NOTAS AL CAPÍTULO 11

Magos: Arist. F6; Teop. Apud Plut., Mor. 370c; 115 F65, con J. Bidez & F. Cumont, Les Mages hellénisés, vol. 2, p. 78. Guerra naval: DS 27, 6 (Cos como base); Arr. 2, 1 (obsérvese la guarnición de Alejandro en Mitilene—2, 1, 4) y DS 29, la mayoría pertenecen a mayo. DS 29, 4 es vago, pero 31, 4 es quizá demasiado pesimista (¿están estos griegos en la Península?). Piratería: Arr. 2, 1, 2. Flota de Alejandro: 3, 1, 9 s. Mitilene: Arr. 2, 1, 4; presumiblemente se acordaba reanudar la paz con cada rey persa. Posiblemente los almirantes quieren decir «ser nuestros aliados, libres e independientes como en 386» —¡pero su redactado y en especial Arr. 2, 2, 3 (Ténedos) implica que las islas se habían sentido complacidas siendo aliadas desde 386!—. Esto no es imposible, pues la interferencia persa y de los sátrapas en el Egeo, 386-334, necesita un nuevo estudio: cf. GHI 138, 155, 165; Dem. 15, 9; Polien. 5, 44, 3; Teop. F121; Dem. 15, 3, 14 y las pruebas, por supuesto, para 336-333. Alejandro y Ancira: Curc. 3, 1, 22; Calíst. F53. Capadocia: Estr. 12, 1, 1-4 con Geographi Graeci Minores (Muller), 2, 86. Berve s. v. «Sabictas», «Abistamenes» y las tropas para Darío en Arr. 3, 11, 7. Puertas Cilicias: Jen., An. 1, 2, 20; Curc. 3, 4 (Curc. 3, 4, 10 = Calíst. F32, 33); Arr. 2, 4, 3 .Darío: DS 30; Curc. 3, 2-3; los paralelismos entre el atuendo de Darío y el supuesto vestido de Calígula (Suet., Cal. 52) constituyen un dato más que me inclina a favor de una fecha claudia para Quinto Curcio. Para la señal de la ejecución, cf. Jen., An. 1, 6, 10. Guerra naval: Arr. 2, 2; Curc. 3, 3, 1. Arr. 2, 2, 2 demuestra que Farnabazo dejó ciento noventa barcos en Licia. H. W. Parke, Greek Mercenary Soldiers (1933), p. 183 escalonó las cifras con precisión. Cardaces: Estr. 15, 734 (puede que ésta no sea su explicación —cf. los diversos pasajes en el Thesaurus de Esteban, s. v. «Cardaces», col. 960, en el vol. 5 de la edición de 1841, lo que implica que el nombre significa meramente soldados contratados). Colonos babilonios: G. Cardascia, Les Archives de Murasu (1951) es fundamental; sobre los estados del rey, cf., especialmente, W. Eilers, OLZ (1934), p. 95 para los favoritos persas; Cardascia, pp. 82-83; feudos: Cardascia, p. 8, también Recueils de la Société Jean Bodin (1958), pp. 55 ss. y M. Dandamayev, Pestschrift Eilers (1967), pp. 37 ss. (que prueba el origen medo). Tasas y recaudación: Cardascia, pp. 78 ss. y sobre todo 98 s. Inalienable: cf. San Nicolo, Ungnad: Neubab. Rechtsurk. 1, n.° 10 y Código de Hammurabi 36-38. Un acreedor podía apoderarse de la cosecha, pero nunca de la tierra; una mujer tampoco podía poseerla. El propietario sigue siendo responsable, a pesar del usufructo; Ur Excavation Texts IV, n.ª 59, 60, 101, 106. Continuidad del feudo en los tiempos seléucidas: Moore, Neobab. Busin. And Admin. Docs. (1935), p. 139. Judíos adoptados: Cardascia, pp. 180-181 con paralelismos. Cf. p. 29, n. 5 y B. E. X 37 para las propiedades familiares. Compárese G. R. Driver, Aramaic Documents (1957) —sobre todo n.° 1—. Armas de los judíos: E. Ebeling, Zeit. Ass. (1952), pp. 203 ss. Mientras el rey agotaba la plata de sus propios tesoros, la plata para el mantenimiento de los soldados y el ilku terminarían escaseando; ¿dónde estaban las minas de plata de Mesopotamia? Sueño de Darío: Plut. 18,6; Curc. 3, 3, 2-5; DS 31, 7. Sus cifras: Hamilton, HCPA, p. 48. Marcha: Curc. 3, 3, 8 (imagino que esta precisa relación procede de Clitarco; DS 31 tiene un lugar para ella. Su padre Deinón escribió una sólida historia de Persia). Enfermedad de Alejandro: DS 31, 4 no menciona la carta de Parmenión, pero su silencio (!) no demuestra nada. Curc. 3, 4, 15 no garantiza que Parmenión permaneciera en Tarso, como tampoco lo hace Arr. 2, 5 (después de un largo intervalo). Just. 11, 8, 5 puede ser correcto; ¿quizá Parmenión había arrestado a un espía en la retaguardia de Alejandro? En vista de las secuelas de Alejandro, no creo a Curc. 3, 5, 10; DS 31, 6. Para la «culpabilidad» de Parmenión, cf. Ps.-Calíst. 2, 8, 25. Las variantes entre Plut. 19; Arr. 2, 4, 7-11; Just. 11, 8, 3-9 y Curc. 3, 5-7 no son significativas. Guerra naval: Arr. 2, 2 (los barcos de guerra persas necesitaban bases diarias, de ahí el retraso en las Cícladas). Misión de Parmenión: Arr. 2, 5, 1;,An. 1, 4. Anquíalo: Arr. 2, 5, 2-4 con Calíst. F34; Aristób. F9; Aten. 530a; Estr. 14, 5,9. Solos: Arr. 2, 5, 6, pero con 7, cf. 2, 13, 4 (¿cayó de nuevo Cos?). Alejandro el lincesta: DS 32, 1. Trayectoria de Hárpalo: Arr. 3, 6, 7 con Taurisco que fue staleis (sugerido oficialmente). Creo que Hárpalo era un espía; de ser así, ¿es éste un error de Arriano u otro ejemplo del desconocimiento de los motivos de Ptolomeo-Aristóbulo en el sanctasanctórum? Marcha y geografía: Ps.-Escílax 102 sitúa Malo junto al río Píramo (cf. Estr. 14, 5, 16) y Jen., An. 1, 4, 1-6 da veinticinco parasangas (es decir, veinticinco horas de marcha) hasta el puerto de Miriandro (cinco horas de marcha —esto es, por caminos muy agrestes— desde las Puertas Sirio-Cilicias, la actual Columna de Jonás). Los dos días de marcha para acercarse (pros) a Miriandro de Arr. 2, 6, 2 es algo perfectamente posible, según dice, a doce horas normales por día: cf. M. Dieulafoy, Mem. de l’Acad. Inscr. et Bell.-Lett. (1914), p. 58 para paralelismos. También DS 18, 44, 2 para la posible velocidad de la marcha de sesenta y cuatro kilómetros al día durante siete días. Movimientos de Parmenión: de la manera más interesada, Curc. 3, 7-8 ha desordenado la relación de la vulgata y la fuente (última) de Arriano en un conjunto incoherente; cf. Plin.-J., Ep. 5, 8, 12 para esta onerosa collatio. DS 32, 2-33 no sabe que Darío fue hacia la retaguardia de Alejandro (DS 32, 4, la última frase es decisiva): Quinto Curcio emplea este frío preliminar, de ahí que 3, 7, 5-10, especialmente 10, ignore los dos días de marcha (3, 7, 5) y deduzca que Alejandro esperó, siguiendo el consejo de Parmenión, en Isos; después sigue la historia de Sisines, desconocida por Alejandro; Curc. 3, 8, 12 se ajustaría a DS 32, 3 y 31, 2, pero entonces (haciendo caso omiso de 3, 7, 10) recoge la versión de Arriano: Arr. 2, 7, 1 = Curc. 3, 8, 13-17. De nuevo, retoma la versión de Diodoro de Sicilia, lo que es una locura, que sostiene que Alejandro simplemente esperó en Isos: Curc. 3, 8, 18 y sobre todo 19, 3, 8 y 20 es un esfuerzo para arreglar su embrollo; 3, 8, 22-23 = Arr. 2, 8, 1 y 2 (al alba). Haciendo caso omiso de los cien estadios de Calístenes, baja a los treinta estadios de Diodoro (3, 8, 24 = DS 33, 1); 3, 8, 27-3, 9, passim = Arr. 3, 10, 1 = DS 33, 4; Curc. 3, 10, 4 = Just. 11, 9, 3; 3, 11, 1-5 vuelve a la fuente de Arriano; 3, 11, 7 se ajusta a Diodoro de nuevo. Este embrollo (también detectable en Gaugamela) es de Curcio en el peor de los casos. Tácticas de Darío: si las actividades de Parmenión en el embrollo de Curc. 3, 7, 7 son ciertas, ¿habrían ido estos bárbaros para advertir a Darío? El consejo del desertor. Arr. 2, 6, 3 = Plut. 20. La vulgata le da el mismo papel mucho antes a Caridemo. C. L. Murison, Historia (1972), pp. 399 ss. ha resumido los numerosos y viejos puntos de vista sobre estos preliminares, con sus refutaciones y un buen mapa; creo que ha situado Isos demasiado lejos al sur, mientras que en las pp. 420-421 hace varias deducciones injustificadas que no están en ninguna fuente (de hecho, ningún agente se deslizaría fuera de Solos para advertir a Darío en Siria, porque probablemente, al igual que Alejandro, no sabía que se encontraba allí).

