ANÓNIMO I: Disculpe, pero de nombres nada, sales escrito en los papeles y todito se te enreda, y ya está aquí bien liada la cosa, está hecha la picha un lío, la casa sí se la digo y le acompaño, pues no faltaría más, sígame, aquí, a la vuelta, te agachas a coger un papel y cuando te levantes ya está el gorra de plato con que si clandestino, comunista, separatista, pues claro que no soy de aquí, ¿no se me nota el acento?, de la tierra del ronquido, la de Jaén me quita el sueño, casi nadie al aparato, yo aquí veraneando, ya lo ve, más de un mes, dos sin dar ni golpe y el puchero criando telarañas, pues no es aventurera la aceituna ni nada, como el hijo de mi madre que ya no sabe por dónde le sopla el viento, allí payo y aquí maqueto, la madre que me parió y los parió a todos a ver si se acaba de una vez y así sea, amén, ya son ganas de venir por curiosidad, mire, ésa es la casa, perdidita de fusiles, ahora, ¿para qué?, podía vivir en un palacio pero ya sabe cómo son estos vascos, prefiere un piso, o prefería según le haya pasado, dicen que por dentro está de miedo, dicen porque yo no lo paquivelé nunca, y ya puede estar cuajadito con lo que tiene, aquí me iba a quedar yo con lo suyo, si hasta el sirimiri cae negrillo, de la contaminación, que se pone todo como ombligo de recién nacido.
LEANDARO SANTAMARINA: Pasar, si la familia quiere recibirle, puede pasar, ahora bien, le recomiendo que sea lo más breve posible y si escribe algo que tenga cuidado, no es periodista y no puedo decirle más, dé su domicilio al teniente y avísele si cambia de pensión, no, no es obligatorio, simples recomendaciones, dé señales de vida todos los días y cuanto antes termine mejor, hay estado de excepción y lo sabe, aténgase a las consecuencias y no me venga después con lo de no sabía, no quería, espero no le guste jugar al martirio ideológico, ya tenemos bastantes complicaciones con las naturales. Tome su carnet, llévelo siempre encima.
IGNACIO LIZARRAGA MÚGICA: Respeto su idea, pero me parece una impertinencia venir con ella en estas circunstancias, además yo apenas podría contarle pues no sé de la misa la media, José María se encarga de todo, yo llevo los aspectos jurídicos en mi bufete de Madrid y son confidenciales, como los de un cliente más, a pesar del tamaño sigue siendo una empresa familiar, yo diría más bien que personal, si soy el Presidente del Consejo es por cubrir un requisito legal, la industria no es lo mío ni me interesa, puede hablar con mi hermana la monja, Edurne también es del Consejo, la han dejado salir del convento y está muy entera, no sabe gran cosa, yo creo que la superiora sabe más del negocio que nosotros dos juntos, pero como tiene ganas de desahogarse si le dice algo con eso que se encuentra, según le dé, con su esposa Libe lo siento pero no puede hablar, se lo prohíbo, tiene una depresión aguda y está en tratamiento. No hay nada publicado ni sobre Joshemari ni la empresa, ni tesis doctoral ni nada, ¿por qué habría de haberlo?, no estamos en el ranking de las cien primeras industrias nacionales, incluso en Guipúzcoa hay varias de mayor dimensión económica, no sé por qué tienen que dirigirse siempre a él, por supuesto que es un líder industrial con una personalidad muy acusada, pero no interviene en la vida pública como digamos un Barreiros o un Ruiz Mateos, ahí sí que tiene materia, o más similar un Patricio Echeverría, está muerto y si es lógica una biografía, se la merece, no sé, no quiero ser descortés pero no voy a contarle ni una anécdota, ¿una taza de café?, tampoco voy a darle permiso para la biografía, al menos en cuanto no esté él presente, hace años se publicó una novela con base en la factoría número dos, Cacereño creo que se llamaba, pues bien, desvirtuaron la realidad y eso nos creó ciertas complicaciones, le iba a demandar al autor pero renuncié pues fue una tormenta en un vaso de agua, pasó pronto, esto de ahora es mucho más grave, como puede comprobar no se trata de juegos florales y espero se tiente la ropa antes de hacer nada, la demanda sería efectiva y demoledora, no nos gusta la publicidad y menos la del cotilleo, lo siento. ¿Azúcar?
