En el hospital no hay botiquines.
Hace algunos años, por cuestiones del destino y de la especialidad, trabajé durante una temporada como enfermera de empresa en una conocida mutua. A todos los nuevos clientes, el director les entregaba como bienvenida… ¡un botiquín! Y no veas lo contentos que se iban pensando que aquello salvaría la vida de algún empleado. Porque, sinceramente, ¿alguien ha encontrado algo útil dentro de esas cajas blancas con una cruz roja pintada por fuera?
Lo que no puede faltar en todo botiquín de primeros auxilios es un frasco de alcohol, grande, de medio litro a poder ser… así en caso de despido improcedente el empleado siempre puede darse a la bebida. Es el uso más razonable que le veo.
—Paco, me han despedido. Pásame el botiquín.
—¿Te vas a suicidar?
—No lo sé, pero ahora me voy a preparar unos chupitos de hierbas que no veas.
Lo siguiente que encontramos en caso de emergencia es ¡¡un rulo de algodón!! Envuelto siempre en un cartón azul (muy higiénico todo) y metido en una bolsa transparente… ¿Algodón?, ¿para qué?, ¿para hacerle unos patucos al gerente y que no se le ulceren los talones?
Otro clásico de las cajitas salvavidas es un montón de vendas… ¡¡de hilo!! En varios tamaños, para gente con tobillos gordos también, pero de hilo. De esas que son como gasas en rollo, y a las que yo, sinceramente, sigo sin encontrarles utilidad. De hecho, yo creo que solo las fabrican para meterlas en botiquines, porque jamás he visto esas vendas en ningún otro sitio.
Cómo no, no me puedo olvidar del producto estrella: ¡¡¡las tiritas!!! Cómo las odio, no os lo podéis imaginar. Trozos de plástico adhesivo con un plástico blanco en medio que, teóricamente, es una gasa pero que no empapa. Las podemos encontrar en color carne o transparentes pero nunca encontrarás la del tamaño adecuado. Porque, me pregunto yo, si la mayoría de la gente que usa tiritas las pone en los dedos… ¿por qué no inventan tiritas con forma de dedo? Que una se las pone y sobra más de la mitad del adhesivo. Si han inventado las tiritas redondas para cuando vas a pincharte a un hospital privado, ¿por qué no inventan las «tiritas-dedal»? ¡Es que se forra el que las venda!
Completamos el botiquín con:
Otro de los sitios donde tiene mucha salida el tema de los botiquines son los concesionarios de coches. Acabas de gastarte veintitrés mil euros en un coche, y no se le ocurre nada mejor al hombre del concesionario que… ¡¡regalarte un botiquín!! ¿Ya sabe que voy a tener un accidente? (Aunque no sería raro que me hubiese visto por ahí, en un semáforo, dándolo todo cuando suena en la radio una canción que me gusta). Señor vendedor, que eso es como si cuando me compre un paquete vacacional para irme de crucero por el Nilo me vendiesen un seguro médico por si me muero… claro que también lo hacen… El caso es que el botiquín del coche va equipado exactamente con el mismo material de primeros auxilios que el del trabajo. Todo muy útil en caso de impacto a 120 km/h. Bueno, todo no, el alcohol no, que luego os aficionáis.
Y los botiquines portátiles aún tienen un pase, pero… ¿qué me decís de esos que se clavan en la pared? En caso de accidente yo me imagino que pasará algo así:
—¡Paco! ¡Que Antonio se ha caído de la escalera y sangra por la cabeza!
—Nada, arrástralo hasta el baño que tenemos aquí el botiquín clavado. ¿Te voy preparando un chupito?