Cuando aprendí a permanecer en la dicha, no busqué nada más. Me convertí en un puro vehículo de su polla, sin oponer resistencia. Puedo ceder todo el poder. Siento una atracción gravitacional hacia este hombre, que puede y quiere arrebatarme el poder, someterme hasta que lo doy todo, se lo concedo todo. Nunca supe cuánto poder tenía hasta que se lo di a través de mi culo. Mi culo es un conducto del poder.
Soy, me he dado cuenta, su pista de despegue, su plataforma de lanzamiento. Y después de muchos recorridos hasta el borde de la inevitabilidad, empieza el recorrido final. Lo reconozco porque coincide, siempre, con mi capacidad de someterme por completo, permanecer totalmente abierta sin reservas, sin límites. En cuanto él lo percibe, se lanza a por todas. Si yo revelo algún indicio en mi rostro, o dentro de mi culo, de resistencia a esa sumisión, aminora el ritmo y me reconduce hasta que mi culo cree que sólo hay una opción, un camino. No hay más alternativa que la rendición. Soy suya por completo, en cuerpo, alma y culo. Gozo de mi libertad.
Acoplada en torno a su polla, siento su apremio. El camino hacia el orgasmo es una línea recta hasta mi culo, hacia el centro de mi ser, hacia el centro del mundo. No sé quién empieza a correrse. Sí sé, sin embargo, que es el único hombre cuyo orgasmo me interesa más que el mío y eso no es ninguna tontería. A un nivel, siento que su polla desencadena mis contracciones y entonces mis contracciones desencadenan las suyas…, pero entonces las suyas desencadenan las mías… Las contracciones en mi culo, contracciones involuntarias: el orgasmo anal.
Cabalgo sobre su orgasmo como una amazona sobre un corcel salvaje, sin perder nunca el contacto en ningún momento pero sin el menor control. Él estalla. Mi culo nos ha absorbido juntos en un vacío sin aire y somos uno. Fundidos en un espacio intemporal, experimento que mi destino es directamente ese momento y no otro.
Después somos muy felices. Normalmente no hablamos, sólo nos miramos a los ojos. Antes, cuando recuperaba la voz, me gustaba hablar del acontecimiento. ¿Qué? ¿En qué consiste realmente? ¿Por qué ocurre? Más aún, ¿qué ocurre? Y así sucesivamente. Ahora ya no hablamos. Porque sé que en realidad nunca lo entenderé. Ahora sólo siento gratitud. Ahora sólo quiero un polvo por el culo de tres horas en el que le cedo todo mi poder, él lo acepta y me lleva a visitar a Dios. Es lo único que necesito. Una y otra vez. Deseo morir con él en mi culo.