Las preguntas acusadoras
Criticar mediante un interrogante puede parecer una manera constructiva de iniciar una discusión, pero frecuentemente es algo que pone a la defensiva a la persona criticada. Ejemplos de tales preguntas son:
—¿Es eso lo que piensas hacer?
—¿Qué crees que lograrás así?
—¿No puedes hacerlo mejor?
—¿Qué te hace pensar que eso sea una buena idea?
El terapeuta humanista Fritz Perls observó una vez que, dispuesto horizontalmente, un signo de interrogación se convierte en un «gancho». Hacer preguntas que contengan críticas implícitas es una manera de «enganchar» a la otra persona en una actitud defensiva. Por ejemplo, un profesor critica la mala organización del trabajo presentado por un estudiante de la siguiente manera:
PROFESOR: ¿Por qué puso la sección de economía política al final de su informe?
(ESTUDIANTE ofrece una razón endeble).
PROFESOR: Pero, ¿no se dio cuenta de que…
Obsérvese cómo la primera pregunta, formulada como crítica, conduce a una segunda, más destructiva que la primera. Pero ya veremos más adelante que las preguntas pueden ser también una técnica de la crítica constructiva. Supongamos que el profesor hubiera preguntado:
—¿No le parece que la sección de economía política podría ir mejor en la primera parte de su informe?
En ese caso el estudiante no se habría quedado «enganchado» en una actitud defensiva o de antagonismo, y habría sido más probable que lo viera como una posibilidad de una discusión útil y eficaz.