NOTAS AL CAPÍTULO 12

Discurso de Alejandro: un problema muy interesante. Arr. 2, 7, 3 puede muy bien no ser una composición personal de Arriano; DS 33, 1 = Arr. 2, 7, 3 sobre el evidente favor de los dioses (¿quizá no el comentario más obvio en la posición de Alejandro?). Just. 11, 9, 2-7 está sorprendentemente cerca de Curc. 3, 10 y seguramente debido a Clitarco (Curc. 3, 10, 1-2, precediéndolo = DS 33, 4 = Clitarco). Quinto Curcio sitúa su discurso donde Arriano coloca su exhortación de última hora (Arr. 2, 10, 2), pero incluso en este caso tienen paralelismos: por ejemplo, Arriano recoge a Quinto Curcio y el tema de Justino de un punto diferente para cada unidad (pero insiste en la debilidad persa, no en el botín) y también la perspectiva de conquistar Asia; Arr. 2, 7, 6 = Curc. 3, 10, 5 = Just. 11, 9, 6 (cumulus recoge la palabra favorita de Arriano, peras). Me gustaría mucho saber si Alejandro había mencionado ya esta gran perspectiva (cf. Arr. 2, 3, 7); no obstante, Arriano puede haber compuesto su discurso a partir de «información de fuera» en Clitarco y la vulgata, donde el tema de la conquista del mundo siempre estuvo presente. En 2, 7, 8, legetai (¿quién? ¿Ptolomeo?) demuestra que la referencia de Jenofonte no es de Arriano. Sacrificios: Pap. Oxyrr., FGH 148, 44, col. 2. Lugar de la batalla: A. Janke, Auf Alexanders des Grossen Pfaden (1904), 53 (aceptado con malos argumentos por F. W. Walbank, Hist. Gomm. on Polybius, vol. 2, sobre Polib. 12, 17, 3). W. Dittberner, Issos (1908) argumenta bien para el Payas; las dos medidas decisivas son los cien estadios iniciales entre Darío y Alejandro (Polib.-Calíst. 12, 19, 4: el Deli, más al norte, requiere esto para que sean unos ciento sesenta estadios) y en especial el campo de catorce estadios de ancho (Polib.-Calíst. 12, 17, 4. Falso del ancho Deli). Exploraciones de los persas: Arr. 2, 8, 5; Curc. 3, 8, 27-30. Puentes de la batalla: Calíst. F35 ha influido mucho en Arr. 2, 7-11 (aunque Ptolomeo lo sigue del modo más absurdo). Arr. 2, 11, 8-9 sobrepasa a Polib. 12, 20, 4; Arr. 2, 10, 3 implica que Alejandro fue el primero que se lanzó a la carga —cf. Arr. 2, 7, 4; 2, 10, 1 para la cobardía persa—; Polib. 12, 18, 11 implica que los persas empezaron la carga por la derecha de Alejandro, a menos que Polibio haya confundido la derecha de Darío con la de Alejandro. Calístenes-Polibio está de acuerdo con el flanco de Arriano en el frente de Alejandro, el orden en que se acercó y su estrechez, la situación de Darío en el centro, sus treinta mil griegos mercenarios (Arr. 2, 8, 6 = Curc. 3, 9, 2 = Polib.-Calíst. 12,18, 2) y sus treinta mil hombres de caballería en el frente (Arr. 2,8,5= Polib.-Calíst. 12, 18, 2). Calístenes-Polibio no cuenta a los cardaces, pero Arriano da la cifra de sesenta mil y Curc. 3, 9, 3 y 5 da la de cuarenta mil más veinte mil de infantería en la izquierda y el centro de Darío. Por lo tanto, presumiblemente Calístenes da también la cifra de sesenta mil. Arr. 2, 8, 6 los llama hoplitas, no peltastas, pero, por ejemplo, Arr. 1, 1, 8 (cf. Polien. 4, 3, 27, línea 10, ed. Teubner, 1887) demuestra que un hoplita grecorromano significa un «hombre armado». Incluso podría aplicarse a un Compañero de a Pie. Arr. 2, 10, 3 pone a Alejandro a la derecha, pero no entra en conflicto con Polib.-Calíst. 12, 22, 2 . Deseo de Alejandro de estar «opuesto» a Darío: esta necesidad sólo se refiere al ángulo de la carga en el centro de Alejandro. Quinto Curcio continúa combinando las dos fuentes (3,9 = Arr. 2, 8, 5-7; 2, 9; 3, 11, 1-3 = Arr. 2, 9, 2; 2, n, 2.; 3, 11, 4-9 = DS 33, 6-34, 4. La vulgata choca abiertamente con Calístenes: DS 33,1 = Curc. 3, 8, 23, dando treinta estadios donde Calístenes da cien. Mosaico de Alejandro: A. Rumpf, AM (1962), pp. 229-241 me parece más plausible que B. Andreae, Das Alexandermosaik (1967). Botín: Curc. 3, 11, 16; 3, 13; DS 36, 5; Plut. 20, 6-8. Reinas y damas persas: DS 35, 5 = Curc. 3, 11, 21-23 con un énfasis similar en la Fortuna. Ptol.-Arr. 2, 12, 3-5 = Curc. 3, 12, 1-12 = DS 37, 3-4. Pero el énfasis en la legalidad en Arr. 2, 12, 5 es de Ptolomeo y Aristóbulo, una visión interesante. 2, 12, 6-8 = DS 37,5= Curc. 3, 12, 13-23 termina moralizando, lo que implica que la pista viene de Clitarco. Plut. 20 sigue a Arriano; no menciona la historia de Hefestión. La vulgata (correctamente) juega con la amistad entre Alejandro y Sisigambis. Herida de Alejandro: Arr. 2, 12, 1 = Cure. 3, 12, 2 = Cares F6 (proporcionada por Darío) = DS 34, 5 = Just. 11, 9, 9 = Calíst. seguramente. Carta de Parmenión: Aten. 13, 607f- 608a —¿genuina?—. Barsine: Aristób. apud Plut. 21; Plut., Eum. 1 —decisivo para que sea la hija de Artabazo y, por tanto, de sangre real a través de Ápame, su madre—. Casada primero con Méntor —Curc. 3, 13, 14, sus hijos— y después con Memnón. Cf. Just. 11, 10, 2 y Curc. 3, 13, 12 s. sobre otros importantes prisioneros; también, Curc. 3, 12, 26 = DS 38 ,2 sobre el hijo de Darío. Libertad de los griegos: Teop. F253, línea 21. Acuñaciones reales: Bellinger, p. 50 resume.

NOTAS AL CAPÍTULO 13

A. H. M. Jones, The Cities of the Eastern Román Provinces (1971, 2ª. ed.) y V. Tcherikover, Hellenistic Civiliz. of the Jews (trad. inglesa 1961), especialmente pp. 40-41 y 90 ss., da un perfil cultural; G. F. Hill, History of Cyprus (1940), vol. 1, pp. 125-156 y DS 16, 42 ss. (datación errónea) son esenciales. Sobre el asedio, Y. Yadin, Warfare in Biblical Lands (1963), el trabajo definitivo de E. W. Marsden, Greek and Roman Siege Artillery (1969-1970), con el que tengo una gran deuda, y el importante texto impreso por R. Schneider en Akademie der Wissenschaften Göttingen, Philol.-Hist. Klasse Abhandl. XII (1912), pp. 1-87 explica el desarrollo de la maquinaria: para las defensas, cf. E. E. Winter, Greek Fortifications (1971). Brulotes: cf. Tuc. 7, 53, 4. Ollas de fuego: Polib. apud Suda, s. v. «pyrphóros». Barcos: L. Casson, Ships and Seamanship in the Ancient World (1971), s. v. «quinquireme»; O. Leuze, Die Satrapieneinteilung in Syrien (1935), pp. 193 ss. sólo es para entusiastas, y pedante desde el principio hasta el final. Fuentes: sobre el mar, Arr. 2, 13, 4-6 y Curc. 4, 1, 34-39 (DS 48, 5-6 = Clitarco); Curc. 4, 5, 13-22 y Arr. 3, 2, 3-7 son cruciales, pero falta la cronología. Arr. 2, 13, 3 = DS 48, 2 = ¿Calíst.-Clit.? sobre la quema de barcos: piratas en Arr. 3, 2, 4; Curc. 4, 7, 18. La carta en Arr. 2, 14 = esbozo de Curc. 4, 1, 10, y por tanto es original, aunque parafraseada (véase la misma palabra ákhari de Arr. 2, 14, 8). Con 2, 14, 5, cf. Hdt. 3, 2 y la supervivencia de Bistanes, hijo de Oco (Arr. 3, 19, 5). G. T. Griffiths, PCPhS (1968), p. 33 plantea los testimonios para las embajadas de Darío, pero saca ingeniosas conclusiones de DS 39, 2 que son demasiado subjetivas; DS 39, 3 = Curc. 4, 5, 1 = Just. 11, 12, 3 = Clit. y, por tanto, va con el asedio de Tiro, no con Arr. 2, 14 (¡no es una carta inverosímilmente arrogante!). La tercera embajada en DS 54, 2 = Curc. 4, 11 = Just. 11, 12, 10 = Clit., y es seguramente una confusión de fechas, quizás embrolladas debido a la muerte de la esposa de Darío; Plut. 30, 1 atribuye esto al parto, es decir, seguramente en la primavera de 332 (¡a pesar de C. B. Welles, Diodorus of Sicily, ed. Loeb, p. 277!), y Arr. 4, 20, 1 puede corroborar la fecha (aunque ella en ese momento todavía está viva —4, 20, 2 quizás es un error—). Seguramente esta «tercera» embajada es la segunda de Arriano; Quinto Curcio y Justino combinan las fuentes y por tanto señalan tres embajadas, pero, de hecho, Clitarco omitió la de Márato y ¿simplemente confundió las fechas de las otras? La oferta del Halis es la única discrepancia que puede reflejar verosímilmente la deshonestidad de Alejandro en Marathus o Tiro, pero yo lo dudo. Sidón: Abdalónimo es conocido como un jardinero por DS 47, 4 = Curc. 4, 1, 16 = Plut., Mor. 340d = Just. 11, 10, 9 = Clit., posiblemente. S. Smith, «Practice of kingship in early Semitic kingdoms», en Myth, Ritual and Kingship (1958, ed. S. H. Hooke), especialmente pp. 58-59, es relevante, con H. E. Hirsch, Archiv der Orientforschung (1963), p. 5. Desde el principio hasta el final, la obra de V. von Graeve, Der Alexandersarkophag (1970), es importante, en especial pp. 125-132; el silencio de Arriano puede posiblemente deberse a las propias experiencias de Ptolomeo en Sidón (¿contra Abdalónimo?) en 312. Asedio de Tiro: cf. Just. 9, 2, 10 ss.; para la «causa», Polib. Apud DS 30, 18 sobre las leyes de la guerra. Curc. 4, 2 ss. está mucho más cerca de DS-Clit.; subraya las dificultades (4, 3, 7 = DS 42, 5; 4, 2, 12 y 4, 3, 25-26 = DS 44; 4, 41 = DS 45, 7). ¿Arriano-Ptolomeo? omite las crucifixiones (Cure. 4, 1, 17 = DS 46, 4 = Just. 18, 3, 18 = Clit.); Arr. 2, 20, 4 omite a Pérdicas (Cure. 4, 3, 1), ¿quizás a través del sesgo de Ptolomeo? El (unánimemente acordado) heroísmo de Admeto debería acordarse a través de Calístenes. Cares F7 apud Plut. 24, 14 es valioso. Asedio de Gaza: Quinto Curcio atribuye tres heridas a Alejandro (¿correctamente?); Arriano sólo una. Batis en Curc. 4, 6, 29 = Clit.; también cf. Hegesandro, FGH 142 F5 con Arist. F495-500. E. Rohde, Psyche (1923), pp. 582 ss. es sugestivo. Reasentamiento: Just. 18, 3, 19 (para Tiro, con asedio de Antígono); Jos., A. J. 13, 150 s. (para Gaza). Sistema monetario de los reyes: Bellinger, Essays, pp. 50-56 es una prueba de lo poco útiles que resultan las generalizaciones. El estándar ático también se utilizó en Cilicia y Fenicia antes de Alejandro (cf. A. Reifenberg, Jewish Coins [1947], pp.8 ss.), y quizá por Acemilco de Tiro (F. Cross, Biblical Archaeology [1963], pp. 110 ss. —posiblemente, sin embargo, una moneda de 332-331—). Los reyes también acuñaron sus propias monedas después de Alejandro; raramente, pero cf. BMC Catal. Phoenicia, pp. 19-20 y 66. Alejandro y Chipre: Berve, s. v. «Pnitágoras», con Duris F12; Pumiatón gobernó Cicio, el puerto menos helenizado de la isla, y por tanto su castigo aquí no sería sorprendente. Para la captura de Tiro del gran Evágoras, cf. Isócr. 9, 62, que subraya que fue tomada por la fuerza.

