Capítulo 36

Rollie Swenson revolvió sus negros cabellos en un gesto de frustración. Cerró su despacho de un portazo y se volvió hacia Chris.

—Te dije que no quería que hablaras con mi hija sin mi permiso.

Chris estaba sentado frente al escritorio de Rollie.

—Lo siento, pero fue Tanya quien vino a verme. Quería hablar.

—Tiene dieciséis años.

—No me importa la edad que tenga; no soy policía. Si un testigo acude a mí con información, lo escucho.

A Rollie se le había soltado uno de los faldones de la camisa amarilla, que colgaba sobre su prominente tripa. Se sentó tras su escritorio, cogió un vaso de tamaño extragrande y sorbió el refresco. Al terminar, lo dejó en la mesa con un golpe. La Coca-Cola subió por la pajita y se derramó sobre el escritorio. Rollie no se preocupó por que goteara sobre el suelo.

—Vas a conseguir que la maten —le dijo a Chris—. Estoy intentando protegerla.

—Yo sólo hago preguntas.

—No juegues conmigo, Chris. Sé que harás todo lo que esté en tu mano para salvar a tu hija, pero creía que respetarías mi petición de mantenerte alejado de Tanya. Y en lugar de eso, te has aprovechado de ella.

—Me mentiste, Rollie —le espetó Chris—. No me hables de respeto a menos que antes estés dispuesto a ser honesto conmigo.

—Sí, de acuerdo. De estar en mi lugar, tú también habrías mentido.

Chris se puso en pie.

—No tengo nada más que decirte. Puedes hablar con Michael Altman y el sheriff sobre todo esto.

Chris abrió la puerta de un tirón, pero antes de que pudiera marcharse, Rollie se levantó de la silla, lo detuvo y volvió a cerrar la puerta.

—No los metas en esto. Todavía no.

—¿Por qué?

—Porque no sé en quién confiar.

Chris señaló la silla vacía.

—Vuelve a empezar, Rollie.

La barbilla de Rollie, quien parecía ir siempre sin afeitar, estaba especialmente descuidada. El abogado tenía cercos oscuros alrededor de los ojos, y la cafeína no estaba ayudando a reanimarlo. Ambos se sentaron de nuevo.

—Tanya me ha explicado que Ashlynn se ofreció para obtener información interna sobre Mondamin —dijo Chris—. ¿Te citaste con ella?

Rollie se agarró a los brazos de la silla.

—Sí, claro.

—¿Cuándo fue?

—El pasado otoño. En noviembre, creo.

—¿Qué te contó?

Rollie meneó la cabeza.

—Nada que no supiéramos ya.

—¿Y eso qué significa?

—Ashlynn sospechaba que su padre estaba involucrado en el encubrimiento, pero no tenía ninguna prueba.

—¿Mencionó a Vernon Clay? —preguntó Chris.

Rollie arqueó las cejas.

—Sí, así es. ¿Cómo has establecido esa conexión?

—A través de un contacto en Mondamin. Alguien a quien Ashlynn también acudió.

—Bueno, ya sabes que tratamos de encontrarle. Creíamos que él podría ser constituir nuestra prueba irrefutable.

—¿Qué sabía Ashlynn de él?

—Ése es el problema. No aportaba datos nuevos. No sabía dónde estaba ni cómo podíamos ponernos en contacto con él. No conocía los detalles sobre lo que podía haber estado haciendo mientras trabajaba en Mondamin. Lo único que tenía eran las mismas conjeturas a las que nosotros habíamos llegado hace algunos años. Era un callejón sin salida.

—Entonces ¿qué es lo que proponía? —quiso saber Chris.

Rollie dio otro sorbo a la Coca-Cola y se secó la cara, cubierta de sudor.

—Me dijo que podía acceder al ordenador que Florian tenía en casa y copiar sus archivos. También creía poder hacerlo en su oficina sin que él se percatara.

—¿Y tú qué le dijiste?

El abogado frunció el ceño.

—¿Qué diablos crees que le dije? Que no lo hiciera. El robo de documentación privada constituye una violación de varias leyes civiles y criminales, y ella se estaba ofreciendo a delinquir. Si la hubiera incitado a hacerlo, me habrían inhabilitado, demandado y encerrado en la cárcel. Le señalé que, si disponía de algún tipo de información específica relacionada con un delito, debía dirigirse a Michael Altman, no a mí.

