En esta novela, como en las anteriores que escribí, se mezclan elementos ciertos, de la realidad, con elementos imaginarios. Dado que en este caso algunos de los elementos reales forman parte de aspectos importantes de nuestra historia, tanto pasada como reciente, querría hacer algunas puntualizaciones.
Las páginas en las que se describe la batalla del Politécnico fueron ambientadas y reconstruidas escrupulosamente sobre la base de la documentación existente, de experiencias personales y del testimonio de personas que considero dignas de credibilidad, pero no pueden, de ninguna manera, considerarse como un informe histórico porque en ellas la emoción tiene más importancia que los hechos. Es evidente que las vicisitudes de los personajes de la novela son fruto de la imaginación.
En cuanto a las referencias a la antigüedad son auténticas todas las citas de las fuentes (incluidas las respuestas de los oráculos) y de los escolios homéricos sobre las misteriosas localidades no identificadas de «Kelkea» y «Boúneima». La identificación del Nemrut Dagi como «Boúneima» no es científicamente sostenible. La inspiración me vino hace años, en el transcurso de otros estudios, ocasión en la que me enteré por los habitantes del lugar de que cerca de la montaña existía una localidad cuyo nombre en turco significa «la dehesa de los bueyes» (igual que Boúneima si se piensa que la etimología proviene de Bous, «buey» y nemo, «dehesa»; además de la otra, también posible, que es Bounós, «monte»).
Aceptada esta identificación como hipótesis narrativa, las relaciones matemáticas entre los segmentos del «eje de Harvatis» (inspirado por los estudios de arqueología astrológica de Richer) son auténticos y, al mismo tiempo, fruto del azar, así como el número maldito 66,6 que surgió por pura y curiosa casualidad. En cuanto al epílogo de la aventura de Ulises, los antiguos conocían la Telegonía, obra de Eugamón, poeta cirenaico del siglo VI a. J. C. En ella se narra que Telégono, hijo de Ulises y de la maga Circe, habría llegado a Ítaca en busca de su padre y le dio muerte en un duelo sin saber quién era; de este modo, Eugamón resolvía las palabras de la profecía de Tiresias que en griego decía: νάυατος έξ άλòς, «(la) muerte (te llegará) del mar», pero ignorando probablemente la parte que hablaba de un viaje del héroe al interior. Después de dar muerte a su padre, Telégono habría desposado a Penélope y Telémaco se habría casado con Circe en la isla Eea.
Al parecer, esta historia no tenía raíces tan antiguas como la Odisea; fue fruto de la invención de su autor que se habría inspirado en la profecía de Tiresias, tal como aparece expresada en el undécimo canto de la Odisea. Más antiguo y tal vez directamente relacionado con la Odisea debía de ser el poema perdido Thesprotis del que los topónimos Boúneima y Kelkea son quizá los únicos restos que nos quedan.
Un escolio a Licofrón (Scheer, II, p. 253, v. 21), poeta de la época helenística, nos permite conservar, siguiendo quizás el ejemplo de Teopompo (frgm. 354 Jacoby), el recuerdo de dos hipótesis diferentes sobre la muerte de Ulises: según la primera de ellas, el héroe habría muerto en Gortynia, Etruria, y lo habrían sepultado en Perge (Pyrgi). De acuerdo con otra tradición, Ulises habría muerto en una ciudad de Epiro (desconocida por nosotros) llamada Eurytana. En realidad, el fin del héroe está envuelto en el misterio.
En lo que respecta a la topografía de los lugares, normalmente es fiel y exacta. Me he tomado algunas libertades en la descripción de las grutas de Dirú y de sus alrededores. Portolago es hoy una localidad como muchas otras: la descripción que de ella hago refleja la atmósfera sombría a cielo abierto de una estancia nocturna de hace muchos años, cuando aquel lugar estaba semidesierto.
Icarus se inspira en el programa Ibicus de Hewlett-Packard actualmente en preparación.
La calle Dionysíou no existe. Al menos no con ese nombre.
V. M. M.