HERMANA MARÍA DE LAS NIEVES (EDURNE LIZARRAGA): Pues mire por dónde soy argentina, todavía conservo el pasaporte, supongo que por pereza, Dios me perdone, total es lo mismo, no voy a ninguna parte, a lo mejor está caducado, no me muevo del convento, no se lo creerá, pero hacía más de un año que no salía de Kiskitza, celda, capilla y huerto es mi itinerario y soy feliz, pues sí, allá, del otro lado del charco, en Bolívar nací y allí empezó la historia del trébol de Lizarraga, mi padre creía en los símbolos, el cardo solar, el trece, por eso la marca del trébol de la suerte, de cuatro hojas, quizás también por el emblema vasco del lauburu, cuatro cabezas, era euskaldun[3] de pura cepa y la pampa no se lo rebajó ni un ápice, al contrario, no hacía más que hablarnos de su tierra, aita[4] es el hombre a reivindicar y no José María, se llamaba Iñaki, como el mayor, los tiempos eran difíciles, no había trabajo y tuvo que emigrar, emigraban familias enteras de vascos con el corazón limpio, dispuestos a luchar y a volver, todavía se creían cosas como El Dorado, nada más desembarcar, en el muelle, encontró una moneda de oro, iba con los bolsillos vacíos pero con una fe tan grande que de una patada la tiró al fondo del mar y jamás volvió a ver otra, todo era duro, todo estaba por hacer, tan por hacer que los metros en vez de cuadrados te los daban lineales, cinco kilómetros y todo lo que fuera uno capaz de cultivar hacia el interior, hasta los Andes, trabajaba veinticinco horas diarias, decía, pues se levantaba una antes de lo debido con la angustia de los cálculos de la lechera, hago esto, compro aquello, vendo lo de más allá, levantó una estancia preciosa, así la recuerdo yo entre mares de trigo, siempre afanado, sudoroso, pero alegre, con el rebenque colgado de la muñeca, era su símbolo, aún debe andar por el caserío, un látigo de cuero negro, brillante, su símbolo favorito, el poder, de dos golpes, zas, mataba las cascabel, el ganado las oía antes que el hombre y nervioseaba, la serpiente era un peligro entre muchos otros al que la ama[5] no se pudo acostumbrar, el peor la soledad, siempre sola, los hombres en el campo y no se entendía con las indias, sólo hablaba euskera, lo cual la desplazaba aún más, las enfermedades eran rabiosas y los partos de muerte, una vez al año se reunía la colonia vasca, cuando la Virgen, precisamente en Bolívar, un villorrio infame, pero con iglesia, y la fiesta duraba dos o tres días, y salían los pastores con la makila[6] golpeando en el suelo al ritmo del bertsolari[7], ¡riau!, acababan emocionando a todos, fiesta por lo alto llena de bautizos, comuniones, aniversarios, todo se dejaba para esa fecha, qué remedio, y se bailaba y se bebía, pero dentro de un orden, de un respeto, mantenían su dignidad contra viento y marea, los indios eran los peligrosos, con el alcohol salían a relucir revólveres y machetes, una vez hubo un muerto, eran vagos y belicosos, no se les podía dar confianza y eso que la mayoría estaban cristianados, una vida muy dura con la riqueza prometida sin aparecer por ninguna parte, ama cogió una letanía, para vivir así, la América está en casa y cuando cogió unas tifoideas de caballo no pudo más y para casa se vinieron, aita era un gran hombre, espera mujer, nos faltan cinco años tan sólo, pero cedió y acertaron, se vinieron a tiempo, en uno de los últimos barcos tranquilos, antes de la Gran Guerra y de que los submarinos alemanes bloquearan el Atlántico, mucho antes de la depresión, al final de los veinte o así, entonces sí que regresaron vascos semiarruinados, nuestros vecinos sin ir más lejos, nunca se sabe dónde está la suerte, tuvo que volver mucha gente y de mala manera, nosotros volvimos con algo más de con lo que marchamos, cosa nada difícil pues los padres fueron con lo puesto, cuando el cura les amonestó, una vez hincada la tobera y adornada, señal de noviazgo definitivo, juntaron los dos sus ahorros y con ellos sacaron el pasaje, su viaje de bodas fue el de la emigración, nos lo contaron mil veces, volvieron al caserío de Irún, pura ruina pero precioso con un nogal en la puerta y allá empezó sin descorazonarse su nueva conquista de América, poco a poco con lo del taller, pero a fondo con lo agrícola, Ave María qué sudores y eso sí que ya lo recuerdo de forma vivida, ya no eran veinticinco, eran treinta horas diarias, los hijos colaborábamos como el primero y sin necesidad de recurrir a la santa virtud de la obediencia, el rebenque colgado en la alacena, quieto, entonces la familia estaba muy unida, hacíamos de todo, el pan, la cal y labrar a dos manos, cada año en la mitad de la tierra poníamos maíz en primavera para recoger en otoño y sembrar trigo que se cosechaba en verano y detrás el nabo, lo más duro era tras la cosecha llevar a hombros la tierra hacia arriba en el terreno porque con la labranza se iba corriendo hacia abajo, eso y destripar terrones con la laya, Ave María qué trabajo.
HERMANA MARÍA DE LOS DESAMPARADOS: Le voy a decir una cosa curiosa para que vea la diferencia de los tiempos, desde el puùlpito nuestro capellán, que era el párroco, no hacía más que reñir y poner en el infierno a las mozas que layaban entre los hombres, pues ya sabe cómo se trabaja con esa herramienta, ¿no?, se ponen en fila india varios layaris que levantan pedazos de tierra a la vez, en las esquinas los más fuertes, las mujeres en medio, pues el señor cura protestaba porque las mozas al levantar el pie para meter la laya enseñaban la pantorrilla tentando a los hombres. Claro, eso no iba con la hermana Edurne, entre hombres de la familia. Ésa es la diferencia, antes demasiado prieto y ahora todo suelto. Antes se caminaban kilómetros antes de perder una misa, hoy ni con la del sábado se cumple.
HERMANA MARÍA DE LAS NIEVES (EDURNE LÍZARRAGA): Bueno, una ya sentía la vocación y las tareas de labranza fueron desapareciendo según crecía el taller de fundición, aita, repito, sí que era un gran hombre, no era leído, en realidad aprendió a leer en la mili, pero con ojos en la cara sabía hacia dónde caminaba el mundo y tenía una gran habilidad manual e intuición para la técnica, le entusiasmaban todos los adelantos, la fotografía por ejemplo, con una máquina que era una caja de madera nos hizo unos retratos preciosos a toda la familia, nadie le enseñó, montones de fotos incluyendo esas cochinonas desnuditos sobre un cojín que tanto nos avergüenzan de mayores, no, es una delicia contemplarlas, qué diferencia en las modas, las niñas parecíamos enanas, hoy las mujeres se pirran por parecer niñas, al revés, él seguía trabajando sus días dobles a lo argentino, le daba tiempo a todo, era muy meticuloso, hasta apuntar en una libreta de hule la puesta diaria de huevos, la ferramenta le fue absorbiendo a él tiempo y al caserío terreno, tuvo discusiones con los vecinos por la ampliación, que si el humo, Ave María, hacía multitud de objetos de hierro colado, qué tronchos, aún recuerdo su olor amargo y su tacto áspero, era muy mañoso o lo que fuera, pero mucho, salía de la fragua tiznado como un demonio, se especializó en verjas de balcones y así, se las pedían de todas partes, hizo unas preciosas para la iglesia nueva, tiene que ir a verlas, todavía se conservan como recién, él sí que fue un hombre importante, si lo hubiera conocido, un gran hombre de veras.