—¿Cómo reaccionó Ashlynn ante tu negativa?

—Dijo que lo haría por su cuenta. Traté de disuadirla; le pedí que no actuara a espaldas de su padre y que no infringiera la ley llevándose nada que no le perteneciera. También le expliqué la verdad, que es que perdimos el pleito sin trampa ni cartón. Un juez rechazó la demanda. Los aspectos científicos relacionados con Mondamin y St. Croix, incluido Vernon Clay, fueron examinados al detalle por una experta independiente, que no estableció la existencia de relación alguna entre los casos de cáncer y la actividad de la empresa.

—¿Convenciste a Ashlynn para que se mantuviera al margen?

—Creía que sí.

—¿Volvió a ponerse en contacto contigo?

—No hasta que llamó a Tanya el jueves por la noche.

—¿Qué dijo cuando llamó?

—Ya lo sabes. Ashlynn aseguró que tenía pruebas contra su padre. No explicó en qué consistían.

—¿Hablaste tú mismo con ella?

—No, lo hizo Tanya.

—¿Le contó algo más?

—No, no sé qué clase de prueba se supone que tenía.

Chris se inclinó hacia delante con los codos apoyados en la mesa y miró directamente a los ojos cansados de Rollie.

—¿Por qué diablos no le contaste todo esto a la policía cuando encontraron el cuerpo de Ashlynn? ¿Por qué no me lo contaste a mí?

Rollie se echó atrás en la silla, poniendo distancia entre ambos, y separó las manos.

—Soy abogado, Chris, igual que tú. Comparto información en mis propios términos, no en los tuyos ni en los de Altman ni en los del sheriff.

—¿Qué significa eso?

—Ya te lo he dicho: mi única preocupación es mi hija. Antes de revelar nada que pudiera ponerla en peligro, tenía que saber qué estaba ocurriendo en realidad. Ashlynn ya había sido asesinada y, por lo que yo sabía, Tanya podía ser la siguiente.

—Así que ocultaste información clave.

—No estaba seguro de que la información fuera en absoluto relevante. Había pruebas abrumadoras en contra de Olivia. La policía lo consideraba un caso cerrado.

—La policía no sabía nada acerca de la llamada —objetó Chris—. El día antes de su muerte, Ashlynn le contó a Tanya que tenía pruebas contra su padre. ¿De verdad crees que se trata de una simple coincidencia?

Rollie se encogió de hombros.

—Ignoro si Ashlynn tenía de hecho una prueba o cualquier otra cosa. Era sólo una niña. ¿Quién sabe si en verdad había descubierto algo?

—Si es así, ¿por qué tienes tanto miedo de que Tanya esté en peligro? ¿Qué ha cambiado desde la llamada del jueves por la noche?

Rollie volvió a ponerse rojo y dio un golpe sobre la mesa.

—¿Quieres que te diga qué ha cambiado? ¡Kirk Watson intentó atacar a mi hija!

—¿Qué te hace pensar que eso tiene algo que ver con la llamada de Ashlynn?

—Conozco a Kirie. Sé de lo que es capaz ese hijo de puta y sé que está relacionado con Florian.

—Pues habla con la policía —dijo Chris—. Cuando las cartas estén sobre la mesa, no se atreverá a tocar a tu hija.

—No lo sabes. Además, las cosas ya no son tan sencillas.

—¿Por qué no?

—Kirk no es el único problema.

Chris contempló la cara de Rollie y descubrió en ella un nuevo temor.

—¿Qué ha pasado?

—Alguien más se ha puesto en contacto conmigo.

—¿Quién?

Rollie cerró los ojos y presionó los puños contra su frente. Parecía debatirse en la duda. Al cabo de un momento exhaló con fuerza, abrió el cajón superior de su escritorio y sacó una hoja de papel. Chris reconoció la letra de imprenta. La había visto antes.

Pensó en Michael Altman: «Le hemos encontrado».

—Ayer encontré esto en mi buzón —dijo Rollie, y le tendió el papel por encima del escritorio.

A LA ATENCIÓN DEL SEÑOR ROLAND SWENSON

NO DIGAS NADA

NO HABLES CON NADIE

EL SILENCIO MANTENDRÁ A TU HIJA CON VIDA

ELLA NO FORMA PARTE DE MI PLAN

NO ME OBLIGUES A HACER LO QUE QUIERO EVITAR

MI NOMBRE ES

AQUARIUS