«No es una casualidad que este apasionado revolucionario de la música hiciese su aprendizaje con el último gran compositor de la burguesía, Schönberg… Es un espectáculo sobrecogedor el contemplar el contacto de dos casos límite, ver cómo dos representantes de las ideologías más heterogéneas se dan la mano en un antagonismo no exento de mutuo reconocimiento e incluso de admiración».

H. H. Stuckenschmidt