JULIO LASA BARRIOLA: La industria es un buen filón para los estudios humanísticos, cuál no lo es, cualquier actividad humana da base a relaciones interpersonales, pero la industria contemporánea es más proclive al estudio sociológico que el campo que a mí me llena, el etnográfico, la historia en mi obra es un inciso, una debilidad más bien, como hijo agradecido de Eibain le he dedicado muchos desvelos y no cabe duda que su historia no se puede escribir sin nombrar a Lizarraga, en este siglo forman un binomio indestructible, por otra parte es un fenómeno muy guipuzcoano esta identificación entre líder y pueblo industrial, así Esteban Orbegozo y Zumárraga, Patricio Echeverría y Legazpia, Aristrain y Olaverría, etc. Quizá marque la pauta de toda una concepción muy sui géneris del mundo fabril. De antes de venir a instalarse aquí, a Eibain, allá por el treinta, poco sé, un caso sin importancia de lingüística al que nadie ha prestado atención, entre otras cosas porque no la tiene, pero que en fin, a mí siempre me gustaron estas nimiedades. A Lizarraga, José María, por supuesto, de joven le llamaban «Jenti» y aún hoy sus amigos íntimos se lo llaman de vez en cuando, en la sociedad, a la hora de las copas, por ejemplo. Ésta es tierra de diminutivos, apócopes y apodos, pero éste de «Jenti» nadie lo ha explicado, tampoco se ha visto escrito, lo cual dificulta la localización del origen, yo me atrevo a interpretarlo como una pronunciación de «genti» o lo que es lo mismo «gentil». Los gentiles en Euskalerria fueron los no convertidos al cristianismo, con lo cual se segregaron creándose a su alrededor un aura mítica que les atribuía caracteres extraordinarios, en especial la fuerza física en base de que parecían venir de una época más remota que los católicos y puesto que, según creencia generalizada, cuanto más se sumerge uno en el pasado más fuertes son los antecesores ya que nosotros vivimos en un período de decadencia, y como se dedicaban a la minería, a trabajar el hierro y a lanzar rocas a distancias inverosímiles, el nombre le venía como anillo al dedo. Era un joven de una fuerza legendaria, se cuentan anécdotas increíbles, trabajaba en el campo y en el taller y por lo visto movía piedras y hierros con facilidad pasmosa, eso aquí da mucho prestigio, no le ganaban ni los levantadores profesionales. Su aire de ferrón mítico también acentuaría el distanciamiento aristocrático propio de un gentil. Tenía un compañero de fatigas ya fallecido, un tal Olaso, por cierto, un hijo suyo trabajaba en la número dos, también fortísimo, al que también llamaban «Jenti». Una serie de cromlechs se conocen como piedras de los gentiles, bueno, estoy razonando sobre la marcha, se podrían crear más asociaciones, pero en realidad no tienen importancia para su estudio, quizá si la consecuencia de que fuerza física y fuerza de voluntad son el resultado de una educación jansenista, de ejemplo, no de escuela, muy propia de la época, aunque ya ve, el hermano es todo lo contrario, fue a la Universidad y ahora tiene un aire de ex seminarista más propio de los picapleitos madrileños, está fuera del círculo gentilicio. No puedo darle información directa, no es mi especialidad, pero sí puedo presentarle tipos interesantes, en el aspecto social tiene que hablar con Garmendia Otaegui, es imprescindible, es de la vieja guardia del PNV. ¿Tiene pasaporte? Vive en San Juan de Luz, no, no habrá dificultades, es muy mayor y ya chochea, pero ya sabe lo de los viejos, sus recuerdos juveniles son más exactos que los de lo que hicieron la semana pasada, yo suelo consultarle, es una autoridad, muy decantada hacia lo suyo, pero la veteranía es un grado aunque no se cotice como debiera.
NICOLE BLANCHARD: Pues ama de llaves, algo así, que ya necesita cuidados el pobre, por shelebre[8] no hacen más que manipularle, los acratoides y los fascistas, y diga lo que diga lo utilizan en su contra, si por mí fuera no hablaría con nadie en la política activa, charlar, hablar alto que va duro de oído, charlar y tomar una copita de jerez con los amigos sí, le hace bien, antes tema una tertulia, pero fueron muriendo y es una pena, los que quedan se deprimen mucho recordando a los ausentes, la vida es pena tras pena y como los viejos somos una lata los jóvenes sólo le visitan para eso, para utilizarle, bueno, la palabra de don Julio nos vale y si es para conocerle pues eso, vale.
