Capítulo XXXIX

Yo malo que obré el pecado,

Merecía haber la paga.

Mis ojos sean malditos

Que su hermosura miraran,

Que a no mirarla ellos

Todo este mal se excusaba.

No miréis, justo señor,

Su pecado; pues la paga

El cuerpo que lo tal hizo

A ella haced librada.

Rom. del rey Rod.