Anoche me folló por el culo a las 23.20 mucho rato, muy fuerte, muy suave, muy gozosamente, muy despacio, muy deprisa, muy, muy profundamente. Después de cuarenta y cinco minutos así, dice: «Ahora voy a follarte por el coño». Y me di la vuelta y me folló por el coño. Luego dice: «Voy a procurarme un lugar sagrado». Y eso hace, ungiendo mi espacio sagrado —la tumba de mi pasado— con sus blasfemos jugos bautismales.
—Creo que es tu mayor regalo —dice después.
—¿Qué?
—La sumisión.