IGNACIO GARMENDIA OTAEGUI: El problema social tal como ahora se entiende, si ahora alguien entiende algo que yo escucho la televisión y ni oigo ni entiendo, ha llovido mucho, cantidad, son muchos años y el oído flojera, la cuestión social, la lucha de clases, empezó con la industrialización y Marx, los intérpretes de Marx, metiendo cizaña. Desde primeros de siglo llegaron a nuestro país masas enormes de obreros extraños para llevar una vida de perros, la que no llevarían en el suyo, no entiendo, pero antes ya lo entendía, ya, desde el principio se manifestó una verdadera oposición entre el trabajador extraño y el del país, para el autóctono el foráneo se presentaba como un rival que en su propia casa le quitaba el pan, miles de vascos se veían obligados a emigrar a ultramar para abrirse camino en la vida, otros tantos y más obreros castellanos y gallegos llegaban a nuestra tierra, no ya para ocupar el puesto que aquéllos dejaran abandonado, sino para poner en evidencia el hecho vergonzoso de que las empresas preferían traer mano de obra de fuera antes que dar trabajo a los suyos, como perros le digo y aceptaban cualquier hueso. En las minas y metalúrgicas avalancha, algo lamentable para la eugenesia y la paz del pueblo vasco, en Vizcaya, ¿eh?, en el resto del país más tranquilo, las fábricas de Guipúzcoa también, muchos obreros acudían a ellas sin abandonar sus caseríos de labranza, hasta el catorce. Los de fuera vivían promiscuos, amontonados en barrios improvisados y en condiciones físicas y morales infames, una masa de gente ya contaminada por el virus de la irreligiosidad y de la corrupción, los enfermos, los inútiles y los ancianos se eliminan y se sustituyen con gente joven, los fuertes se dan cuenta de que sus patronos se enriquecen y que su condición de asalariados sigue precaria y hacen valer su fuerza, ganan lo justo para vivir y desahogan sus pasiones en el juego, los bailes y las huelgas. No saben leer y los que saben se contaminan con panfletos horrendos, La Barredera, «periódico local, anticlerical y pornográfico», se voceaba, El Socialista, los vendedores, descarados, esperaban a los obreros a la salida de las fábricas. De aquella prensa salvaría a uno, El Liberal Guipuzcoano, al menos daba noticias europeas, cosa meritoria entonces y ahora, parecía una Agencia Hayas en pequeño, pero los liberales ya sabe de qué pie cojean, lo fundó un boticario de Oyarzun bisabuelo de Baroja, el médico novelista, eso le gustará saber, ¿no?, los novelistas, en fin, los obreros estaban mal, fatal, comían un menú de tres platos, sopa, alubias y cocido y como todo tropiezo un pedazo de tocino, para proteínas andaba la cosa, un obrero ganaba 3,30 pesetas, no francos, si estaba casado hacía trabajar a la mujer y a los niños los empleaban en trabajos adecuados a sus fuerzas, de bestias de carga con la mitad de sueldo, 1,60, a todas luces exiguo. La lucha social fue lógica si por ahí se mira, tengo un informe al Partido del año 35 en el que enumero los conflictos, a ver, espere, espere, espere, a ver si lo encuentro. ¿Hasta la República? La situación se nos iba de las manos, Sabino Arana fue un milagro, él devolvió la fe en el pueblo prostituida por los carlistas, espere, en la República teníamos los del Partido Nacionalista tanta esperanza como miedo y así fue, si no nos hubiéramos aferrado tanto tiempo a ella no nos hubieran abandonado nuestros hijos, ahora no se entiende, estoy apartado, por la edad y porque no entiendo, apenas oigo el cacharro ése, veo la pantalla y no sé, cuando ajusticiaron a, ¿cómo se llama?, el del Ogro, Carrero, vinieron a pedirme la firma y no quise, el pobre Leizaola, no espere, no lo encuentro, es igual, hubo cantidad de huelgas fallidas, en una hasta se entrevistaron los comisionados a bordo del Giralda con el ex rey Alfonso XIII, las promesas del monarca no se cumplieron, naturalmente, en el 20 sí, se aprobó la jornada de ocho horas y a peseta la hora, algo se mejoró, antes se trabajaban diez y también doce horas por la mitad de dinero. El socialismo se extendió como la pólvora desde Bilbao al último taller del país, los tipógrafos eran algo especial, por leídos, no tenían más remedio que leer en el trabajo, claro, muchos sindicatos, cantidad, pero la Unión General de Trabajadores fue la principal, nos enfrentamos con ellos en las elecciones, bueno, después, en la República, contra el Frente Popular. Y ganamos. El capitalismo vizcaíno fue el responsable del auge adquirido por las tendencias marxistas en el país, no sólo por su despreocupación de las condiciones laborales, sino también por manifestar en muchas ocasiones su abierta preferencia por los obreros extraños y por las asociaciones de tendencias exóticas. Muchas empresas no admitían en sus fábricas a obreros que no estuvieran afiliados en sindicatos de la UGT y no reconocían ninguna reclamación que no viniera de esos centros dirigidos por personas adictas a los intereses del capital. Poco antes de la revolución del 6 de diciembre de 1930, es curioso, y no me acuerdo de la de mi boda, ese día ciertas empresas de la Arboleda no tenían escrúpulos en rechazar las proposiciones que les hacían los dirigentes de los sindicatos cristianos y en aceptar con la mayor complacencia las insinuaciones hechas por los socialistas, creían, lo mismo que Primo de Rivera, desviar con el halago las tendencias ugetistas. Qué señor ese tal Primo, todas las dictaduras la toman con nuestro idioma, pero en la suya me sacaron a culatazos de una sidrería por hablar en euskera, no decían lo de hablar el idioma del imperio pues todavía no lo tenían por lo visto, bien, los acontecimientos les demostraron a los ricos cuan equivocados andaban al perseguir al cristiano y al vasco y reservar sus engañosas atenciones para el marxista y el extraño, cría cuervos y los tendrás, cantidad. Los socialistas guipuzcoanos eran más txirenes[9], no se habían lanzado a la huelga hasta el catorce, ya dije, ¿no?, los patronos eran casi siempre antiguos obreros iletrados que conservaban las ideas y costumbres de asalariados, alternaban tan felices con sus obreros, luego ya, ya, como todos. En la región continental, ésta, la francesa, Euskadi Norte, más tranquilos todavía, únicamente un foco de inmoralidad en Mauleón por los trabajadores inmigrantes, miles de aragoneses dedicados a la fabricación de alpargatas. De este lado no tenían industria pero tenían laicismo escolar. El PNV no tuvo más remedio que favorecer la creación de sindicatos de inspiración católica, cuajó y bien Solidaridad de Trabajadores Vascos. La festividad de San Ignacio la sostuvimos como nacional de nuestro país con un argumento definitivo, hoy no trabajamos porque no queremos. Solidaridad hizo una gran labor fomentando el cooperativismo de consumo, de producción, de casas baratas, de crédito, servicio médico, cursillos, todo bajo un ideal vasco y cristiano que hoy está en entredicho por los jóvenes gudaris, para ellos no cuenta ni Dios ni viejas leyes, leyes parece que ni viejas ni nuevas, no entiendo la actual mixtificación, será mi oído flojera, a pesar de todo a veces oigo y simulo no oír, para lo que se oye, me han dicho que ahora sí que hay extraños y no antes, pueblos enteros sin euskaldunes, lehen hala, orain horrela, gero ez jakin nola[10].
