Presentación

Como ocurre casi siempre en la obra de Ortega, Misión del bibliotecario —cuya versión digital publicamos en ePubLibre el día de su primer aniversario— tiene una primera lectura a partir de lo que dice el texto, y, luego y a la vez, otra serie de lecturas que van más allá del objetivo estricto de lo escrito y alcanzan muy variadas dimensiones del ser humano, desplegando sobre ellas el pensamiento orteguiano.

La intención directa de Misión del bibliotecario es una reflexión sobre el papel y la función que corresponde cumplir a los bibliotecarios. Fue leído por el autor en el paraninfo de la Universidad de Madrid, como discurso inaugural en el 2º Congreso Internacional de la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions), el día 20 de mayo de 1935. Ortega sitúa lúcidamente la misión personal y profesional del bibliotecario, a la vez que ofrece un recorrido histórico y crítico sobre los orígenes y el desarrollo del libro, las bibliotecas y la vocación profesional bibliotecaria, para al final plantear las tareas que debe emprender el bibliotecario del futuro para servir mucho mejor a quienes buscan orientación y servicio por medio de los libros y la biblioteca, que es una de las instituciones fundamentales que el hombre ha creado para preservar y difundir la cultura.

Hasta ahora, dice Ortega, el bibliotecario se ha ocupado principalmente del libro como cosa, como objeto material, «desde hoy tendrá que atender al libro como función viviente». Y augura: «Tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva selvaggia de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas». Con gran perspicacia, el ensayista observa que «no sólo hay ya demasiados libros, sino que constantemente se producen en abundancia torrencial» y que «muchos de ellos son inútiles o estúpidos, constituyendo su presencia y conservación un lastre para la humanidad, que va de sobra encorvada bajo sus otras cargas». Por todo ello, Ortega recomienda como una de las misiones esenciales del bibliotecario la de la organización y reglamentación de la biblioteca y, en un sentido más amplio, la organización misma de la producción, control y conocimiento del libro. No hace falta decir, en esta revolución del libro, el conocimiento, y la cultura que vivimos en nuestro siglo XXI, el carácter pionero y visionario de esta obra de Ortega.

Pero Misión del bibliotecario, como decíamos al principio, no habla sólo de libros y bibliotecas. El lector se va a encontrar con reflexiones tan orteguianas y tan universales como las de la misión personal —que nace de libertad individual— y la misión profesional —que nace de la necesidad social—. Y es que, para Ortega, si el libro es mucho más que una «cosa» al deber ser revelada su función «vital» por el bibliotecario, lo mismo puede decirse de la vida y el acontecer diario, donde el sujeto está llamado a re-velar y des-velar la «vida» que hay en todo aquello con lo que se relaciona aparentemente sólo como «objetos», para poder ser verdaderamente él mismo (pues no se es sin la propia circunstancia) y para poder hacer que la sociedad sea verdaderamente lo que está llamada a ser (pues no lo será sin el concurso propio): «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».

Y, así, la lectura de este magistral texto se convierte, como han dicho algunos especialistas, en la lectura de cuál es la misión del bibliotecario de… la vida.

23 de abril de 2014,

PRIMER ANIVERSARIO DEL PROYECTO SCRIPTORIUM.