NOTAS AL CAPÍTULO 14

Baratra: DS 16, 46; 20, 73. Berve, s. v. «Amintas», «Sabaces». Filosofía egipcia: DL, proem. 2. Gobierno persa: G. Posener, La première domination perse en Egypte (1936); E. Seidl, Einführung in die ägyptische Rechtsgeschichte (1956 ); F. K. Kienitz, Pohtische Geschichte Ägyptens (1953) recorre la mayoría de los escasos testimonios; la introducción a E. B. Kraeling, Brooklyn Aramaic Papyri (1963) es el mejor estudio de los documentos arameos. Para los monopolios del Estado, J. M. Wickersham, BASP (1970), p. 45 útilmente destaca Hdt. 2,94 como opuesto a la práctica ptolemaica. Papyr. Rylands 9, 7, 10 (cf. Seidl, pp. 30 s.) es un testimonio de la larga tradición relativo a la opresión de los campesinos egipcios, no una innovación de Persia, Cleómenes o Ptolomeo. Hdt. 2, 149; 3, 89; 4, 166 habla de tributo persa; W. Spiegelberg, Die sogennante demotische Chronik (1914) es un texto de incalculable valor, pero escrito estrictamente desde el punto de vista de un sacerdote. Tierra del templo: Kienitz, pp. 125-126, que cita el estado del templo de Edfu. Para los testimonios de las guarniciones, véase la bibliografía sobre Persia. Semtutafnakht: H. Schaefer, Pestschrift für G. Ebers, pp. 92 ss. Poder de la clase sacerdotal: Plat., Pol. 290d con J. Gwyn Griffiths, CR (1965), pp. 150 ss.; cf. O. Murray, JEA (1970), p. 141, una investigación excelente. Artajerjes y Apis: Deinón apud Plut., Mor. 363c; 355c; El., N. A. 10, 28. Coronación: sólo en Ps.- Calíst. 1, 34, 2, quizá confirmada por los títulos oficiales en los templos; cf. el busto de Alejandro en la corona del faraón en T. Schreiber, Studien über das Bildn. Alex. (1903), p. 149. Divinidad del faraón: G. Posener, De la divinité du Pharaon (1960) no es convincente, pero reúne los testimonios; la mejor recopilación es todavía A. Moret, Caract. relig. de la roy. phar. (1902). Etiopía: Curc. 4, 8, 3 con el mito de Nectanebo en O. Weinreich, Der Trug Nektanebos (1911). Calístenes y el Nilo: F12 es plausible, incluso en la forma extrema de 12 a; J. Partsch, Abhandlungen Leipz. Akad. (1909), p. 551 no es concluyente frente a la verdad sobre ello, no más que el argumento circular de P. Bolchert, Neuer Jarbuch der KI. Alt. (1911), p. 150. Alejandría: Arr. 3, 1, 5-3, 2. Con Plut. 26, 5 compárese Ps.-Calíst. 1, 32, 4 y E. Byz., s. v. «Alejandría»; Curc. 4, 8, 6. Racotis: Estr. 17, 792, con Estr.-Eratós. 17, 802. G. Jondet, Les Ports submergés de l’ancienne île de Pharos (1916) sugiere un puerto anterior. Motivos: Plut. 26, 2; Arr. 3, 1, 5s. cita la fama; Vitr. 2, praef. 4 aboga por el comercio. V. Ehrenberg, Alexander und Ägypten (1926), pp. 23 s. subraya el buen emplazamiento del puerto. No observo ninguna evidencia, salvo un relativo silencio, que pruebe el punto de vista de J G. Milne, JEA (1939), pp. 177 ss. de que el comercio griego con Egipto se había agotado; Dem. 56 y quizá la Estela de Náucratis (cf. U. Wilcken, AZ [1900], p. 133) implican lo contrario. Sobre el comercio alejandrino: Estr. 17, 793 es de lo más esclarecedor; sobre el papel de Rodas, véase el estudio y la bibliografía de E. Will, Histoire politique du monde hellénistique (1966), vol. 1, pp. 133-186 y los interesantísimos testimonios para la koiné de los mercaderes de Rodas, tratados por G. Pugliese Carratelli, Annuario (1939-1940), pp. 147 ss., sólo uno de los cuales está tentadoramente fechado en el siglo III a. C. El antiguo comercio ptolemaico se organizó de manera lenta, aunque era una de las principales prioridades del rey; cf. E. Ziebarth, Beiträge zur Geschichte. Seeraubs und Seehandels in alt. Griech. (1929), pp. 90 ss. para testimonios comparativos en otras partes. Guerra naval: Curc. 4, 5, 13-22 es esencial; Arr. 3, 2, 3-7 la registra, como de costumbre, cuando es anunciada a Alejandro. Cf. Curc. 4, 8, 11. GHI 191, líneas 30-32 es muy efusivo; GHI 192 es demasiado impreciso para garantizar que el comportamiento de Alejandro en Arr. 3, 2, 7 contradice abiertamente la línea 15. Puede que sólo surgiera después de que los cabecillas fueran sentenciados por Alejandro; podía decir, línea 14, que iban a ser arrestados de acuerdo con el decreto de los aliados, pero, igual que los cabecillas espartanos en 331-330, tenían que ser juzgados por él personalmente, quizá como especificaban los juramentos de sus aliados en los casos peligrosos. Asimismo, si en la línea 20 mekhri an significa «hasta», no «tanto tiempo como» (no hay nada decisivo en ello), entonces, ¿la inscripción puede pertenecer a un contexto más antiguo? Sin duda, los comentarios de U. Wilcken, Alexander the Great, p. 120 son demasiado dogmáticos. Visita a Amón: C. B. Welles, Historia (1962), p. 271 no debe tenerse en cuenta porque está equivocado desde el principio hasta el final; su argumento de que la fecha de fundación de 25 Tybi es una fecha de abril se refuta fácilmente por la probabilidad de que Ps.-Calístenes utilizara el calendario romano, equivocadamente, más que el calendario ptolemaico, como asume Welles. Amón y leyenda: A. R. Anderson, HSCP (1928), pp. 7 ss. Motivos: Calíst. F14 (subrayo que esto sólo se conserva gracias a una cita y recomposición de Estrabón). Obsérvese, sin embargo, que las palabras de Estrabón implican, al menos, que una parte de las historias de Alejandro fue digna de crédito. La mención de la muerte de Darío, como fue predicha por los oráculos enviados a Menfis, fecha la versión final de Calístenes en 330 como muy temprano. Perseo: en Egipto, Hdt. 2, 91, 2, 15 y A. B. Lloyd JHS (1969), p. 79; el testimonio relativo a Perseo en Libia es tardío (Escolios a Pd. 10, 47; Apol. Rod. 4, 1513; Ov., Met. 4, 617), y antes de Alejandro no se dice que hubiese consultado el oráculo de Siwa. Para su integración, Hdt. 6, 53-54; 7, 61; 7, 150; E. Babelon, Catalogue des monnaies grecques: Les rois de Syne, Arménie et Commagéne, p. 29 s., pl. 8, 1; p. 38; cf. Malalas, p. 199 (ed. Bonn) para los Seléucidas y los tipos similares de monedas de la dinastía de Mitrídates; cf. F. Cumont, RA (1905), p. 180 y el excelente estudio de G. Glotz, Dictionnaire des Antiquités, s. v. «Perseo». En cuanto héroe argivo, Perseo apelaría a Alejandro como rey argéada (cf. Filipo V); como un vínculo greco-persa para Alejandro, el nuevo rey persa. Móvil de Arriano: Arr. 3, 3, 1-2. Trataré de ello en un estudio en otra parte; de nuevo subrayo que ninguna de las cláusulas explicativas (o algún otro pasaje) puede remitirse a Ptolomeo o a Aristóbulo en particular; Arr. 3, 3, 6 demuestra la amplia lectura del autor, e incluso si Ptolomeo fue responsable, sin duda esto no hace que el motivo sea cierto, en vista de las serpientes parlantes, su propio papel como faraón y el favor hacia Amón (Paus. 9, 16, 1). Ni una sola palabra de Arr. 3, 3, 1-2 puede adjudicarse a ninguna fuente, y el supuesto paralelismo con Curc. 4,7,8 no me impresiona. Orígenes de Amón: A. Fakhry, The Siwa Oasis (1944) sustituye las primeras discusiones; J. Grafton Milne, Miscell. Gregoriana (1941), p. 145 llama la atención sobre un posible original libio; C.J. Classen, Historia (1959), pp. 349 ss. es incompleto. Amasis fue descifrado por Fakhry, p. 73; Cirene: F. Chamoux, Cyréne sous les Battiades (1953) fecha el templo de Zeus Amón hacia 500. Amante de Amasis: Hdt. 2, 181. El vínculo de Amasis con Amón ayuda a explicar la consulta que realizó allí su amigo Creso (Hdt. 1, 46). Difusión en Esparta: Paus. 3, 18, 3 y 21, 8; DS 14, 13, 6 (vínculo familiar). Paus. 5, 15, 11 para Olimpia, con F. Chamoux, Études 2 (1959), p. 31 y el nuevo papiro de Siwa (hacia 150 a. C.) para Paramón; este trío puede reflejar una práctica egipcia. Píndaro: Pd., P. 4, 5 y 9, especialmente 4, 17; Frag. 17; Paus. 9, 16; Vita Pindari 1, 29 (Westermann); Suda, s. v. «Píndaro». Lisandro: Plut., Lis. 20, 4; Paus. 3, 18, 3; E. Byz., s. v. «Afitis»; DS 14, 13. Cimón: Plut., Cim. 18, 7 (algo de verdad aquí); Nic. 13, 14, 7. Atenas: A.M. Woodward, BSA (1962), p. 5; S. Dow, HThR (1937), p. 184; A. Dain, Inscriptions grecques du Musée du Bardo (1936), n.° 1 (Zeus Amón en Atenas); IG 22, 1496, línea 95, IG 22, 338; Eur., Alc. 112 s.; Ar., Av. 618. Hipónico, hijo de Calías, tenía el sobrenombre de Amón (sea cual sea la razón, o el mérito, de la historia). Amón en el Egeo: cf. Head, Hist. Numm. under Melos, Mitylene, Lampsacus; también las monedas de las dinastías licias en los siglos V y IV y su reflejo más al este, la acumulación de las impresiones con sello de Mesopotamia (de monedas griegas), en E. Porada, Iraq (1960), pp. 220 ss. Nectanebo: Fakhry, pp. 77-79; su origen libio, como argumenta Kienitz, Politische Geschichte Ägyptens (1953), puede concordar con este afán constructor. Curiosidad: Arr. 3, 3, 1-2 tiene la palabra pothos donde Curc. 4, 7, 8 tiene un ingens cupido; no debería tomarse muy en cuenta su particular elección de las palabras, pero el tema de «un fuerte apremio» arraiga a partir de Calístenes, quien (en la cita de Estrabón) menciona philodoxia. Ejemplo de Aristóteles: Arist., Constit. Cyr., F531 (Rose) y, en especial, F103; cf. Aten. 2, 44d. Cirene: DS 49, 2; Curc. 4, 7, 9. Por extraño que parezca, Arr. 7, 9, 8, en un discurso recopilado por Arriano se refiere a la sumisión de Cirene; sin embargo, sospecho que Ptolomeo lo suprimió durante 332-331, pues Ptolomeo era más que un simple «amigo y aliado» de Cirene. Ruta de Alejandro: Bayle St John, Adventures in the Libyan Desert (1849) es el mejor relato; G. Steindortf, Dürch die Libysche Wüste Zur Ammonsoase (1904) es también un estudio útil, aunque su descripción del lugar en Zeitschrift für Äg. Sprache und Altert. (1933), p. 1 (con H. Ricke y H. Aubin) es sustituido por Fakhry y estropeado con errores. De las fuentes, Curc. 4, 7,10 = DS 49, 3 = Clit., evidentemente muy influenciado por Calístenes (lluvia, cuervos-guía, aunque no las nubes). Plut. 27, 2 cita a Calístenes; 29, 27, 1 puede quizá ser también suyo en el planteamiento; el comentario más importante está en Arr. 3, 3, 6, sobre la multiplicidad de los relatos. Aristóbulo está de acuerdo con los cuervos de Calístenes; con las serpientes de Ptolomeo, cf. Teof., H. P 4, 3 y Arist., H.A. 8, 29. A qué propósito (religioso o meramente maravilloso) servían en la mente de Ptolomeo estas serpientes-guía es algo que no pretendo saber. Curc. 4, 7, 30 menciona camellos; la descripción en DS 49, 6 y 50 es confirmada en detalle por St John y presumiblemente estaba también en Calístenes (¿que acompañó a Alejandro?). Eratós. Apud Estr. 1, 3, 4 y 15 es interesante; ¿es el camino de trescientos estadios la ruta de regreso directa desde Siwa a Menfis, puesto que el camino de Paretonio tiene sólo trescientos veinte kilómetros (mil setecientos estadios) aproximadamente? En ese caso, la medida puede ser la de un topógrafo que la midió en pasos. Oasis: deberíamos esperar grandes cosas de la excavación empezada por Ahmed Fakhry y publicada en Beiträge zur Ägyp. Bauf. und Altertumsk. (1971), pp. 17-33 y ZPE Epig. (1972), p. 68, su primer hallazgo de importancia. Primavera del Sol: Hdt. 4, 181; Arist. F153, y especialmente Cares F8, confunden su geografía (¿el fallo es de quien los cita?, cf. F15), pero seguramente es relevante