Perfil de un follador anal

Dar por culo a una mujer tiene que ver claramente con la autoridad. La autoridad del hombre; la total aceptación de esa autoridad por parte de la mujer. Un hombre debe sentirse seguro, de sí mismo y de su polla, para follar a una mujer por el culo. Si no ejerce ese control, su polla dirigirá la acción; se moverá demasiado deprisa, haciendo daño a la mujer antes predispuesta, y rara vez, con razón, tendrá una segunda oportunidad.

Ignoro por qué motivo Un Hombre posee esa autoridad. Un psicólogo podría encontrar razones en su infancia, pero, en último extremo, creo, es un don de Dios, un conocimiento profundo de la seguridad personal. Esta clase de contención y falta de desesperación puede llevar a un hombre muy lejos con una mujer…, o al menos parte del camino dentro de su culo. Al final, lo que te lleva a alguna parte, o a ninguna, es quién eres.

Una vez me contó que le gustaba estar donde no debería, cruzar el cordón de terciopelo, meter la mano en el tarro de los caramelos, llegar tarde al trabajo, darme por el culo, un culo demasiado pequeño para su polla. Un Hombre llegaba tan adentro en mi culo porque se atrevía. En realidad, nadie más lo había intentado. Cualquiera que se atreva a llegar a ese nivel de intimidad, a esa locura, podría acceder a un sitio donde nunca ha estado.

Estoy a punto de correrme al primer contacto, con el cuerpo, el coño, el culo tan abiertos que se expanden para absorberlo a él. Nunca había estado tan abierta. Si me abriera así a alguien más, ¿sentiría el mismo goce? No. Me irritarían antes de llegar a estar tan abierta. Lo que lo estropea es todo ese parloteo; revela demasiado. Un Hombre es el hombre menos irritante que he conocido.

Y el único que nunca cede a mi voluntad.

Al mismo tiempo, en contra de lo que podría suponerse a primera vista, no creo que el mejor sodomizador sea el hombre arrogante, el macho: ése es un gilipollas. A esa clase de hombre probablemente ni siquiera le gustan las mujeres; está demasiado ocupado compitiendo con los otros hombres. En mi limitada experiencia, el mejor sodomizador es el hombre paciente y tierno, el que sabe escuchar a una mujer, estar con una mujer, y tiene la capacidad de aplacarla. Él es el que puede experimentar en el ámbito de la imaginación, junto con ella, su sumisión —el abandono del control—, y por tanto sabe exactamente cómo llegar a ese punto: absorbe todo lo que ella da. Es un buen hombre, Un Hombre.