Gracias infinitas a Jenn Díaz, porque sin ella esto no habría pasado.
Gracias a Silvia Querini, por su tesón, su entusiasmo y su confianza.
Gracias a Raquel Abad, por ayudarme tanto hasta el último momento.
Gracias a Elvira Navarro, Pablo Gutiérrez y César Martínez-Useros, por sus lecturas.
Y sobre todo gracias a José Miguel Moreno, Beatriz Moreno, Manuela Martín y Miguel Marqués: qué decir, la novela también es vuestra, en algo mucho más profundo y esencial que las palabras.