HUQAN

Llevaba tanto tiempo reprimiéndose, que cuando supo que por fin la habían encontrado sintió miedo. El miedo se convirtió en alivio, alivio por poder desprenderse de aquella espantosa máscara.

Sería al día siguiente, por la mañana. Todos se reunirían en el comedor para el desayuno. Nadie sospecharía nada.

Diez minutos atrás se había arrastrado bajo la plataforma del comedor y la había colocado. Un mecanismo sencillo y muy potente, pero perfectamente camuflado. Estarían encima de ella sin notar nada. Y al minuto siguiente se encontrarían dando cuentas a Alá.

Dudó si dar la señal después de la explosión. Los hermanos vendrían y aplastarían a los orgullosos soldaditos. A los que sobrevivieran, por supuesto.

Luego decidió esperar unas horas más. Darles tiempo a terminar el trabajo. Sin opciones y sin salida.

Recuerda a los bosquimanos, pensó. El mono ha encontrado el agua, pero todavía no la ha sacado…