AVELIO SOLER: De molestia nada, macho, un desahogo, no puedes hablar con nadie en circunstancias normales así que ahora no veas, primero tienes que pedirle la filiación al de enfrente, es la pera, me ahogo en este pueblo, creí que en el Norte la industria era más progresiva pero sí, les ahoga la rutina y las chavalas unas estrechas, en cuanto se aclare el follón me largo, la verdad es que no sé a santo de qué pusieron el anuncio de ingeniero joven, experiencia, porvenir, el rollo de siempre, no te dejan mover un dedo, hay una camarilla alrededor del San Lizarraga bendito, caseros ilustrados, que son los que deciden y se acabó, aunque de veras, veras, decide él, hace lo que le sale de las pelotas, ingenieros somos la tira pero ya te digo, no hay nada que hacer y si no eres vasco menos, firmar los partes, el que decide en las cuestiones técnicas es el Aitor Arana, ferrón de rancio abolengo, amigo, y lo suyo es ley, experiencia la que quieras, ése mamó de un convertidor, y en ese sentido aprender aprendes, llevo tres años y de prácticas han sido los más provechosos de mi vida, lo cortés no quita lo valiente, pero si quieres meter baza te dan un corte de muerte, para la colada continua tengo un proyecto de fluidificación, bueno, una mejora, una barra autopropulsora, guía para la palanquilla desde el molde al enderezador, puede resultar, pero no hay forma ni de exponerla al gran jefe, ni caso, en cuanto esto acabe me voy con los de la Union Steel que al final se quedarán con todo, de estos años saber sí sé, pero de la prehistoria particular del boss nada, macho, te cuentan cada chorrada de náusea, una historia de la siderurgia nacional sí sería interesante, en la Escuela de historias nada, eso podría ser un vínculo entre las dos culturas y ya sabes, los ingenieros no nos podemos meter en mariconadas culturales, los médicos y demás universitarios sí, ya son medio maricas, pero es un análisis que aclararía muchas cosas, una dependencia ancestral, el que inventen ellos es pandémico hasta para los únicos españoles que les da por trabajar, éstos y los catalanes, y mira que los vascos tienen aptitudes casi genéticas para la metalurgia, la sobriedad y todas esas leches, cada vez hablo peor, coño, pero desde que les subieron la frontera al Bidasoa a depender como los subdesarrollados, a exportar hierro, la vena dulce vizcaína y eso porque Bessemer descubrió la fabricación de aceros puros con hierro no fosfórico y los industrializados, sobre todo los ingleses, se lanzaron como locos a Somorrostro, se fundaron las patrióticas Orconera Iron Ore, Luchana Mining, the biblia en verso and company de ahí les viene a los bilbaínos su querencia inglesa, si hasta para dar ambiente les compran los autobuses usados y entrenadores para el Athletic. Siempre dependiendo de lo que ocurra fuera, cuando un tal Thomas da con el convertidor que permite tratar los minerales fosforosos las exportaciones se tambalean, lo vizcaíno ya no es excepcional, se agotó a mal precio la vena y el campanil y tuvieron que seguir con el rubio, la hematitis parda, también con el carbonato, la monda, a éstos les salvó la Primera Guerra Mundial, ahí se fundó el coloso industrial, vendiendo chatarra a precio de manufactura, y las navieras con tripulaciones gallegas, a buena hora se iba a ahogar un señorito de la ría o un vasco, la euforia, hasta los papeleros de Tolosa se constituyeron en armadores de buques para importar pasta escandinava, los barquitos de papel, disfruta, hermano, la guerra no es eterna y San Sebastián fundó su belle époque particular a golpe de nuevo rico, tan originales que para poner nombre al casino los muy políglotas le llamaron Kursaal, casino en alemán, casi nada, macho, una dependencia de royalty para arriba, eso sí, de cara a la meseta los supermanes, los chicarrones del Norte, y los más santos, meaban agua bendita pero a los inmigrantes los explotaban de exterminio, alrededor de la mina había barracones y cantinas de la empresa y con tan sencillo sistema se quedaban con el salario que acababan de pagar más algún plus que otro, pero si ahora es lo mismo, mira el barrio nuevo, son casas hacinadas en el monte, los cacereños son los que las han construido y después se las han comprado al contratista, vasco of course, no estoy resentido, bueno, en parte sí, pero es que me da coraje la intransigencia, que no se reconozcan ciertas cosas, si siguen tan creídos les van a pillar con las bragas en la mano, nadie se duerme en los laureles impunemente, la prueba es que ya entonces hacían piezas para el automóvil, muelles, cojinetes, y hoy prácticamente lo hacen todo, desde el volante a la chapa y sin embargo no se monta ningún modelo, mortal de necesidad a la larga. En cuanto aparezca Lizarraga, vivo o muerto, yo me largo, antes no, no se vayan a creer cualquier cosa, me voy a Pittsburgh con la Union Steel, ya tengo el contrato, un período de know-how y después me haré cargo de sus instalaciones europeas de colada continua, casi nada, macho, la diferencia, los de la Union montaron su primer horno eléctrico en 1905 cuando el raptado estaba cuidando ovejas, y no se les va el pelo de la dehesa, ¿eh?, llega el domingo y hala, todos al monte, salvo comer y beber no hay alterne, aquí me ahogo y no sólo con la contaminación física. Si quieres alguna explicación técnica te la doy encantado, del pollo no me pidas pues casi ni le conozco de vista, pregunta a cualquiera del pueblo, si quiere hablar seguro que sabe la tira.
ANÓNIMO II: Mi pueblo buen pueblo, pero si están en éste es por voluntad propia que nadie ha ido al suyo a buscarles. Como persona a no decir, allá cada uno con su conciencia, pero de desagradecidos es morder la mano que te da el pan, Lizarraga estaba aquí y aquí vinieron ellos. Yo no estoy de huelga, estoy de baja, para algo habría de servir el reuma.
ANÓNIMO III: Mire, si los cabrones saltaran él batiría el récord de altura, llevamos un par de meses, ¿usted sabe lo que eso significa? El tío no cede y ahora se inventa lo del rapto, estará en Canarias tostándose la barriga, aunque a lo mejor ni eso, no sabe vivir, estará en el convento, en Kiskitza, haciendo cura de reposo, menudo jeta.
