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UltraPalabra™

DISPOSITIVOS DE CÓDIGO NARRATIVO. Nombre que reciben las máquinas de ImaginoTransferencia empleadas por la Gran Central Textual para enviar los libros de la Gran Biblioteca a los lectores del Exterior. En un solo piso de máquinas de la GCT hay quinientos de esos colosos de hierro forjado, latón reluciente y caoba brillante. Un único dispositivo puede soportar hasta mil lecturas simultáneas del mismo libro a seis palabras por segundo y lector. Con cientos de pisos similares, la GCT maneja cincuenta millones de lecturas diferentes, aunque por lo general los últimos treinta pisos sólo se emplean cuando se publica un éxito de ventas muy ansiado. Empleando el sistema UltraPalabra™ sólo harían falta doce dispositivos para manejar hasta cien millones de lecturas simultáneas a una velocidad de hasta veinte palabras por segundo.

XAVIER LIBRIS

UltraPalabra™: la experiencia

de lectura definitiva

Hamlet y Jude Fawley intercambiaron una mirada y se encogieron de hombros al verme subir los escalones y mirar a la multitud. Heathcliff, para quien todo aquello no hacía sino retrasar el momento de gloria, me miró furibundo. Curiosamente, no estaba nerviosa… más bien sentía un entumecimiento eufórico. Ya vomitaría luego en el retrete, pero por el momento estaba bien.

—Buenas noches —dije a un público totalmente mudo—. Nadie niega que necesitemos más tramas, pero hay un par de detalles sobre UltraPalabra™ que deberían conocer.

—¡¿Gran Central Textual?! —llamó Tweed inútilmente por el notaalpiéfono móvil—. ¡Tweed a Gran Central Textual, respondan por favor!

No me quedaba mucho tiempo. Tan pronto como la Gran Central Textual se enterase de lo sucedido, podría escribirse otro enlace de notaalpiéfono.

—Primero, no hay tramas nuevas. En todas las pruebas realizadas, no se ha descrito ni entrevisto ninguna. Libris, ¿podría indicarnos una trama nueva?

—No estarán disponibles hasta que no se active UltraPalabra™ —dijo, mirando con furia a Tweed, quien seguía intentando hablar con la Gran Central Textual.

—Por tanto, están sin probar. Segundo —añadí—, UltraPalabra™ contiene una limitación de tres lecturas. Lo que significa que ya no se podrán prestar libros. Las bibliotecas tendrán que cerrar de la noche a la mañana, las librerías de segunda mano serán cosa del pasado. Las palabras educan y liberan… pero la GCT quiere convertirlas en un producto para su venta y nada más.

La multitud comenzó a murmurar. No era el tipo de murmullo habitual en el MundoLibro, que es un simple término descriptivo, sino un murmullo real. Siete millones de personas comentaban lo que yo acababa de decir.

—¡Orlick! —oí gritar a Tweed—. ¡Ve a la GCT, corre si hace falta, y que reparen el notaalpiéfono!

—¡Esto es ridículo! —gritó Libris, a punto de sufrir una apoplejía—. ¡Mentiras, absurdas mentiras!

—Aquí tienen —dije, lanzando el ejemplar de Deane de El principito a la mesa que tenía delante. La tecnología de desplazamiento de campo actuó a la perfección: un único libro aterrizó en cada una de las cien mil mesas—. Es un libro UltraPalabra™ —expliqué—. Lean la primera página y pásenlo. Veamos cuánto tiempo pasa antes de que no puedan abrirlo.

—¡¿Tweed?! —gritó Libris, que seguía junto a mí en el escenario y cada vez se ponía más nervioso—. ¡Haga algo!

Señalé a Xavier.

—El verbalizador Libris podría refutar mi argumentación con toda facilidad, simplemente reescribiendo los hechos. A estas alturas podría haber desbloqueado el libro si no fuese porque todas las líneas que comunican con la Gran Central Textual están cortadas. Tan pronto como se activen, cada uno de esos libros estará desbloqueado. Perkins fue asesinado cuando descubrió lo que, tramaban. Se lo contó a Snell y también le mataron. La señorita Havisham no lo sabía, pero la GCT sospechaba de ella, así que la silenciaron.

Bellman se había puesto en pie y caminaba hacia el escenario.

—¿Es cierto? —preguntó, echando chispas.

—No, Su Señoría —respondió Libris—, por mi honor. Tan pronto como recuperemos la conexión, refutaremos todas las afirmaciones realizadas por la confundida señorita Next.

Bellman me miró.

—Será mejor que sigas, joven. Tienes la atención de la multitud, pero no tengo ni idea de por cuánto tiempo.

