El frío está en los huesos. Lo siento por las noches. Está escondido tras los músculos, se inyecta hasta la médula. Desde aquel día. Cuando lo perdí todo.
No puedo calentarme. Ni con el horno, ni con la estufa. Da igual. Es el frío que se lleva bajo la piel, atravesando la carne.
Es la muerte.
He leído. Dicen que la muerte es fría. Yo tengo frío siempre. Sé que voy a morir.
Ayer paseé por la calle. Vi a gente feliz. Los odié. Odio la felicidad. Una mujer se puso a mi lado. Dijo que era de la iglesia. Una monja fuera de servicio. Quise sonreír.
Lo siguiente que recuerdo es ver a aquella mujer en el suelo. Sangraba mucho por la cara. Quise sonreír de nuevo. No pude. Tenía algo en la boca. Lo escupí. Era un pedazo de carne. No sé de dónde salió. La monja se retorcía sobre la acera. Le faltaba un trozo de pómulo.
Me marché de allí. Tenía mucho frío.