FRANCISCO AGUIRRE ELIZONDO (PATXI): Para mí el hombre más grande que existe, amigo de los amigos, ¿eh?, a morir, con ellos hasta la muerte, con razón o sin ella, es grande ser su amigo, como enemigo malo, ¿eh?, también a morir, si te pone la proa más vale irse, pero si pone por algo será, claro que también se equivoca, pero siempre que le puso la proa a alguien había razones, a veces muy ocultas, que yo he visto cada una. No había de ver, desde niño con ellos, empecé en la ferrería de Irún que ya es empezar y aún sigo en la misma casa, por algo será, digo yo, no por malo, y cuando pase el temporal aquí seguirán todos los que protestan si les dejaría, más les vale, a ellos y a todos, ¿quién paga más? Pues entonces, la juventud que está muy movida y como llegan a casa a mantel puesto vale, ya se les pasará con los años. Grande de fuerza y cabeza, ¿eh?, se necesitan las dos para levantar la fábrica y desde chaval cuando tomó la primera decisión, buen jugador de apuesta, valiente, a una carta y así siguió toda su vida, ampliar y adelante, el padre era un buen hombre, pero trabajador y basta, allí le tenían arrinconado los vecinos, el caserío no daba para más y el Ayuntamiento o el Gobierno, los mandamases, metetes, no dejaban ampliar ni montar en otro sitio la ferrería, ni ésa ni ninguna, estaba Irún jodido con eso de la frontera para la industria, algo malo, recordarían el follón de las obreras de la fábrica de cerillas y el comercio es más limpio, todos contrabandistas, o por si había invasión que no cogiera el enemigo, pues va Joshemari, un chaval, y se le planta al padre, a levantar los bártulos y al Goyerri, a la cuenca del Deva, en Eibain casi regalaban el terreno, como ahora los polos de desarrollo pero en serio, y se impuso el chaval, ¿eh?, no sé si tendría los veinte cumplidos, hay que tenerlos bien puestos, duros y pegados al culo como los tigres. Después le dieron permiso a un alemán para las hojas de afeitar Palmera, hay debilidad por los alemanes, allí le dio a Lerroux por manifestarse a favor de los aliados y le costó la pajarita, escapó gracias a la velocidad de un automóvil, vaya cacharro para la época, en fin, se pudo conservar el caserío y después de la guerra fue una gran ventaja para pasar piezas de contrabando, se tenían amigos y eso vale más que el oro molido. Y fuerza, él y el otro «Jenti», Olaso, eran íntimos, los dos «Jenti» eran más famosos que el gigante de Alzo, por diversión y productividad, en el trabajo, cargaban a la espalda doscientos kilos, no había quien pudiera con ellos, en broma, en broma, levantaban el yunque hasta el hombro como los harrijasotzailes[11], toda la familia era fuerte, la hermana, la monja, una vez lo intentó con el yunque y no pasó de la cintura, no lo subo más porque me hago daño en las tetas, explicó, a lo mejor era verdad. En pulso eran algo grande, los dos, no se lo llevaba nadie y ya ganaron botellas de sidra en apuestas, ¿eh? En una visita de Uzcudun a Donosti quisieron enfrentarles pero no quiso, decir no dijo que no, dijo que sí, pero nunca encontró tiempo. Lo pasábamos bien, yo no era tan íntimo pero alternábamos juntos muchas veces, era el más joven y no pillé los tiempos buenos de Francia, por un duro comer con champán de la Viuda y otras pillerías, lo nuestro era más inocente, en una barraca de feria pusieron «sólo para hombres» y en el escenario un pico y una pala, la que se armó, los días de fiesta en cualquier billera[12], sidrería con baile, en cualquiera no, las había golosas, Txominenea era la favorita, en Amara, había un txistulari[13] y la chica del bar al acordeón desde el corredor, el baile era la única ocasión para tocar a una moza, al menos en público, ¿eh?, que no se te ocurriría tocarla en la calle, si eras forastero te apedreaban, así de bufanda alrededor del cuello, por las buenas, como van ahora que parecen bueyes, ni soñarlo. Y qué romerías, en Oyarzun eran más carcas que el copón, no dejaban el baile agarrado, tenían miedo hasta de respirar, de contaminarse, si ni dejaron que pasara el topo por el término y tuvieron que desviar las vías por Gainchurizqueta, tan juntos y menuda diferencia con Rentería, tenía una banda de lo mejorcito, los renterianos siempre han sido los más movidos del país, cuerpojotaris, txapelaundis, menudas magdalenas[14] nos hemos chupado. El tren de la frontera, el topo, nos vino bien para los envíos, teníamos que sacarlos hasta la estación en un camión de caballos con cabina articulada, me gustaba llevarlo, a veces lo hacía, en Lizarraga yo he hecho de todo, entré de medio delineante pero fui, soy, el comodín, hay una historia para mí crucial, mi ascensión a hombre de confianza por así decir y no me apura decirlo, somos amigos y le admiro como a ninguna otra persona viva, soy su mano derecha y a mucha honra, quizá no para los fundamentos, aunque a veces también, fue tras la muerte de Olaso en un accidente estúpido, íbamos los dos solos, conducía yo, hacia Madrid, lo de Madrid es un caso, allí descubrí una fábrica de churros y patatas fritas, por poco me muero de risa, de camino paramos en un restaurante y nos pusimos a modo, ¿eh?, con el habano ya encendido pide la cuenta y me dice, paga, y yo no tenía dinero suficiente, se lo digo y agarra un cabreo de muerte, ¿cómo se puede salir a la carretera sin pasta?, ¿ni siquiera para la cuenta?, resulta que él nunca lleva dinero encima y antes lo llevaba el otro «Jenti» y yo qué iba a saber y voy y le digo ¿y tú que tienes más que yo qué?, estábamos en Burgos, fue un poco violento, tuve que explicárselo al dueño, en Guipúzcoa hubiera sido otra cosa porque siempre conoces a alguien, lo arreglé como pude y a la salida va y me dice, Patxi, desde la próxima tú te haces cargo, y así tengo más carta blanca que los directores, para comprar un bocadillo o un rascacielos, sin contrato ni leches, sabe lo que se hace, jamás le levanté un duro. Tiene vista para todo, sus ojos son aparatos de precisión o así, te determina la temperatura de temple sin necesidad de pirómetro. Ah, sí, bueno, en el caserío hacer hacíamos fundición de hierro colado, balcones, verjas, algunas casi artísticas, y también creo que se hizo la primera cocina de carbón tipo Bilbao con herrajes de latón, claro, el esmaltado era un lujo.
