Agradecimientos

Mientras escribía este libro perdí a una querida amiga. Gail Foster me envió mi primera carta de una fan en 2005, antes de la publicación de mi ópera prima, Inmoral. A medida que nos fuimos conociendo, se convirtió en consejera y lectora previa de mis manuscritos, y siempre esperaba con ansiedad sus respuestas y reflexiones sobre mi trabajo. Marcia y yo tuvimos la fortuna de encontrarnos varias veces con Gail y convertirnos en amigos de ella y su familia. La echamos enormemente de menos.

Este libro está en tus manos gracias al esfuerzo de mucha gente en todo el mundo. Estoy agradecido a todos los que en la industria editorial han apoyado mi carrera durante los seis libros anteriores, con especial mención a mis agentes, Ali Gunn, Deborah Schneider y Diana Mackay, y a los agentes de muchos países que trabajan con ellas.

Por supuesto, estoy especialmente agradecido a mis lectores. Yo me crié disfrutando de un montón de maravillosos autores, y para mí es un honor representar el mismo papel para los lectores de todo el mundo. Continuad escribiéndome y compartiendo vuestras historias; me hace mucha ilusión recibirlas.

Sin el apoyo de la familia y los amigos, éste sería un negocio solitario. Mi propia familia, en California, me ha acompañado a lo largo de todo el camino, incluso cuando estamos separados por grandes distancias. También he sido bendecido con maravillosos amigos cerca de casa, en todo el país y todo el mundo. Muchas gracias a gente como Barb y Jerry, Matt y Paula, y Keith y Katie, por todas las formas en que enriquecéis nuestra vida.

Todos mis libros están dedicados a mi esposa, Marcia. Aquellos de vosotros que la conocéis, sabéis que es (tal como la describió un librero) «el glaseado del pastel» en las presentaciones de libros. En realidad, eso no es del todo cierto: ¡Marcia también es el pastel! Siempre que vuelven a invitarme a una librería o biblioteca, cuento con que me hagan la misma pregunta: «Su mujer también vendrá, ¿verdad?». Así que vaya mi mayor agradecimiento para Marcia por veintiséis años de matrimonio y por acompañarme en esta montaña rusa.