A Esther

Qué es el viento sin sombra, sino una nada

a sí misma abrazada.

Qué es la serpiente muerta, sino

una luz en los ojos, una imagen

que nombra a la cosa.

Qué es tu vida, mamón, sino algo

que es menos todavía que una vida

que una mano pálida que torpemente araña

la pared.

Dicen que estoy vivo.

Dicen que estoy vivo y me llamo de algún modo

y vanamente escribo,

sobre la sombra cruel de la pared.

Pero es verdad que el viento ha deshecho la casa

como el soplo del lobo,

y unas voces me insultan en la cama.