ALGUNOS UNIVERSALES DEL PROCESO LINGÜÍSTICO HUMANO

En el capítulo 1 describimos los tres procesos más importantes de modelaje humano: la generalización, la eliminación y la distorsión; tres modalidades en que el modelo que creamos difiere de aquello que modela. Por cierto, estos procesos se aplican plenamente al caso de las representaciones lingüísticas. Desde este punto de vista, una buena parte del trabajo realizado por los lingüistas transformacionalistas ha sido el descubrimiento y la explicitación del modo cómo estos tres universales de la representación se llevan a cabo en los sistemas de las lenguas humanas. Tanto nuestra experiencia como la habilidad que poseemos para utilizar nuestra lengua son tan vastas que somos capaces de reflexionar sobre el proceso mismo en la medida que tenemos intuiciones consistentes acerca del mismo. El modelo transformacional del lenguaje procura representar los patrones estructurales de las intuiciones que tenemos sobre nuestra lengua. Estas intuiciones están presentes en todo hablante nativo de un idioma. Las tres categorías de intuiciones lingüísticas que hemos seleccionado como relevantes a nuestros objetivos son: la buena formación [15], la estructura constituyente y las relaciones lógico-semánticas.

  1. Buena formación: se refiere a los juicios consistentes que los hablantes nativos de una lengua emiten acerca de si un grupo de palabras constituyen o no oraciones en su lengua. Considérense los tres grupos de palabras siguientes:

    (3) Incluso el presidente tiene lombrices.

    (4) Incluso el presidente tiene ideas verdes.

    (5) Incluso el presidente tengo lombrices.

    La primera es reconocida como bien formada; es decir, confiere un significado a los hablantes nativos y estos la reconocen como sintácticamente bien formada; la segunda está semánticamente malformada, es decir, no confiere un significado que el hablante nativo pueda reconocer como posible; la tercera está sintácticamente malformada, si bien podemos asignarle algún significado.

  2. Estructura constituyente: los juicios consistentes que hacen los hablantes nativos acerca de qué elementos van juntos o combinados en una unidad o como constituyentes de una oración en su idioma. Por ejemplo, en la oración

    (6) El gurú de Ben Lomond pensó que Rosamaría estaba en los controles.

    Las palabras el y Gurú van juntas en una especie de unidad, mientras que de y Gurú no forman una unidad. Estos niveles constituyentes menores van a formar unidades mayores; por ejemplo, El Gurú y Ben Lomond van de alguna manera juntos, a diferencia de Ben Lomond y estaba.

  3. Relaciones lógico-semánticas: los juicios consistentes que los hablantes nativos de un idioma hacen acerca de las relaciones lógicas reflejadas en las oraciones de su lengua.
    1. Completividad: ante la presentación de un verbo, el hablante nativo es capaz de determinar cuántas y qué tipos de cosas son conectadas o descritas por una relación verbal. Por ejemplo, el verbo español besar implica una persona que besa y una persona u objeto que recibe el beso. El verbo golpear implica una persona o una cosa que golpea, una persona u objeto golpeado y un instrumento utilizado en la acción de golpear.
    2. Ambigüedad: los hablantes nativos reconocen que una oración única del tipo

      (7) Arrendarle una casa a un policía puede ser peligroso.

      (8) María José hizo algo por sí misma.

      Comunica dos significados distintos. La oración (7) puede tomarse en cualquiera de los siguientes sentidos:

      (9) Arrendar la casa de un policía puede ser peligroso.

      (10) Arrendar la casa de uno a un policía puede ser peligroso.

      En la oración (8) no está claro si María José hizo algo en beneficio suyo o si hizo algo ella sola.

    3. Sinominia: los hablantes nativos reconocen que las dos oraciones que aparecen a continuación tienen el mismo significado o trasmiten el mismo mensaje:

      (11) Esto puede hacerse con rapidez.

      (12) Esto se puede hacer con rapidez.

    4. índices referenciales: los hablantes nativos son capaces de determinar si una palabra u oración alude a un objeto particular de su experiencia; por ejemplo, mi bicicleta, o si identifica una clase de objetos: las bicicletas. Más aún, pueden formular juicios consistentes acerca de si dos o más palabras se refieren al mismo objeto o clase; por ejemplo las palabras Klener y por sí sólo en la oración:

      (13) Klener se cambió por sí sólo.

    5. Presuposiciones: los hablantes nativos pueden determinar cuál es la experiencia del hablante al enunciar una oración. Por ejemplo, si digo:

      (14) Se me escapó el gato.

      Mi interlocutor tendrá todo el derecho a creer (y con razón) que, en mi experiencia del mundo, es verídico que

      (15) Yo tengo un gato.

    Estas tres categorías generales de intuiciones (buena formación, estructura constituyente y relaciones lógico-semánticas) que los seres humanos tenemos acerca de nuestra lengua están representadas explícitamente en el modelo transformacional.