Las actitudes rígidas

Una crítica va precedida con frecuencia por las palabras «Debes» o «No debes». Estas expresiones y otras similares dificultan el proceso de crítica, por dos razones. La primera es que son actitudes reveladoras de la rigidez de quien critica. Hablar de «deber» y «no deber» implica que la opinión o el método que propone el crítico es el único «correcto», lo cual es de suyo suficiente para enfriar cualquier disposición a intentar un cambio que uno pudiera tener.

En segundo lugar, el supuesto unidireccional de que la propuesta del crítico es la única propuesta correcta perpetúa el concepto tradicional de la crítica como un proceso disyuntivo, la idea de que algo o alguien está «bien» o «mal», y de que no hay una posibilidad intermedia aceptable ni un posible comportamiento alternativo. Es probable que la persona criticada reaccione poniéndose a la defensiva, preguntándose por qué no ha de hacerlo a su manera, y que de ello resulte un esquema de obstinado desacuerdo recíproco.