Los fonendoscopios

Voyeurs de la anatomía.

Los fonendos son el artilugio sanitario por excelencia. No hay muñeca infantil vestida de enfermera que no lleve uno, junto con la jeringa, la batea y el termómetro. Y un maletín en el que en teoría cabe todo eso. En teoría. Porque la Nancy enfermera, como las enfermeras de la vida real, lleva más cosas de las que le caben realmente en el maletín.

Pero esos ojos indiscretos de nuestros ruidos internos —no me diréis que no dan ganas de pintar un ojo en la campana del fonendo, como el del clip de ayuda de Word—, son en realidad un elemento de postureo indispensable en los centros sanitarios. Me han contado que a los médicos en sus actos de graduación no les imponen una banda como a nosotras, no, ¡a ellos les ponen un fonendo al cuello!:

—¡Pero si yo quiero ser neurólogo!

—Pues le auscultas el cráneo, pero tú pasearás con tu fonendo al cuello por el hospital, hasta para ir a la cafetería.

Para saber si un hospital cumple los ratios de postureo suficientes, no puede faltar tampoco la enfermera de laboratorio con el fonendo al cuello. Pero no un fonendo cualquiera, ella lleva un Litmann con su L bien gorda, como de Loewe, en la membrana. Y es que un Litmann no se lleva para usarlo ni porque se necesite, se lleva para lucirlo.

Hay fonendos de muchos modelos, tamaños y colores: de doble campana, de campana simple, de campana rota que no funciona, con grabación de sonidos, con memoria interna y hasta con bluetooth… Y luego están los estetoscopios: postureo nivel supremo. Ver uno de estos por el hospital es como ver un Aston Martin del 64.

Pero estos seres están rodeados de un halo de misterio, como casi todo el material sanitario. Un misterio todavía desconocido por muchos, pero que no pasa inadvertido para mí. Si las bolitas de los extremos son blancas y se ponen en las orejas, ¿por qué se llaman olivas? Yo las tengo visto rellenas, pero no era de anchoa precisamente.

Son cosas inexplicables de este mundo, como por qué todos los celadores llevan la cartera metida en el bolsillo de arriba del uniforme o por qué se saludan cuando van empujando camillas por los pasillos y se cruzan con otro que también lleva una.

Os dejo un rato, voy a ver qué quiere ahora el médico residente de primer año, que el pobre va de Litmann y no llega ni a Riester.