Estoy en deuda con Cindy Vallar, Jody Allen y Sharron Gunn por sus conocimientos sobre la historia de Escocia y su guía constante, por la generosidad de sus corazones y por estar siempre dispuestas a ayudar a otras autoras en su investigación. También con Beth Trissel, cuyos conocimientos sobre el uso popular de las plantas medicinales me han servido tanto para aprender como para inspirarme.
Quiero dar las gracias a la cantante en lengua gaélica clásica Fiona Mackenzie por ayudarme con las traducciones al gaélico y por su maravillosa e inspiradora música.
Y, finalmente, gracias Portia Da Costa por tu amistad, tu apoyo y tu ánimo durante el proceso de escritura de esta novela.