Después de todos los cuentos de hadas que había leído y estudiado, la única posibilidad que nunca se le había ocurrido era esta: que fuesen verdad o que tuvieran cierta base de verdad. Que el mundo pudiese admitir de hecho posibilidades como las de gigantescos osos mágicos que supiesen lanzar piedras y las de mujeres encantadas que pudieran yacer siempre en coma en espera de… Un caballero.
ORSON SCOTT CARD, Encantamiento.
Mientras estaban sacando al pobre Marqués del río, el gato se acercó a la carroza y dijo al Rey que, mientras se bañaba su amo, habían venido unos ladrones que se habían llevado su ropa, aunque él había gritado «¡al ladrón!» con todas sus fuerzas; el muy pícaro las había escondido bajo una gran piedra. El Rey ordenó en seguida a los encargados de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus hermosos trajes para el señor Marqués de Carabás.
CHARLES PERRAULT, Maese gato o el gato con botas.