MAURO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ: Ponga mi nombre, ¿por qué no?, no tengo nada que ocultar ni de qué avergonzarme, lo mismo le digo a usted que a los periodistas que a la policía, no tengo nada de iceberg, lo que soy y lo que pretendo está aquí, a la vista, lo he repetido mil veces, soy un enlace normal, no pertenezco a comisiones y si actúo de portavoz es a voto y no a dedo, más claro agua, sí, asturiano, en Mieres aguantamos casi un año, aquí llevamos camino, mire, no me pida cuentos pasados, lo importante está aquí y ahora, es una cuestión de fuerza, a ver quién aguanta más, un pulso, dicen que es aficionado a los pulsos, pues de éste va a salir listo, por supuesto que él puede resistir más, lo más que puede pasarle es arruinarse y así de arruinado me gustaría quedar a mí, nosotros ya lo estamos pero morir de hambre es difícil, siempre hay alguien que te fía porque eso de la caja de resistencia, los subsidios de los sindicatos y lo que recaudan los curas es leyenda, pura imaginación, en casa no entra un céntimo desde el último sobre, y la cartilla kaput, lo único que entra son anónimos amenazando a la familia, tíos sin pelotas para dar la cara, seguro que alguno después en el bar te da palmaditas en la espalda, levanta el puño y dice resistir, pero él está con la copa y el puro, lo mío me lo sé de memorieta, cuando esto acabe, acabe como acabe, a la calle, ya se buscará el motivo, pero no me importa, sé resistir y maldito si me van a liar ahora con la maniobra del rapto, yo en mis trece y el tinto se lo pago yo que para eso aún me queda.
JULIO LASA BARRIOLA: El amanecer es algo importante, lo que comienza a ser, being dicen los sajones y da la clave de lo que se llega o no se llega a hacer, el doing, por eso es tan importante para los poetas, en Jávea tienen un estribillo poético, Amanecer de España, se consideran los más al este de forma no demasiado ortodoxa y los falangistas propusieron del mismo modo un empieza a amanecer, demasiado prolongado el amanecer suele ser un proyecto que casi siempre se malogra, en los jóvenes lo mismo, son figuras de un poeta local, Liteo, ya se lo presentaré, ahora quisiera ponerle en contacto con una mujer por aquello de los antecedentes juveniles.
MAITE: Ni apellidos ni nada, pero ¿a qué viene esto, don Julio? Si no fue nada, nos conocimos en un baile y se acabó, cosa de chiquillos, pues no faltaría más, mi marido fue mi único novio y yo me casé de blanco, ¡uy!, qué cosas me hacen decir, no quieran complicarme la vida, si fue antes de instalarse en el pueblo, en la romería, todo lo más un vasito de tinto y un chorizo txirritxirri, lo del regalo es una txotxolada, una de esas piezas metálicas tan pulidas, a lima, los aprendices de la Cerrajera las regalaban a las crías para que viesen su habilidad, para presumir de hombres, sería una más complicada de las que hacía en su taller, ni la recuerdo, él era ya un mozo, un buen mozo sí, pero nada más y no levanten falsos testimonios, no tienen derecho, ya lo sé, ya lo sé, perdonen pero me pongo nerviosa con toda esta gente por el barrio y la policía pidiéndote los papeles con esos cascos que parecen marcianos, no era mujeriego, si es eso lo que quieren saber, eso creo yo, no sé, al menos aquí, en el pueblo, de jaun[15], ningún lío de faldas, nadie le puede reprochar nada en ese sentido, al contrario, serio, nunca salió con ninguna, cuando se le murió la madre se casó con Libe, así, de repente, y todas nos alegramos, Libe es muy buena amiga mía, pobrecita, lo estará pasando fatal, tengo que visitarla.
ANTÓN APALATEGUI MURÚA: Como puede comprender las circunstancias rebasan con mucho la competencia de un simple alcalde de pueblo, así que, como alcalde, no voy a opinar sobre ellas. Si es un rapto, no hay por qué negarlo, será público en horas, ya ve, la democracia tiene estas veleidades, si puede dar mi nombre, Antón se escribe en vasco Anthon, o Antxon, o Antton, según, ya ve cómo la cosa más simple puede complicarse y siendo alcalde, hagas lo que hagas, fascista, nos vamos a arrepentir de tantas libertades, ya no se respeta nada, el otro día me pusieron en la tapia del cementerio: «Los muertos fuera, la tierra es para quien la trabaja», algo de muy mal gusto, por incordiar, en fin, de don José María sé lo que todo el mundo, poco le puedo aclarar, se estableció alrededor del treinta, me parece, y el pueblo creció con su industria, todo el mundo le quiere y aunque no es hijo del pueblo se le nombró hijo preclaro, predilecto, adoptivo y padre, más bien es el padre de Eibain, yo fui el promotor de la idea, todos le debemos algo, yo tengo un pequeño taller de calderería y prácticamente la totalidad del trabajo es auxiliar de Lizarraga, figúrese cómo voy ahora con la huelga, está fallando el principio de autoridad y ya veremos dónde y cómo acaba la fiesta. ¿Desde el novecientos? El pueblo como desde la prehistoria, casi, su personalidad estaba vinculada a la cuenca del Deva y a la provincia, en fin, ya se sabe, Guipúzcoa abrazó la causa carlista más porque vio en ella la segura defensa de sus fueros que por el absolutismo que simbolizaba, así entró en el siglo XX en medio de una gran confusión y absentismo político y con noticia de sangre en primera plana, el asesinato de Cánovas por Angiolillo en el balneario de Santa Águeda. El turno pacífico, a la inglesa, de liberales y conservadores, se decidía en las urnas por el actualmente añorado sistema del pucherazo, la compra de votos y la presión religiosa jugaban lo suyo, hay un diálogo entre un cura y un casero que es todo un poema. José Mari, ¿por quién votas tú? Yo por Tal, que es amigo del amo. ¿Pero no sabes que el que vota a Tal se condena? ¡Bah! Allá mi amo se las entienda con Dios. En fin, con escepticismo o sin él, ganaban siempre las derechas, éramos gente de orden. El clericalismo tuvo que encajar de sus enemigos