—Tercero y más importante, todos los libros escritos usando el sistema UltraPalabra™ pueden ser corregidos directamente desde la Gran Central Textual… Jurisficción no será necesaria. Todo lo que hacemos lo podrán hacer técnicos de bajo nivel en la GCT.

—¡Ah! —dijo Libris interrumpiendo—. Ahora llegamos a lo importante de verdad… ¿no temerá por su trabajo?

—No temo por mi trabajo, Libris. Mi verdadero hogar está en el Exterior. Yo aplaudiría un MundoLibro en el que no hiciese falta policía… pero ¡no si con ello perdemos el Pozo de las Tramas Perdidas!

La multitud quedó boquiabierta; siete millones de personas simultáneamente.

—No harán falta tramadores, ecolocalizadores, imaginadores, congruentistas, gramaticistas u ortógrafos. No será necesario entrenar genéricos porque los personajes se construirán con la descripción mínima necesaria. Estoy hablando de la completa destrucción de todo lo que la escritura tiene de intuitivo… reemplazado por una fórmula. El Pozo sería desmantelado y en su lugar algunos técnicos de la GCT harían que UltraPalabra™ escribiera los libros sin contar con el consejo de ninguno de ustedes.

—Entonces, ¿qué pasaría con nosotros? —dijo una voz de delante.

—Reemplazados —me limité a decir—, reemplazados por cadenas de nombres y verbos. Sin esperanzas, sin sueños, sin futuro. No habrá más vacaciones, porque nadie las necesitará ni nadie las querrá… os transformarán simplemente en palabras sobre una página, tan carentes de vida como la tinta y el papel en el que os convertirán.

Silencio.

—¡Pruebas! —gritó Libris—. ¡Hasta ahora sólo ha demostrado que puede inventar un cuento tan bien como cualquier tramador! ¿Dónde está la prueba?

—Muy bien —dije despacio—. ¿Señora Bradshaw? La alondra, por favor.

La señora Bradshaw sacó la jaula de debajo de la mesa y me la entregó.

—Con mis propios ojos he visto un personaje de UltraPalabra™ y no era más que un cascarón vacío; si un libro antiguo se lee con UltraPalabra™ queda muy bien… pero si se escribe en UltraPalabra™, resulta plano y manido, carente de sentimiento, la SmileyBurger del mundo de la narración. Puede que el Pozo sea un lugar despilfarrador y complejo, pero todos los libros que se leen en el Exterior se construyeron aquí… incluso las obras de genio. —Saqué la alondra de la jaula—. Perkins murió por obtener esta prueba.

Coloqué el pequeño pájaro cantor bajo el dispositivo de ImaginoTransferencia y la descripción de la alondra se transmitió al público.

Oh, alondra de alas rápidas,

desciende, pósate orgullosa,

borra con tu canto la oscuridad.

Ven y haz volar mi espíritu,

permanece aquí un tiempo,

tienta al verano con tu trino,

dulce flujo de canto sinfín.

El público reaccionó favorablemente a las palabras y hubos algunos aplausos, a pesar del nerviosismo.

—¿Qué tiene de malo? —insistió Libris—. ¡UltraPalabra™ toma el lenguaje y lo emplea de la forma más maravillosa que se pueda imaginar!

Bellman me miró.

—Señorita Next —exigió—, expliqúese.

—Bien —dije despacio—, ésa no es una alondra de UltraPalabra™. La he recogido esta mañana de la Biblioteca.

Se produjo un silencio de expectación cuando la señora Bradshaw sacó un segundo pájaro aparentemente idéntico al primero y me lo pasó.

—Ésta es la versión de UltraPalabra™. ¿Podemos compararla?

—¡No será necesario! —dijo Libris con rapidez—. Nos hacemos cargo. —Se volvió hacia el Bellman—. Señor, nos hacen falta algunas semanas más para resolver estos pequeños…

—Adelante, Thursday —dijo Bellman—. Veamos qué tal parado sale UltraPalabra™.

Coloqué el pájaro en el dispositivo y transmití al público la descripción fría y clínica.

De cola corta y grandes alas con un reborde más pálido, es fácil reconocer a la alondra en vuelo por su patrón, muy característico, en el plumaje marrón del pecho y blanco y negro bajo la cola. Las alondras anidan en huecos del suelo. Cantan un poco.

—¡Pido una votación ahora mismo! —exclamó Bellman subiendo al escenario.[27]

Miré a Tweed, quien jugaba con el notaalpiéfono y sonreía.

—¿Cuál es el problema? —pregunté.[28]

—¿Eh? —preguntó Bellman.

—¡La votación! —le insté—. ¡Rápido!

