A D. Benito Pérez Galdós
Venerado Maestro: La premura con que hube de realizar esta obra no era muy á[*] propósito para lograrla en cumplida sazón y madurez, de manera que temo mucho adolecer de osadía poniendo tan menguado fruto á la sombra inmortal de tan alto nombre. Mi empeño era arduo: las fuerzas, pocas. Considero que si hay algo digno de estimación en mi libro no es sino pretendido reflejo de aquella admirable serenidad, decoro y nobleza con que, en obras de linaje semejante al de la presente, vistió usted de carne artística y de hermosura inmarcesible el austero principio de la justicia: suum cuique tribuere. Porque si atinamos á encarecer sin envidia y á censurar sin veneno, participando la alegría de hacer el bien de la pesadumbre de causar tristeza, nos será otorgado el equilibrio interior.
Le ruego acepte con benignidad esta muestra, harto profusa, de mi ingenio.
RAMÓN PÉREZ DE AYALA
Caldas de Reyes, 23 de Octubre de 1910.