naturales, republicanos y socialistas, acusaciones tremendas como haber convertido a la mujer vascongada en carne de cura, en otro sentido una verdad casi al pie de la letra y muy honrosa pues no había familia sin un seminarista en la prole. La gente se movía más por razones locales y así todos los políticos incidían en la política regional, conseguir la mayor independencia administrativa posible y el mayor número de libertades vascas, en eso estaban de acuerdo, en donde ya había diversidad de opiniones era en la forma de hacerlo sin merma de la unidad nacional, los círculos carlistas empezaron a tener encuentros serios con la creciente organización del PNV y cuando alguien gritaba ¡Muera España!, había más que palabras. Apelando a un sentimiento noble a veces lo vasco se sublimó a golpe de retórica: «nacer vasco es sentir la muerte de los fueros y libertades seculares surgidas del seno de la naturaleza, el ósculo de los siglos». Era la época. En fin, con integristas, jaimistas y demás la provincia fue abanderada del multipartidismo caótico, un caos como se demostró con el Movimiento Nacional, también presumíamos de cientifismo progresivo con el famoso toque del trigémino del doctor Asuero, les pinchaba en la nariz y los paralíticos dejaban la silla de ruedas y salían corriendo, por poco se carga el negocio de Lourdes. Con la revolución socialista del 17 y las primeras huelgas serias las tres diputaciones vascas se pusieron a la altura de las circunstancias y reunidas en Vitoria envían al gobierno un mensaje solicitando una mayor autonomía para las provincias que representan, Navarra no se unió, digan lo que digan siempre ha sido diferente, en fin, no en vano fue un reino ella sola y prácticamente con los límites geográficos de ahora mismo, pero en fin, el reintegrismo foral, las viejas leyes, quien supo hacerlo suyo e inculcarlo al pueblo fue el PNV que, muy crecido por los éxitos parciales que iba obteniendo, se presentó a las elecciones del 19 sin ninguna alianza, a pecho descubierto, en todos los distritos, hicieron un gran esfuerzo, vino Sota, presidente de la Diputación de Vizcaya, con guardaespaldas de Ondárroa, se propuso mitinear en Zumaya predicando el separatismo, pero tuvo que huir a uña de caballo y hostigado por el pueblo en masa gritándole ¡Churruca! ¡Churruca! Fueron unas elecciones en extremo violentas, los socialistas de Éibar manejaron sus partidas de la porra, eso lo saben hacer muy bien en nombre de la libertad, jaimistas y nacionalistas anduvieron a tiros y garrotazos entre sí de tal forma que muchas urnas cayeron hechas añicos y otras que no se rompieron sus actas fueron impugnadas, una delicia de democracia inorgánica pura, el resultado fue adverso al partido nacionalista pero su mayoría de edad estaba próxima. Al año siguiente lo que primó en la verbena fue el soborno, se impuso la ley de la oferta y la demanda; contra una onza de oro más pueden dos del mismo metal que una de plomo. Y la difamación, en fin, de todo, al Marqués de Tenorio, hijo de industrial y de los que ejercen con blusa de obrero, quizá por el nombre, le tildaron de club-man, todavía no se había inventado lo de play-boy, de todas formas muy inglesa la cosa y todo este potaje que le cuento con la abstención de más de un tercio del censo, cosa fina, la gente sólo reacciona por lo que le afecta directamente, en las últimas elecciones antes de la Dictadura se votó en masa y no hubo cuneros y no por el desastre del Annual, sino por el conflicto armero, España, especialmente Cataluña, usted lo sabe mejor que yo, era el paraíso del terrorismo, pistoleros anarquistas o mercenarios segaban vidas de patronos y obreros a tiro de revólver y lo que son las cosas, el severo control sobre la licencia de armas y su fabricación, que se puso como remedio, no remedió nada y sin embargo causó aquí la primera gran crisis laboral, a nosotros apenas nos afectó, todavía no contábamos ni en armas ni en ninguna industria, algún taller aislado, ni siquiera estaba la primitiva fundición de Lizarraga, pero en Éibar figúrese, era el centro neurálgico de la zona armera, mi padre trabajaba allí, y el estéril control provocó más de una ruina, con una profunda crisis de trabajo muchos fabricantes emigraron a otros países en busca de una legislación más inteligente y tras ellos los obreros especialistas, o sea, que los vascos también sufrimos y sabemos lo que es la emigración, decían lo de más inteligente porque no eran las pistolas el origen de la perturbación social, serían la causa inmediata de la muerte, pero en fin, si se tuvieran que eliminar esas causas inmediatas adiós industria, en primer lugar la del automóvil, mata más el coche que el cáncer y el infarto juntos, y no digamos el tabaco y hasta los mismos medicamentos, claro que había otras causas ocultas en la crisis industrial, las endémicas del país, mala comercialización, acabada la guerra mundial las exportaciones disminuyeron y no se supo encontrar mercados sustitutivos y otra la copia, la servil imitación de modelos americanos hizo que al principio se vendieran bien en Estados Unidos, pero aun tratándose de patentes ya caducas promovieron situaciones litigiosas y que luego los yanquis se amarraran bien los machos con los nuevos modelos, en otro orden de cosas como ahora anda la máquina herramienta, es la eterna canción, bueno, en fin, pues gracias a esa crisis por primera vez en la historia fue un eibarrés el que defendió los intereses de su pueblo y salió elegido por aclamación masiva, por su distrito, claro, no solucionó nada, y es que cuando la violencia llega a ciertos extremos sólo se arregla con mano dura, es triste pero es así, la democracia es bonita en teoría, en la realidad ya se sabe a qué conduce, en aquella ocasión fue Primo de Rivera el que tuvo que calmar el patio con su espadón, no nos queremos dar cuenta de que la historia se repite.