para Siwa. Sobornos: Just. 11, 11, 6; cf. su relato de los amigos de Alejandro preguntando si deberían adorarlo como a un dios (11, 11, 11), inaceptable basándose sólo en la palabra de Justino, pues es muy incompetente en este punto. Recibimiento privilegiado de Alejandro: Calíst. F14. Saludo: me mantengo firmemente al margen del punto de vista de U. Wilcken, Sitzb. Preuss. Akad. (1928), p. 576; (1930), p. 159; (1938), p. 101; ciertamente, Estrabón, citando a Calístenes, menciona los otros elogios como ta hexes, lo que implica que las está narrando en orden. Pero en touto mentoi rompe con el orden de la lista, en mi opinión, y culmina la lista con la primera adulación de todas, la «noticia expresa» (¡rhetos nunca significa «en muchas palabras» en griego antiguo!) de que Alejandro era hijo de Zeus. Las precisas razones de Wilcken para ver esto como el saludo del sacerdote son decisivas. Las palabras de Calístenes-Estrabón, «el sacerdote hypoknnomenou ton Dia», demuestran decisivamente que Calístenes (y, por tanto, Alejandro) identificaban a Zeus con Amón; cf. Pd. F17 y, más allá de todo argumento, la inscripción ateniense de 360, registrando ofrendas a Zeus Amón: A. Dain, Insciptions grecques du Musée du Bardo (1936), n° 1. Para una identificación similar de Amón-Ra como Zeus Tebano, cf. inscripciones BMI, n° 1088 (también de finales del siglo IV a. C.). F. Taeger, Charisma (1959), vol. 1, pp. 193-194,n. 17 incluye a Amón y Zeus en sus intercambiables formas, observando cómo la costumbre griega prefería el nombre Zeus. Procedimiento del oráculo: J. Cemy, BIAO (1930), p. 491; (1936), p. 40, y especialmente en Brown Egyptological Studies, vol. 4 (1962), p. 35 con todas las ilustraciones; éstas son fundamentales para DS 50, 6-51, 2; cf. Luc., Syr. 7. Sanctasanctórum: Fahkry, Siwah Oasis, pp. 72-73. Orden de la ceremonia: muy controvertido y probablemente insoluble. El tamaño del patio del templo, al menos como es visible en nuestros días, no deja mucho espacio para una procesión completa como la descrita por DS 50, 6, pero la palabra de Estrabon-Calistenes themisteia y los «gestos y signos» (¿o symbola significa gestos, como Cerny apunta para Egipto?) seguramente garantizan que tuvo lugar una procesión. R. Laqueur, Hermes (1931), p. 467 argumenta acertadamente que themisteia comporta una procesión, por lo que Estrabón-Calístenes está diciendo, en efecto, que el ritual egipcio se llevó a cabo y que los amigos de Alejandro no pudieron escuchar la barca correctamente. Hypokrinomenos ton Dia significa «en el papel de Zeus» sólo en el sentido de «hablando de su parte». Imagino que esto tuvo lugar en el santuario después de la procesión, pese a que las «doncellas» fueron conducidas al patio pequeño. Ciertamente no creo que DS 50, 6 sea una descripción convencional basada en la práctica egipcia en otros lugares; definitivamente recoge a Calístenes y es cierto en el caso de Siwa. Sin lugar a dudas, como subraya Wilcken, los amigos no escucharon el mensaje del oráculo; era un secreto y permaneció como tal. Respuesta complaciente: Arr. 3, 4, 5. Sacrificio: Arr. 6, 19, 4-5. Arr., Ind. 18, 11 puede ser pertinente; Ind. 36, 3 no; Jen., An. 3, 1, 6. Preguntas de leyenda. Curc. 4, 7, 26 = DS 51, 2 = Just. 11, 11, 9 = Plut. 27, 4 = Clit., y quizá muchos otros; Plut. 27, 5, aunque dudo si esto incluye a Calístenes (las respuestas de las que se da parte en Menfis en F14 serían una decepción si de estas preguntas de Siwa hubiera informado Calístenes; no obstante, la decepción era una parte inevitable de la verdad y quizás era artísticamente satisfactoria para un episodio que se centraba en Siwa). Estoy impresionado con los dos sacrificios hechos de acuerdo con el epithespismos de Amón en el Indo en Arr. 6, 19, 4-5, cada uno a un dios diferente de un modo distinto. Quizás esto implica una detallada conversación en Siwa, a menos que Alejandro estuviera invocando el nombre de Amón a la ligera en 325. Entre amigos: Plut. 47, 11-12, también en la India. Sacrificio habitual: Arr. 6, 3, 2, donde la libación (igualmente un honor) se hace a Heracles, su antepasado, a Amón y a los otros dioses, como era su costumbre. Tois allois es decisivo en el sentido de que Amón y Heracles también formaban parte de los «dioses habituales»; el texto no debería enmendarse (uno de los peores errores de Tarn), y, si algo se sigue de la mención de Heracles como propator, es que, siguiendo la secuencia, Amón es pater, ¡y no que «no es nada especial»! Nearco: cf. Arr., Ind. 35, 8, donde el te demuestra la estrecha identificación de Zeus kai Ammon en el pensamiento de Alejandro. Muerte de Hefestión: Arr. 7, 14; Plut. 72, 3; DS 115, 6. Entierro en Siwa: DS 18, 3, 5; Curc. 10, 5, 4; Just. 12,15, 7. Monedas de Ptolomeo: H. Kricheldorf, Munzen und Medaillen Sammler (1969), p. 641; O.H. Zervos, ANSMusN (1967), pp. 1 ss. Monedas locales: J.F. Healey, NC (1962), p. 65. Énfasis de Calístenes: T21; F14, líneas 19 y 24; F36; Megástenes (véase mi nota ad loc.) en Arr. 7, 2, 3; Estr. 15, 1, 9. Seleuco: Just. 15, 4, 3; DS 19, 90, 4; F. Sokolowski, Lois sacrées des cités grecques (1955), n° 24; OGIS 212, línea 13; 219, línea 26. Paidios: Plut. 27, 9 (¿quiénes eran estos enioi?). Sólo el nuevo papiro publicado en ZPE (1972), p. 68 atestigua todavía el griego en Siwa, y data aproximadamente del año 150 a. C. Pero el griego debía de conocerse desde 500 y las visitas de Cirene; el nombre del gobernador Etearco, helenizado en Hdt. 2, 32, puede explicar más de Heródoto que del temprano helenismo de Siwa. Circunstancias en Egipto: prolijo sumario en M. Gyles, Pharaonic Policies (1956), pp. 48 ss.; cf. J.H. Breasted, Ancient Records of Egypt, 4, 942; Hdt. 3, 2-4. Pero Siwa no era un simple títere en manos de Egipto y, pese a que su ritual era egipcio, no necesariamente habría dado la bienvenida a Alejandro por medio del título de faraón. La coronación en Menfis, de ser cierta, ¿precedió o siguió a Siwa? Abucheos en Opis: Arr. 7, 8, 3; Just. 12, 11, 6; ninguno irrefutable. Macedón: Hes. F3 (West). Reyes espartanos: Tuc. 5, 16, 2; Hdt. 6, 57-58; Jen., Lac. 15, 9; Hell. 3, 3. Linaje de Hermes: Helánico, 323 F24a, c. Platón: DL 3, 1, 2, cf. Pitágoras: Porfirio, In Pythag. 2. Génesis: los dos ejemplos que sólo hablaban de descendencia citados por Laercio y Estrabón son irrelevantes; Hdt. 2, 146; Sóf., Tr. 380. Ambos significan paternidad: cf. Calíst. F14, línea 24, con seguridad no son únicamente palabras de Estrabón; Arr. 3, 3, 2; 7, 29, 3. Esta es una reivindicación más fuerte que, por ejemplo, la hecha por Ptolomeo Filadelfo en OGIS 54, que es llamado apogonos de Zeus. Héroes homéricos: Il. 24, 55 y 66. Cf. Hes., Teof. 96; U. von Wilamowitz, Der Glaube der Hellenen, vol. 1, p. 332 ss. para la paternidad de Zeus. Dionisio: Plut., Mor. 338b. Égida: Polib. 12, 12b (Calíst. T20) y las estatuillas en P. Perdrizet, Mon. Piot (1910), p. 598. Enviados en 324: DS 113, 4. León sobre la matriz: Éforo, 70 F217 (probablemente Éforo estaba muerto hacia 330, o al menos había escrito su libro). Rayo: Plut. 2, 3. Carta (sospechosa, sobre todo porque no se encuentra en la mayoría de la tradición): Plut. 27, 8, como opuesto a hoi pleistoi. Calístenes: Arr. 4, 10, 2: podría ser una anécdota más tardía, pero Arr. 4, 10, 1 sólo puede demostrar que Arriano no había leído la historia de Calístenes. Eratós. Apud Plut. 3, 3. (Eratóstenes pudo no haber creído el rumor de Olimpia, pero ¡ciertamente creía que ella lo difundió! P. M. Fraser, PBA [1970], p. 198, nota 2 ha perdido esta distinción). Anth. Graec. 13, 725 es una comparación interesante. Margites: Escolio a Esquin. 3, 160; Tzetzes, «Quilíadas» 4.867, 6.592 (importante); Suda, s. v. «Margites», «Eustatio» 1669, 41 en Homeri opera, vol. 5 (Oxford), p. 158. Obsérvese cómo las inscripciones posteriores llaman a Alejandro hijo de Zeus o ho ek Dios: cf. IG 10, 275, 276 y 278; Kaibel, Griech. Inschr. 1008; IG 22, 4260; todos son testigos de la larga vida del tema. Herederos de Dionisio I: Plut., Dio. 2, que implica rivalidad entre las esposas; Dio. 6; Teop. apud Aten. 425; DS 16, 6. Dionisio II, como Alejandro, era el hijo mayor. Repudio de Filipo: Plut. 50, 11, con Curc. 8, 1, 42. Pero era muy natural para un romano recalcar esto, en la búsqueda, por parte de los oradores, de algo que decir (véase Curc. 6, 9, 18; 6, 10, 26-27; 6, 11, 5; 8, 5, 5; 8, 10, 29 —una reveladora cita incorrecta de Aristób. F47—; Curc. 8, 7,13). El tema está relacionado con Filotas probablemente a causa de su supuesto complot en Egipto, Arr. 3, 26, ¡de otro modo inexplicable en la mente de Quinto Curcio! Curc. 8, 1, 23 es un asunto distinto al repudio de Filipo. De todos modos, Alejandro ya estaba enfadado en Opis y Samarcanda, por lo que la mención de Amón en sí misma no lo puso furioso: Arr. 7, 9, 2 (pese a la ficción del autor) sugiere que el propio Arriano no creía en la historia del «repudio». DS 15, 4, 5 es el mejor testimonio de las creencias de los contemporáneos. Carta ateniense: Plut. 28, 2. Los argumentos de Hamilton, donde son positivos, son circulares y no prueban nada; la redacción, en especial la palabra algo sorprendente de polis para cleruquía, se ajusta a las inscripciones de los samios que regresaron a Samos, pero esto no garantiza la autenticidad de la carta. Seguramente una carta más de la colección falsificada. Nectanebo: Onesícr. F3 9 puede no ser un desliz para Ps.-Calístenes; cf. O. Weinreich, Der Trug Nektanebos (1911). Escipión: Liv. 26, 19, 7. Octaviano: Epigramm. Bobiensia 39 con Asclepíades 617, F2; cf. Paus.4, 14, 7-8 sobre el héroe mesenio Aristómenes. El paralelismo más interesante es el de Arsínoe II, favorecida por las comparaciones como huésped de los dioses egipcios e incluso llamada «hija de Amón», quizá por referencia a Alejandro, más probablemente por referencia a títulos faraónicos egipcios. Cf. J.G. Milne, Studies presented to F. U. Griffith (1932), pp. 32 ss.; obsérvese cómo los emperadores romanos, como Vespasiano (Acts of Pagan Martyrs, ed. Musurillo [1954], n° 5b, pp. 15 ss.), también fueron llamados «hijos de Amón», de nuevo seguramente por una interpretación griega del título del gobernante egipcio. Pero por entonces Egipto estaba helenizado y era más que un libro abierto para los extranjeros; no creo que esta interpretación fuera probable, sin mencionar que fue muy significativa para Alejandro y su alto mando en 331. En última instancia, alimentó un fuerte deseo, por razones griegas, de creer en él. El mejor de los hombres: Plut. 27, 11, posiblemente una observación hecha verdaderamente en alguna ocasión por Alejandro. Sin duda es independiente de la anécdota precedente de Plutarco. Ruta de regreso de Alejandro: muy lejos de ser «imposible», fue descrita al fin por W. Jennings-Bramley en GJ (1896), pp. 597 ss. Justiniano: Procop., De aedibus 6, 2. El sacrificio a Zeus Soberano en Menfis no necesitaba tener nada que ver con Amón-Ra; Alejandro era rey y estaba protegido por Zeus, y, por lo tanto, el título (que aparece más tarde en la historia griega, frecuentemente en Beocia) era tan natural como en Gordio, donde el rayo de Zeus aprobó que el rey cortara el nudo.

