¿Y QUE?

Los «magos» terapéuticos que describimos con anterioridad practican distintos métodos de sicoterapia y utilizan técnicas que parecen ser diametralmente diferentes unas de otras. Aluden a los prodigios que realizan mediante terminologías tan distintas que su propia percepción de lo que hacen parece no tener nada en común. En varias oportunidades los hemos observado trabajando con alguna persona y hemos escuchado los comentarios dé otros observadores en el sentido de que estos magos de la terapia dan unos saltos intuitivos tan fantásticos, que hace que su trabajo sea realmente incomprensible para los observadores. Y a pesar de todo, aunque las técnicas de estos magos sean diferentes, todos comparten una misma cosa: introducen cambios en los modelos de sus clientes, lo que les permite a estos más alternativas de conducta. Lo que vemos es que cada uno de estos magos tiene un mapa o un modelo para cambiar los modelos del mundo de sus clientes, es decir, un metamodelo que efectivamente les permite expandir y enriquecer los modelos de sus clientes con el fin de que sus vidas sean más ricas y más satisfactorias.

Nuestro objetivo en este libro es presentarles un metamodelo explícito, es decir, un metamodelo que puede ser aprendido. Queremos poner este metamodelo a disposición de cualquier persona que quiera expandir y enriquecer su destreza para ayudar a las personas. Dado que una de las formas principales en que los terapeutas pueden llegar a conocer y comprender a sus clientes es a través del habla, y debido a que el habla es también una de las formas primarias por la cual todos los seres humanos moldean sus experiencias, hemos centrado inicialmente nuestro trabajo hacia el habla usada en terapia. Afortunadamente, en forma independiente del contexto de la sicología y la terapia en los últimos años, se ha desarrollado un modelo explícito de la estructura de habla, trabajo hecho por los gramáticos transformacionalistas. Este modelo adaptado para el uso en terapia nos ofrece un metamodelo explícito para el enriquecer y expandir nuestras destrezas terapéuticas y además de un conjunto de instrumentos con los cuales incrementar nuestra efectividad, así como la cualidad mágica de nuestro propio trabajo terapéutico. La magia se esconde tras la lengua que hablamos. Las tramas que el individuo puede urdir y deshacer están a su disposición si tan sólo este logra prestar atención a lo que ya tiene (el lenguaje) y a la estructura de los sortilegios que le permiten crecer y que presentamos en lo que resta de este libro.