se deben suponer de un rigor que pasma, ¿no te parece?