NOTAS AL CAPÍTULO 15

Éritras: Paus. 2, 1, 5; Plin. 5, 116 (probablemente nunca completado); Syll. 1014 (culto hacia 270 a. C.); DS 3, 34, 7 (probablemente Agatárquides) en épocas de navegación. Administración de Egipto: Arr. 3, 5, 2 con Curc. 4, 8, 4 (confuso y breve; tanto para Quinto Curcio como para una fuente precisa de los círculos oficiales). Ninguno de esta administración era nuevo. Véase especialmente G.R. Driver, Aramaic Documents (1957), la fuente más instructiva sobre el gobierno persa en Egipto, aunque considero que se equivoca con las fechas (creo que Arsames es el hijo del rey activo en la década 460-450; 5, 7, a pesar de la nota de Driver, de hecho puede leerse como Ínaro, el rebelde libio, datando así la revuelta; también los oficiales de Arsam: Artavanta, Artahanta, Artacaya, Artarahya pueden identificarse todos con personajes en Heródoto conocidos en esta fecha temprana. Alto y Bajo Egipto: Driver, 2, 2; 5, 6; y la controvertida área«Tshetres» (Pap. Cowley 24, 39; 27, 9) o Patro (Pap. Ryland 7,13) que probablemente (a pesar de J. Leiboviteh, Bull. Inst. Egyp. [1934-1935], p. 69) significa Alto Egipto. Nomarcas: A.E. Samuel, Essays in honour of C.B. Welles (1966), p. 213 subraya la vaguedad del término griego; no obstante, obsérvese el antiguo título faraónico de «Gobernador del Sur» en J.H. Breasted, Ancient Records of Egypt, 1, 320 y 364, y el de frataraka («el más importante») que tiene su base en Elefantina (Pap. Cowley 27) y es más que un simple general (obsérvese sobre todo la probable utilización del título en las monedas de las dinastías de Persépolis del siglo III a. C.). Si Elefantina es la sede administrativa para todo Tshetres o Alto Egipto, entonces Pap. Cowley 16, 7, 20 y 30 da nomarcas persas, 490-410. Doloaspis contiene el sonido iranio «aspa» en su nombre. Para el de Petisis, cf. el importante testimonio del Petisis de Psamético I, Pap. Ryland, vol. 3, 9,5, en especial línea 13, con las notas de Griffith, pp. 71 ss. y 106 ss., escrito también por un Petisis, un sacerdote de finales del siglo VI a. C. A mi entender, el vínculo de Alejandro con Petisis está fuertemente sugerido en la conocida adhesión de Semtutafnakht (resumida en EK. Kienitz, Polit. Geschichte Ágypt., p. 111), cuyo origen en Heracleópolis es probable y cuyo antepasado epónimo (imagino) también fue, como Petisis, extremadamente importante bajo Psamético y a partir de entonces. Para una continuidad similar, cf. J. Vercoutter, BIAO (1950), p. 86. Generales y almirantes: cf. la práctica saíta en la útil tabla en M. Gyles, Pharaonic Policies and Admin. (1959), p. 76. Obsérvese cómo los oficiales podían mantener montones de títulos (cf. Kienitz, p. 42). Guarniciones: Aram. rab hayla (Pap. Cowley 1, 3; 16, 17, etc.). El capataz puede ser un Ojo del Rey —C. 27, 9—. El secretario es probablemente el escriba: Hdt. 3, 128, 3: Pap. Cowley 17, 1; Pap. Ryland 17, 2. Tesoreros: no hay un paralelismo exacto con Cleómenes, pero Pap. Cowley 26 se refiere a los contables del tesoro. Berve, s. v., con sus monedas en B. Emmons, ANSMusN (1964), p. 69. E. Will, REA (1960), pp. 254 ss. lo contextualiza; cf. el comentario de B.A. van Groningen sobre Ps.-Arist., Oec. 2 (1933); Luc., Rh. praec. 5 puede referirse a su ascenso al poder. Métodos persas: Driver, 7 y 12 son interesantes; ¿emplearía Cleómenes únicamente a agentes egipcios? Templos: A.T. Olmstead, History of the Persian Empire (1948), p. 512 para referencias. Nectanebo: O. Weinreich, Der Trug Nektanebos (1911) es excelente. Sesostris: H. Kees, RE 2.2 (1923), col. 1861 con F. Pfister, «Studien zum Alexanderroman», WJA (1946), pp. 56 ss. Héctor: Berve, s. v., con Jul., Ep. 50 (Loeb), 446a, para leer en el contexto de una carta aun hombre llamado Nilo. Arr. 3, 26, 1 puede ser pertinente. Samaria: Curc. 4, 8, 9 con F. M. Cross, Biblical Archaeology (1963), pp. 110 ss., que justifica la injustamente controvertida Sanabáleta en Jos., A.J. 11, 311, 25. Just. 36, 3 apoya a Curcio; F.M. Cross, HThR (1966), pp. 201 ss. apoya las concesiones de tierra mencionadas en Jos., A.J. 11, 344. Este importantísimo hecho es omitido por Ptolomeo (Arriano), sospecho que debido al papel de Pérdicas en esta área tan delicada para los sucesores. E. Byz., s. v. «Gerasa» (con Henri Seyrig, Syria (1965), p. 25; también en Syria (1961), p. 75; también Eus. 2,116 y Sincelo, p. 496 (Bonn) para ciudades de Samaria; cf. E. Byz., s. v. «Dión». Agís: Arr. 3, 6, 7 (cuyo uso del tiempo pasado es un golpe decisivo contra el hecho de retrasar la derrota hasta 330; Curc. 6, 1, 21 es otro). Curc. 4, 1, 39 sobre Creta: la discrepancia entre las órdenes navales en Arriano y Quinto Curcio no es grave; ambos las fechan en Tiro (Curc. 4, 8, 16) y cada uno da la mitad de las órdenes. Refuerzos: DS 49, 1 = Curc. 4, 6, 30; Curc. 5, 1, 40-41. No puedo estar de acuerdo con la suposición de G. Wirth, Historia (1971), p. 629, de que estos hombres combatieron a Agis y después se hicieron a la mar en invierno para ir a Siria. Isleños: Curc. 4, 7, 12. Aquiles: Arr. 3, 6, 2. Amonias: Aten. 61, 7 con Dein, F14, 2. Este es el primer ejemplo de la subsecuente práctica de dar a un barco el nombre de un dios: creo que era una estudiada adulación, hecha en los meses posteriores a Agis y a las noticias de Gaugamela. Mitilene: J. R. Healey, NC (1962), p. 65, donde la datación depende de la plausible asunción de que los propios tipos y estándares de monedas de Alejandro llegaron a excluir cualquier otra nueva acuñación de Mitilene en la segunda mitad de su vida, y que esta acuñación es el último tipo de aleación de la propia Mitilene. Cf. GHI 201, líneas 45-47 (estoy de acuerdo con Welles y Bickerman para la fecha de 332-330); deberíamos recordar a Erigio, Laomedonte y Cares, todos ellos mitilenios altamente honrados con Alejandro. Pelea del ejército: Eratós. en Plut. 31, 1-5; muy notable. Chipriotas: Plut. 29 con Berve, «Estasanor», «Nicocreonte», «Pasícrates». Cifras: Arr. 3,12, 5. Suministros: los once días de Curc. 4, 9, 12 no pueden ser para el total de la etapa desde Tiro a Tápsaco; sólo un cálculo parcial como en la mayor parte de las fuentes. Arr. 3, 6, 8 expone el problema; Jen., An. 1, 10,18, la escala. DS 19, 58, 2-3; 20, 75, 3 para los paralelismos. El supuesto tercer ofrecimiento de paz de Darío: Curc. 4, 11; DS 54; Just. 11, 12, 7-16; Plut. 29, 7 y la historia de Tireo (Arr. 4, 20, 1-4) que, en cualquier caso, pertenece a 332 .Dos rutas: E.W. Marsden, Campaign of Gaugamela (1964), p. 12 es un libro entretenido, pero se equivoca a menudo. Jen., An. 1, 4-6 con R.D. Barnett, JHS (1963), pp. 1 ss. Campamento de Juliano: Am. Mar. 24, 1 s. Maceo: Arr. 3, 7; DS 16, 42 y J.P. Six, NC (1884), pp. 97 s. DS 55, 1-2 y Curc. 4, 9, 12 confunden el Éufrates y el Tigris y las dos diferentes operaciones, una en cada río: (1) Maceo con tres mil (Arr. 3, 7) o seis mil (Cure. 4, 9, 7 y 12) jinetes para bloquear el Éufrates y probablemente incendiar la ruta al sur; (2) Satrópates y mil hombres para incendiar los graneros de la otra orilla del Tigris. Curc. 4, 9, 7 y 14 (donde Maceo puede ser un error). Pasan unas seis semanas entre estas dos tareas. Tápsaco: comparto las dudas de Barnett, p. 3, n. 8 sobre el nuevo lugar al norte sugerido por W.J. Farrell, JHS (1961), pp. 153 ss. Obsérvese también que estaba sólo a siete etapas de viaje por el río desde Babilonia: Aristób. F56, 11, línea 18. Ruta de Alejandro: Arr. 3, 7, 3; Estr. 11, 9, 1 sobre las minas de oro; Eratós. en Estr. 2, 1, 38 sobre la distancia. Tigris: Arr. 3, 7, 5 con DS 55, 3 = Curc. 4, 9, 15-21. Compárese DS 19, 17, 3; también Libanio, Orat. 17, 262-263, Am. Mar. 24, 8, 5; 24, 6 -7 para el apuro de Juliano en este lugar. La cronología de Marsden, p. 75, está equivocada; sus conjeturas para las cifras de batalla de los persas hacen demasiadas asunciones injustificadas. Vanguardia de Darío: Arr. 3, 8, 1; Curc. 4, 9, 24 = 4, 10, 10 (Satrópates y mil hombres en Curc. 4, 7, 9). Los actos heroicos de Aristón en Plut. 39, 1 corresponden a este pasaje. Pánico: Polien. 4, 3, 26; Curc. 4, 12, 14-17; Plut. 31, 5. Ataque al amanecer: Arr. 3, 9, 2-3. Respuesta de Alejandro: Plut. 31, 11 = Arr. 3, 10, 1 = Curc. 4, 13, 3 = Calístenes seguramente (el legousi de Arriano puede incluir a Ptolomeo y Aristóbulo).

