Después, digo: «Quizá ni siquiera sea el sexo. Quizá sea algo más. Más allá del sexo». ¿Tenía yo regularmente un orgasmo clitorideo tras otro? No. ¿Había pensado en ello? No. Sólo una tonta se aferraría a lo que ya conoce cuando le están mostrando una tierra de liberación más allá del orgasmo. La tierra de la armonía, de la profunda armonía con otro ser humano. Familia. Él es mi familia.