—Claro —respondió, sabiendo muy bien que no derrotaríamos a la Gran Central Textual hasta que no se realizase la votación. El Consejo de Géneros no estaba implicado… pero intervendría si la GCT intentaba ir en contra de un referendo del MundoLibro. Eso era algo que jamás conseguirían reescribir.

—¡Bien! —dijo Tweed por su notaalpiéfono móvil—. Se ha reestablecido la comunicación.

Me sonrió y le hizo un gesto a Libris, quien se tranquilizó de esa forma tan dramática de los que disfrutan de una seguridad absoluta.

—Muy bien —dijo Libris lentamente—. Bellman ha pedido una votación y, como establecen las reglas, se me permite responder a las alegaciones presentadas.

—¿Refutar la refutación? —grité—. ¡Las reglas no dicen tal cosa!

—¡Sí que lo dicen! —dijo Libris educadamente—. ¿Quieres echar un vistazo a la Constitución del MundoLibro?

Se sacó el delgado volumen del abrigo e incluso desde donde estaba pude oler a melón. Diría lo que él quisiese que dijese. Libris vino hasta nosotros y le dijo al Bellman en voz baja:

—Podemos hacerlo por el método fácil o el difícil. Nosotros creamos las reglas, podemos cambiarlas, podemos modificarlas. Podemos hacer lo que queramos. Pronto se jubilará usted. Secúndeme y tendrá un retiro cómodo. Opóngase a mí y le aplastaré.

Libris se volvió hacia mí.

—¿A ti qué te importa? En el Exterior nadie notará la diferencia. Tendrás una semanas para resolver tus asuntos e irte… tienes mi palabra.

Bellman miró a Libris con furia.

—¿Cuánto le pagaron?

—No hizo falta. Aquí abajo el dinero no significa nada. No, lo que realmente adoro es la tecnología. Es demasiado perfecta para que la paren personas como vosotros. Obtengo control al ciento por ciento. Todo pasará por la Gran Central Textual. Ya no habrá más Pozo de las Tramas Perdidas, no habrá más genéricos, no habrá más Consejo, no habrá más huelgas de personajes de poesía infantil. El diseño y el marketing deben unificarse por razones de eficiencia. Pero lo mejor será que no habrá más autores. Ya no habrá más plazos incumplidos. Ya no habrá más segundos libros de calidad variable… cada libro de la serie será igual que el anterior. Cuando un editor necesite un éxito de ventas, ¡no tendrá más que llamar a nuestro representante en el Exterior!

—Yorrick Kaine —murmuré.

—Efectivamente. ¿Sabes cuánto dinero se pierde porque la gente presta sus libros? Las posibilidades publicitarias que permite UltraPalabra™ valen miles de millones. En cada página los libros tendrán enlaces a productos y servicios relacionados. Es todo para mejor, Thursday, artística y financieramente. Es más, como primer paso, fusionaremos para siempre ambos términos. ¿Qué tal te suena «fartinancialmente»?

Increíblemente, era peor de lo que había pensado. Era como si las fábricas de pintura hubiesen decidido vender directamente a las galerías de arte.

—¡Pero los libros serán horribles! —grité.

—A los pocos años nadie lo notará —respondió Libris—. Señor Bellman, ¿está con nosotros o no?

—¡Antes muerto! —exclamó, estremeciéndose de furia.

—Como desee —respondió Libris.

Se oyó un restallido y vi que Bellman se envaraba un poco.

—Bien —dijo Libris—, acabemos con esto. Bellman, ¿se encargará de desmentir los comentarios de la señorita Next?

—Estaré encantado —dijo lentamente y sin emoción. Le miré horrorizada y comprobé que sus rasgos estaban menos definidos que antes… como una fotografía desenfocada. Una vez más el olor a melón se extendió por el escenario.

—¡Amigos! —dijo Bellman—. La señorita Next está totalmente equivocada…

Miré a Libris y éste sonrió triunfal. Metí la mano en el bolso buscando la pistola, pero se había convertido en mermelada.

—No, no —dijo Libris en un susurro—. Esa es una pistola del MundoLibro y ahora está bajo nuestro control. ¡Qué pena que perdiese la Browning del Exterior cuando peleó con Tweed!

Sólo me quedaba una carta. Saqué la guía de viaje, la abrí y pasé el marcatexto y el eyecto-sombrero hasta el panel de vidrio que tapaba una palanca pintada de rojo. Una nota pintada en el vidrio decía: ROMPA EL CRISTAL EN CASO DE EMERGENCIA SIN PRECEDENTES. Si aquello no era una situación sin precedentes, no sabía qué lo era. Rompí el cristal, agarré la palanca y tiré con todas mis fuerzas.