NOTAS AL CAPÍTULO 16

Alejandro dormido: Plut. 32; DS 56; Curc. 4, 13, 17-25; Just. 11, 13, 1-3. Armamento nuevo: Curc. 4, 9, 3-5; DS 53, 1-2. Estacas: Curc. 4, 13, 36; 4, 15, 1; Polien. 4, 3, 17 (Marsden, pp. 41 ss. no es convincente). Orden de batalla de Alejandro: DS 57 = Curc. 4, 13, 26-31 = Arr. 3, 12 (excepto para el nuevo líder del batallón de Amintas) = Calíst., seguramente. Amphistome taxis: Polib. 2, 28, 6: Arr., Tact. 29, 1; Asclep., Tact. 3, 5. Reservistas: Tuc. 5, 9, 8; Jen., An. 6, 5, 9; Hell. 6, 4, 12. Ejemplo de César: DC 41, 34, 1. Diothen gegonos: cf. Isócr., Ev. 13-14, 9, 3. Orden de batalla de los persas: Aristób.-Arr. 3, 11, 3 = Curc. 4, 12, 6 s. (que llena los huecos de Aristóbulo) = Calíst., seguramente. Arr. 3, 8, 3 proporciona los comandantes, no el orden de batalla, y, por tanto, no es un doble de 3, 12 u obviamente sacado de Ptolomeo. Dos fuentes de Curcio: 4, 13, 17-34 = DS 57; 4, 14, 8 = DS 59, 2; 4, 15, 1-11 = DS 59, 5-8; 4, 15, 12-15 Y 18-19 se ajusta a Arr. 3, 13, 3; 14, 1-2. Actos heroicos de Alejandro: Arr. 3, 14, 3; DS 60, 1; Curc. 4, 15, 19. Huida de los persas: Arr. 3, 14, 3-6 sigue siendo muy desconcertante: como en Isos, Arriano es más severo con la conducta de Darío que Diodoro de Sicilia o Quinto Curcio (obsérvese 4, 16, 9 —¿para un prisionero persa?—). Mensaje de Parmenión: cf. Calíst. Apud Plut. 33, 10 (¿cuánto de esta cita es del propio Calístenes?) con DS 60, 8, Arr. 3, 15, 1 y Curc. 4, 16, 2 y 19, quienes afirman que el mensaje fue obedecido; DS 60, 7 (Alejandro estaba demasiado lejos para ser alcanzado) recoge Curc. 4, 16, 3; probablemente Quinto Curcio combina de nuevo dos historias diferentes, y de ahí la torpeza de 4, 16, 16-19. Plutarco hace lo mismo; Plut. 32, 5-7 puede ser la historia de Diodoro (cf. Polien. 4, 3, 6), mientras que 33, 9 mezcla a Arriano. Hamilton, HCPA, p. 83 defiende la «estructura» de estos capítulos sin explicar las frases absurdas utilizadas en 37, 8. Los heridos alrededor de Alejandro: Cure.4, 16, 32 = DS 61, 3 = Arr. 3, 15, 2 = ¿Calíst.? Carta de Alejandro a los griegos: Plut. 34, 2. Sur de Italia: Plut. 34, 3 con Hdt. 8, 47; ¿prueba de que Alejandro (y su alto mando) conocían las obras de Heródoto? Monte de la Victoria: Estr. 16, 1, 4; 15, 1, 9; DC 36, 50, 3; Suet., Aug. 18, 2. Cf. Zoroastro F12 conj. Bidez-F. Cumont, Les Mages hellénisés, vol. 2, 119.

NOTAS AL CAPÍTULO 17

Motivos: DS 65, 5 = Curc. 5, 2, 8= Clit.; Arr. 3, 19, 1 puede ser comparable (¿en última instancia Calístenes por medio de un cautivo persa?). Enioi en DS 85, 5 es muy interesante. Imagino que no se trata de una amplia lectura de DS, sino de un reflejo de diferentes historias relatadas por Clitarco, una al lado de la otra. Marcha al sur: DS 64, 3 = Curc. 5, 1, 11, quizás explicada por Am. Mar. 23, 6, 16-17. Babilonia persa: G. Cardascia, Les Archives des Murasu (1951) es fundamental y un estudio magnífico; G. Driver, Aramaic Documents (especialmente nº 2 y 5 con notas) es pertinente. Fertilidad: Hdt. 1, 192; 3, 92-94, sobretodo Hdt. 1, 193; Teof., H.P, 3, 3, 5; Jen., An. 1, 6 s. Palmeras: E. Benveniste, JAs (1930), pp. 193-225. Soldados extranjeros: Cardascia, pp. 6-7, B. E. 9, 28, 10, pp. 8 ss. Parisátide: Jen., An. 2, 4, 27 (esclavos); UM 50, 60, 75 y especialmente 133; Jen., An. 1, 4, 9; Ctesias F8 9; Plat., Alc. 123b. Territorio de Bagoas: Teof. 2, 6, 2; Efemérides 117 F2. Estados mencionados: Cardascia, pp. 82-83 Para cuatro señores iranios. Contratos de arrendamiento de Ársames: Driver, passim, resumiendo útilmente los nueve documentos en pp. 88 s.; cf. I.M. Diakonoff, VDI (1959), p. 70. Favoritos: W. Eilers, Iranische Beamtennamen, pp. 52 y 90 sobre un eunuco de Paflagonia. Garantía: VS 6, 171. Tierra del Rey: B. E. 9, 7; UM 2, 16; 73, 5, 58, 59 y rendimiento de las cosechas en Cardascia, p. 160; UM 133, vol. 2, 1, 63 (pollos). Arrendamientos de canales: Cardascia, pp. 77, 130; B. E. 10, 84, 123. 10, 54 es un usufructo de pesca. Bienvenida: Curc. 4, 1, 17 s. (importante, y cf. F. Pfister, RE Suppl., 4, 277, s. v. «Epifanía» para los paralelismos religiosos). Inflación: W. Dubberstein, AJSL (1939), p. 20 reúne retazos de testimonios y generaliza sin hacer el menor caso de la calidad de las cosas vendidas, la escasa información, etc. Tasa de interés: Cardascia, p. 5: un 13,5 % bajo Nabucodonosor se convierte en un 40-50% para los Murasu (B. E. IX 6, 66, 68 —sin embargo, el riesgo de sus préstamos era más alto, y sus gastos generales de capital eran mayores—). Cf. G.R. Driver y J.C. Miles, The Babylonian Laws, vol. I, pp. 173 ss. (sobre un 20% en los antiguos períodos de Asiria y Babilonia). Pap. Cowley 10 y 11 son buenos paralelismos: una tasa de alrededor del 60% para la plata. Pap. Kraeling 11, 3 presenta la tasa más elevada con diferencia (50% al mes) que se pagaba por el grano: deberían considerarse siempre factores especiales. Sin embargo, un 6-8% era común en el Egipto romano y los Aqueménidas estuvieron sacando la plata de las provincias para llevarla a Susa. Esclavos: los garda en los territorios babilonios —B. E. X 92, 127, 128, 95, 118— son probablemente Trabajadores Reales; véase W. Eilers, Iranische Beamtennamen, pp. 63-67. El estatuto exacto que tenían es incierto; los rusos asumen que son esclavos, y subrayan las cláusulas contra la huida de los esclavos (no es un rasgo nuevo en la ley babilónica —ni en ninguna otra—; cf., para Alejandro, Ps.-Arist., Oec. 1353a). M. A. Dandamayev, Palestin. Sbornik (1965), p. 84 se ocupa de las listas detalladas de esclavos fugitivos de un modo muy interesante. Calístenes: Jacoby T3 con Theon., Alex. Comm. on Almagest. 3, 1 y B.L. van der Waerden, Archiv für Orientforsch. (1963), p. 98. Bel y la clase sacerdotal: Arr. 3, 16, 4-5 con I.M. Diakonoff, en Festschrift B. Landsberger (1963), pp. 343 ss.; G.H. Sarkisian, VDI (1952), pp. 68 ss. y A. Aymard, REA (1938), pp. 1-42, un estudio excelente. Debería ocuparme del rey y los templos en otro lugar; cf. M. Dandamayev, VDI (1966), pp. 17-39 (excelente) y Festschrift Franz Altheim, pp. 82 ss. (diezmos). Sin embargo, obsérvese Ps.-Arist., Oec. 1352b para su regreso en 323 a. C. Favores: G.H. Sarkisian, VDI (1953), pp. 59-73 con S. Smith, Babylonian Historical. Texts (1924), pp. 150-159; también Eos (1957), pp. 29-44. Gobernadores de Alejandro: Arr. 3,16,4 con Curc. 5, 1, 43; DS 64, 6. Las monedas con león en Bellinger, pp. 62-65 no están fechadas con tanta certeza como muchos creen; su estándar ático se había utilizado durante años en Fenicia y, a pesar del rastro de sus cuatro marcas de acuñación (¿para cada uno de los cuatro años de Maceo en la Babilonia de Alejandro?), podrían pertenecer a finales de 340 o 334-331. Para un posible vínculo con Babilonia, Berve, s. v. «Antibelo», «Brocubelo» o «Artíboles». Pero el nombre Mazday-Maeeo se deriva de Ahura Mazda. Lugares de interés de Babilonia: F. Wetzel, E. Schmidt & A. Mallwitz, Das Dabylon der Spätzeit (1957); F.E. Ravn, Herodotus’ Description of Babylon (1942), muy útil; R. Koldewey, Das Widerestehende Bab. (1925) y en especial Die Königsburgen von Babylon (1931-1932, dos partes); cf. el correcto estudio en F. Schachermeyer, Alexander in Babylon (1970), pp. 49 ss. Jardines colgantes: Plut. 38,15; Mor. 648c; Teof., H. P. 4, 4, 1 (¿es el fracaso de la hiedra un taimado golpe a los paralelismos de Alejandro con Dioniso? Cf. la precedente referencia escéptica a Mero y Dioniso). Paga: Curc. 5, 1, 45 = DS 64, 6. Esto podría totalizar más de 2000 talentos de golpe. Refuerzos: DS 65,1 = Curc. 5, 1, 39-42, como opuesto a Arr. 3, 17, 10 (Arriano es muy poco convincente en toda esta fase). Revuelta de Agis: fechada por Curc. 6, 1, 21 (contra Diodoro de Sicilia, que nunca es una fuente para la cronología). DS 73, 5 = Curc. 6, 1 (admitiendo que la narra fuera de lugar); DS 62 está mejor situada; 63, 1 es importante. Tesoros de Susa: Curc. 5, 2 ,8; Plut. 36. Demarato: Plut. 37, 7; Ages. 15, 4; Mor. 329d; DS 66, 3 con Curc. 5, 2, 13-15 (obsérvese la amplia correspondencia entre ellos, incluso en el discurso que recogen, aunque Diodoro pone énfasis en los cambios y azares de la Fortuna). A. Alföldi, La Nouvelle Clio (1950), p. 357 no es decisivo; teorías como la de H. Montgomery, OAth (1969), pp. 1 ss. (que el llanto del eunuco era ritual) son absurdas. Festivales griegos: Arr. 3, 17, 6; Curc. 5, 2, 17= DS 67, 1. Nómadas: DS 67, 4 = Curc. 5, 2, 3. Arriano está de acuerdo con la ruta alternativa (Arr. 3, 17, 2), pero no en el rechazo (Cure. 5, 3, 9) ni en el ataque del Tauro. Ptol. apud Arr. 3, 17, 6 mezcla Curc. 5, 3, 12, pero no 5, 3, 15; no pretendo comprender cómo Ptolomeo y Clitarco (?) podían estar parcialmente de acuerdo sin Aristóbulo (y, por tanto, ¿no a través de Calístenes?). Puertas persas: Aurel Stein, GJ (1938), pp. 314 ss.; E. Herzfeld, Peterm. Mitteil. (1907), mapa 2 con tablilla 292 de Ur para Llaves de Ansan (kleides persas) y el árabe Hamdallah nuzhat 129. Batalla: DS 68 = Curc. 5, 3,4 = Clit. Arr. 3, 18, 2 exagera las cifras dadas en DS 68, 1= Curc. 5, 3.17; Arr. 3, 18, 3 es tan reticente sobre la derrota como de costumbre. Curc. 5, 4, 20 y 30 confunde el papel de las brigadas de Ceno —Arr. 3, 18, 6—. La marcha por el monte fue terriblemente rápida: Arr. 18, 6 dice dromoi, y demuestra la ligereza de los hipaspistas. Arr. 3,18, 9 no especifica si este Ptolomeo es Ptolomeo hijo de Lago. Plut. 37, 2 = Curc. 5, 4, 10= Polien. 4, 3, 27 sobre el guía licio. Curc. 5, 4, 14 podría ser una corrupción respecto a los arqueros y la caballería (cf. Arr. 3, 18, 4); Polien. 4, 3, 27 adjudica el papel de Meleagro a Hefestión y Filotas. «La ciudad más odiosa»: DS 70, 1 = Curc. 5, 6, 1. Prisioneros griegos: Just. 11, 14, 11-12; DS 69, 2 = Curc. 5, 5 (cuatro mil, no ochocientos griegos, pero DS 69, 8 = Curc. 5, 5, 24).

