El autor tiene el mayor interés en hacer constar que, tanto en sus descripciones de inmersiones con escafandra autónoma como de inmersiones a gran profundidad con el batiscafo, no se ha apartado en lo más mínimo de la realidad. Tanto unas como otras, pues, están basadas en hechos, principios, y técnicas perfectamente reales. Lo mismo puede decirse de su descripción del batiscafo y de la escafandra autónoma. Recuérdese únicamente que con el batiscafo FNRS 3, tripulado por Houot y Willm, se ha alcanzado la profundidad de 4.050 metros en el Atlántico, mientras que con escafandra autónoma la máxima profundidad alcanzada fue de 120 metros, por Maurice Fargues —si bien éste murió durante el ascenso. El record actual lo detenta Frédéric Dumas, con 92 metros.
Asimismo, le complace hacer constar que los trabajos de Arqueología submarina emprendidos en el año 1952 por el comandante Cousteau cerca de Marsella —donde se utilizó por primera vez la televisión submarina— le han inspirado algunas escenas de los primeros capítulos de este libro.