NOTAS AL CAPÍTULO 18

Persépolis: E.F. Schmidt, Persepolis (1953-1957), vols. 1 y 2; G. Walser, Die Völkerschaften aus der Persepolis Reliefs (1966); las especulaciones astronómicas de W. Lentz & W. Schlosser, ZDMG (1969), p. 957 me parece que son irrelevantes. La ciudad más odiosa: Curc. 5, 6, 1= DS 7, 1= Clit. Matanza: DS 70, 2 = Curc. 5, 6, 6= Plut. 37, 3 (refiriéndose a Persépolis, después de una supuesta laguna en los manuscritos). Camellos: DS 71, 2 = Curc. 5, 6, 9. Pasargada: Cure. 5, 6, 10; Arr. 3, 18, 10; la prote epidemia en Aristób. F51b, línea 22 es distinta de la restauración en 324, a pesar del orden ligeramente vago de los acontecimientos en las líneas 15-25. Campaña persa: Curc. 5, 6, 12-19 (treinta días). Datación: Curc. 5, 6, 12, donde los manuscritos están deteriorados y el sub en cualquier caso es impreciso. La fuerte nevada sugiere una campaña a mediados de marzo; DS 73, 1 ha invertido la secuencia. Probablemente Alejandro alcanzó Persépolis a mediados de enero de 330 y se marchó (Plut. 37,6) a mediados o a finales de mayo; las confusiones expresadas en C.A. Robinson, AJPh (1930), pp. 22 ss. son un ejemplo más del fracaso de los académicos para darse cuenta de cuán rápidamente podía marchar un ejército, especialmente el ejército de Alejandro cuando era más reducido y estaba hambriento, por las áridas estepas iranias (cf. R.D. Milns, History [1966], p. 256, para otro ejemplo de esto). Estr. 15, 2, 10 significa lo que dice: noviembre de 330, como posible fecha, según demuestra mi texto. Nombramientos: Arr. 3, 18, 11, con Berve, s. v. «Reomitres»; Curc. 5, 6, 11. El incendio: Arr. 3, 18, 11-12 (¿Ptolomeo?), si Estr. 15, 3, 6 proviene efectivamente de Aristóbulo, quien omite (¿gracias a la cita de Estrabón?) el consejo de Parmenión. Pero, de todos los lugares, seguramente aquí, si Ptolomeo hubiese discrepado de Aristóbulo, Arriano habría dado su alternativa. Arrepentimiento de Alejandro: Plut. 38, 8 (acordado, e inmediato); Curc. 5, 7, 11 («acordado», e inmediato). Arr. 6, 3, 1 (seis años más tarde). Si Alejandro se arrepintió en el lugar y ordenó al instante que se apagara es mucho más dudoso (Arriano, Curc. 5, 7, 6-8 y Diodoro no mencionan o implican esto), de modo que no puede decirse mucho sobre la observación displicente de Plut. 38, 8. Incluso en el caso de que lo ordenara, la arqueología demuestra que la extinción no dio resultado. Tais: Clit. F11, de ahí Curc. 5, 7, 1 (pone el énfasis en el vino), Plut. 38 (¿es 38, 7 una conjetura?); DS 72 es la fuente de Dryden, que subraya la locura y el arrebato dionisíaco. Cabe destacar que todas las versiones subrayan de un modo parecido el tema de la venganza; esto, al menos, ¿puede ser debido a Calístenes? Tais y Ptolomeo: Plut. 38, 2; Aten. 13, 576d; SIG 314; ciertamente Diodoro de Sicilia y Quinto Curcio exageran el papel heroico de las mujeres (Sisigambis, la amazona, la esposa de Espitámenes, etc.) y su fuente pone el énfasis en Ptolomeo, quizás incluso más que la historia del propio Ptolomeo (DS 103, 6 = Curc. 9, 8, 22; DS 104, 5 = Curc. 9, 10, 6 = Clitarco, que, después de todo, era un alejandrino), pero dudo que estas dos tendencias pudieran combinarse para inventarse la historia de la amante como una pirómana. Curc. 5, 7, 10, si a alguien le interesa, analiza la historia de Arriano, rechazándola firmemente como una mera tapadera.

NOTAS AL CAPÍTULO 19

Persecución de Darío: G. Radet, Mélanges Glotz, vol. 2 (1932), p. 765; también A. von Stahl, GJ (1924), p. 312 para el final. Refuerzos: Curc. 5, 7, 12 ¡se hace un lío con Sócrates el macedonio y Platón el ateniense! Probablemente estos soldados trajeron las noticias de la rebelión de Agis: si Plut., Ages. 15 mantiene alguna relación con la verdad (¿la registraría en Media?), no puedo decirlo. Planes de Darío: Curc. 5, 8, 1= Arr. 3, 19, 1; 5, 8, 2 = DS 73, 2 = Arr. 3, 19, 3 o el segundo. Isfahán: Tabae en Curc. 5, 13, 2-3 sería Gabas, pues estaba en la frontera de Media-Paraitacene (Arr. 3, 19, 4) y Estr. 11, 1, 18 y DS 19, 26, 1; 34, 7 mencionan allí un palacio en Gabas. De Persépolis a Hamadán hay unos setecientos veinticinco accidentados kilómetros, lo que supone unas seis semanas de marcha. Fines de la cruzada: Arr. 3, 19, 5, contra Curc. 6, 2, 17 = DS 94, 3 (Clitarco). En Gaugamela, Erigio lideró la caballería aliada, pero en 3, 20, 1, en Hamadán, lidera a los mercenarios a caballo; evidentemente su unidad aliada se había dividido. Por tanto, Clitarco no sirvió como aliado griego, pues no sabía cuándo serían enviados a casa los aliados griegos. DS 74, 3-4 (Cure. 6, 2, 17) explica los «voluntarios» en Arr. 3, 20, 6. Órdenes de Parmenión: Arr. 3, 20, 7, un pasaje inexplicable, pues parece que desobedeció; el único propósito de ir a Hircania sería encontrarse con Alejandro, pero nunca lo hizo. En 20, 8, Clito es el Negro, el futuro hiparca. Finanzas: Arr. 3, 20, 7 probablemente se refiere sólo a una parte del tesoro de los persas, pues una gran parte se trasladó a Susa (DS 71, 2); DS 80, 3 contradice esto, ¿equivocadamente? No sabemos si había un tesorero jefe, y todavía menos si Hárpalo era un jefe de este tipo. Los lectores de A.R. Bellinger, Essays, p. 48 ss.; A. Andreades, Anuales d’histoire économique (1929), pp. 321 ss., y R. Knapowski, en Geschichte Mittelasiens im Altertum (1970, ed. F. Altheim & R. Stiehl) reconocerán que no podemos determinar en absoluto provechosamente las finanzas de Alejandro, sino tan sólo recordar el problema. Las detalladas cuentas de Knapowski constituyen la tentativa más positiva, pero están llenas de suposiciones sin argumentar; quiero subrayar que no sabemos casi nada del pago en especies, de la repartición del botín (aparte de la quema del equipaje), del sistema de medidas de Alejandro (¿qué era para él un talento?), ni de la paga de su ejército (DS 64, 6 no es necesariamente la paga de los soldados macedonios para dos meses; GFI 183 no prueba nada; Arr. 7, 23, 3 es el único punto de referencia, pero sólo para 324, y ¿estamos seguros de que el residente es un residente ático?); sólo la fe en las cifras del manuscrito podría sugerir que Just. 12, 1, 3 (190.000 talentos en Hamadán) y DS 80,3 y Estr. 15, 3, 9 (180.000 talentos con Parmenión en Hamadán) significan que 10.000 talentos fueron llevados al este por el propio Alejandro. Para el testimonio del lingote con Alejandro, 330-325, cf. Curc. 8, 12, 15; el oro era más valioso según el peso. Las acuñaciones de viaje en Irán son conocidas (por ejemplo, las monedas del parto Gotarzes acuñadas kata ten strateian; pero en cualquier caso, si se utilizaba una moneda en barra en Irán (cf. A.D.H. Bivar, Irán [1971], p. 97 para esta posibilidad), la acuñación no sería necesaria. En general, se trata de un problema insoluble, en el que la terriblemente tediosa clasificación de las monedas de Alejandro no puede avanzar, si no es para poner en entredicho cualquier generalización que persista. Las implicaciones de DS 74, 5 = Curc. 6, 2, 10 (si no se aplican equivocadamente a los propios oficiales de Alejandro) son de largo alcance. Casas de posta: cf. Persep. Fortif. Tabl. Nº 1351, 1358, 1555; Driver 6; Ps.-Arist., Oec. 1353 a. Ruta de Alejandro: obsérvese que dividió sus fuerzas en Hamadán con vistas a la velocidad y a conseguir suministros más fácilmente. Curc. 5, 13 es desesperadamente confuso, e ignora su estancia en Hamadán. Para el viaje de nueve días en carromatos a Ragas, cf. las cifras comparativas en J. Marquart, Philologus, Suppl. 10 (1907), pp. 19 ss.; Arr. 3, 20, 2 probablemente lo aplica a los once días en total de Alejandro, lo que implica que dio un rodeo. Arresto de Darío: Curc. 5, 8, 6-12, 20 es retórico y no se debe a ninguna fuente mercenaria (aunque Bagoas y otros debieron de haber discutido el asunto más tarde). Los pocos detalles que da son en gran parte conocidos por Arr. (21, 1, 4-5, 10); las cifras son demasiado elevadas (Arr. 16, 2; 19, 5). Barsentes es omitido; a Darío se le hace «saber» griego (Cure. 5, 11, 5 —¡en realidad lo cree! Marsden, Gaugam., p. 61—), por lo que hace un discurso demostrando que un griego lo había salvado (Cure. 5, 11, 9); de hecho, necesitaba un intérprete (Cure. 5, 13, 7)» cuya captura coincidió con Arr. 3, 21, 4; ¿fue posiblemente la fuente de los detalles del enemigo en 21, 4-6? Persecución: Von Stahl, pp. 312 s. la finaliza cerca de Damghán, a mi entender más verosímil que la más distante de Radet, Shahroud. En las últimas dieciocho horas, Alejandro recorre entre setenta y dos y ochenta kilómetros; como Damghán se encontraba a unos trescientos veinte kilómetros y tardó seis días, ¿puede que pasara un día haciendo incursiones antes de partir? Just. 11, 15, 1 llama al pueblo del arresto Tara, seguramente Khavar (Plin. 6, 17, Coarene). Muerte de Darío. Arr. 3, 21, 10 (22, 2 tiene la pobre visión de Darío habitual, quizá la de Arriano era la de sus fuentes, aunque es un tema recurrente, no compartido por Quinto Curcio ni por Diodoro). El relato de Arriano no descarta Plut. 43, 3-4, aunque está mucho más adornado (cf. Plut. 30, 12; Arr. 4, 20, 3); cf. Just. 11, 15; Curc. 5, 13, 24. Uno se pregunta quién dio la versión alternativa en DS 73, 4; ¿la conoce Diodoro a partir de sus propias lecturas, o la había mencionado Clitarco a partir de, por ejemplo, Onesícrito? Conducta de Alejandro: Plut. 43, 5; Mor. 322f; Curc. 6, 2, 7 (este Histaspes es una figura muy importante en la vida de Alejandro: cf. Arr. 7, 6, 5). Regalos: Plut. 74, 5; Curc. 6, 2, 10, ambos hacen referencia a Hamadán; DS 78, 1. Préstamos persas: Hdt. 1, 135, 2. Legado de los medos: I.M. Diakonov, Istoriya Midii (1956) es un estudio destacable, seguido de un brillante artículo en W.B. Henning, Memorial Vol. (1968), pp. 98 ss., sobre el medo como fuente del antiguo persa; M. Mayrhofer, AAWW (1968), pp. 1 ss. es un arriesgado intento de reconstrucción de la lengua perdida de los medos; las excavaciones en Nush-i-Jan (Irán, 1968 ss.), Takht-i-Suleiman (ed. H.H. von der Osten, 1962) y otros lugares enumerados en W.G. Culican, Medes and Persians (1965), en cualquier caso un libro mejor sobre los medos que sobre los persas, se suman a los crecientes estudios. Para sus tribus, cf. H. von Gall, Arch. Mitt. Irán (1972), pp. 261 ss. La vida cortesana: el extraordinario capítulo de W. Hinz, lran. funde und Forschungen (1968), pp. 63 ss. ha arrojado una nueva luz; Hdt. 1, 99, los dos primeros libros de la Ciropedia, y Hdt. 1, 135; 7, 6,1 s. siguen siendo algunas de las fuentes clásicas que se ajustan a sus observaciones de los relieves de Persépolis. Babilonia: cf. D.J. Wiseman, Iraq (1966), p. 155; A.J. Sachs, Iraq (1953), p. 167; G. Widengren, Ancient Near East Relig. (1951), pp. 20 ss. «Rey de Reyes» es un título conocido en Urartu; si los persas tomaron prestado su simbolismo, ¿se tomaban estos elementos en serio? Sus propios rituales nómadas son un asunto distinto. Persep. Fortif. Tablets, nº 1807, 1810, 1821-1822, 1828, 1830. Griegos y otros: G. Goossens, La Nouvelle Clio (1949), pp. 32 ss. todavía es útil. Es extraño que R.T. Hallock no identificase al oficial «Yauna» (PF 1800, 1810) como un Yona, es decir, un griego, probablemente un intérprete, o al Karkis (PF 878, 882) como, seguramente, un cario, cuyos compatriotas fueron asentados como marineros por Darío I en el golfo Pérsico. Matrimonio endogámico: G. Cardascia, Murasu, pp. 6-7, Rec. de la Soc. J. Bodin (1958), pp. 115 ss.; Clay-Hilprecht, B. E. 9, pp. 27-28; 10, pp. 8-9; 88. Kohler y Ungnad, Hundert ausgewahlte Rechtsurk. (1911), p. 73. Kohler-Peiser, Aus dem babyl. Rechtsleben (1898), vol. 4, p. 5 es un ejemplo particularmente sutil. Encargados de los látigos y medos: W. Hinz, Iranische Funde, pp. 63 ss. Burocracia: Fortificaron Tablets 6764 cita las propias palabras del rey, un acertado recordatorio de que el gobierno persa era personal, a pesar de las hordas de obreros y de oficiales de suministros que han salido ahora a la luz gracias a R.T. Hallock, Fortificaron Tablets: PF 1940, 1957, 1997 son citadas por el trabajo atrasado, pero debería remarcarse que la traducción de estos documentos es principalmente un acto de fe. Aislamiento: Hdt. 1, 99; 3, 84; Jen., Cyr. 8, 4, 2; 8, 3, 10; Hdt. 7, 16; Cares F4. Comidas: Ester 1 y 5; Heraclides 689 F2. Deinón apud Aten. 146c; DS 11, 69,1; Posidonio F68 (¿exagerado?). Ofrendas de alimentos: Teop. F124, un complemento fascinante a CIG 2693b, posiblemente del siglo V a. C., aunque estos sacrificios también se ofrecieron presumiblemente a hombres como Mausolo. G. Widengren, Numen, Suppl. 4 (1959), p. 242 hace interesantes sugerencias, no todas válidas. Atuendo real: Plut., Them. 16, 2; Artax. 24, 6; Jen., Cyr. 1, 3 y 8, 3; también G. Thompson, Irán (1965), p. 121; Anne Roes, IA (1964), p. 133 y BO (1951), p. 137 con completas bibliografías. La naturaleza exacta de la tiara puede discutirse invocando a lexicógrafos posteriores y el problema de la kidaris; creo que los relieves de Persépolis muestran al rey con la tiara y la kidaris en posición «vertical», y los testimonios escritos son demasiado tardíos o confusos para darse cuenta de que los dos términos se refieren a un único estilo. León-grifo: G. P. Hill, JHS (1923), p. 156. Entronización ritual: Plut., Artax. 2; Nicol. Damasc. 90 F66 con el brillante análisis de A. Alföldi, Schiveiz. Archiv für Volkskunde (1951), pp. 77 ss. No hay pruebas de que Alejandro conociera la Ciropedia o que, de hecho, tuviera que conocerla, una vez que los cortesanos bilingües se unieron a él para hablar de Ciro. Proclamación legendaria de Alejandro: Ps.-Calíst. 2, 21. Campaña de los montes Elburz: Arr. 3, 23-24; DS 75-76 = Curc. 6, 2-6, 5, muy cercanos, difieren de Arriano y dan un paisaje preciso. Bagoas: Ind. 18, 9 (a pesar de Berve) es la prueba más ingeniosa de su existencia y de su alto favor; puede ser correcto identificar a su padre con el licio Farnuces en Arr. 4, 3, 7 (¿quizá de habla griega?). La casa de Bagoas en Babilonia (Diarios F1 perdido en Plut. 39, 6) no era la del eunuco (Plin. 13, 41); DS 5, 3-6 es un tanto sospechoso acerca de la manera en que murió el Bagoas mayor, pero la edad y el aspecto probablemente descartan la posibilidad de que se trate del mismo hombre, y Nabarzanes, su compañero que se rindió, fue de todos modos el nuevo quiliarca en el antiguo puesto de Bagoas. Caspio: Arist., Meteor. 2, 1, 10; Estr. 11, 7, 4-5 no dice nada de la propia visión de Alejandro. J.R. Hamilton, CQ (1971), pp. 106 ss. necesita ser discutido de nuevo a la luz del dato de que el agua del sur del Caspio es famosa por su dulzor (véase The Cambridge history of lran, vol. 1, p. 48). Amazona: Plut. 46; Clit. F16 (¿vía Onesícrito?) con Just. 12, 3, 5; DS 77, 1 s.; Curc. 6, 5, 24 y M. Rostovtzeff, Iran, and Greeks in S. Russia (1928) para el matriarcado. Amigos persas: Berve, s. v. «Artabazo», «Fratafernes», «Nabarzanes», «Bagoas», «Autofrádates»; obsérvese Curc. 6, 2, 9 sobre su número; la «conquista» de las tribus del bosque (cf. Betón F1 para sus hábitos) habría impresionado a estos nobles iranios, cuyos descendientes preferirían posteriormente al invasor árabe antes que la amenaza de los pueblos de las montañas. Atuendo de Alejandro: Eratós. apud Plut., Mor. 330a y el testimonio negativo del arte (sobre el medallón de Alejandro, éste lleva el yelmo con dos plumas, como en las monedas de Mitilene, no la tiara del rey), junto con Clitarco. DS 77, 5 refuta los excesos e imprecisiones de Plut. 45, 1-2; Arr. 4, 7, 458, 4; 9, 9; Curc. 6, 64 y Just. 12, 3, 8. Ataviados con la Púrpura: DS 77, 4-5 con Jen., An. 1, 2, 10; el espléndido jinete macedonio en P. Couissin, Institutions militaires et navales (1932), placa 1; Plut., Eum. 8. Los purpurati de Quinto Curcio tienen un contexto preciso, aunque libremente aplicado. amigos honorarios: véase Arr. 2, 11, 8 y 9, con 1, 17, 4 (¿es en time una frase precisa?). Ind. 27,8 (la misma frase, en jonio). Cf. Welles, Royal Correspondence, n.° 44, línea 2, 45 para la continuidad helenística. Concubinas: DS 77, 6; Curc. 6, 6, 8. Diadema: Liv. 24, 5, 4 para Sicilia: H.W. Ritter, Diadem und Königsherrschaft (1965); H. Brandenburg, Stud. zur Mitra (1966). César: DC 44, 11, 2; 44, 15, 3. Para matices sobre el kandys, o capa con mangas, que Alejandro rechazó, cf. A. Alföldi, Studies in Honour of A. M. Friend (1955), pp. 40 ss. Forma de las cartas: Cares F10; Curc. 6, 6, 6. «Botín de la victoria»: Curc. 6, 6, 5. Cuñado: Berve, s. v. «Alejandro del Epiro»; Just. 12, 1, 4. Hecatómpilo: DS 75, 1; Curc. 6, 2, 15, nombre omitido en Arr. 3, 23, 1, aunque Arriano escribió un libro sobre los partos. Emplazamiento encontrado por J.R. Hansman, JRAS (1968), pp. ni ss.; Eratós. en Estr. 11, 8, 9 da una distancia que no se ajusta a este lugar, pero las cifras de Eratóstenes no son de confianza o están alteradas: véanse las absurdas distancias dadas en Estr. 15, 3, 1. Las medidas de los partos en Estr. 11, 9,1 se ajustan al emplazamiento de Hansman (su corto estadio es un embrollo innecesario, pues el número de estadios sólo se da categóricamente); Von Stahl, GJ (1924), pp. 312 ss., quien de todos modos finaliza la persecución de Darío en el emplazamiento de Hansman; los montes Estibetes (Cure. 6, 4, 3; DS 75, 2) se ajustan bien: P. Pedech, REA (1958), p. 67. Discurso y respuesta: DS 74,3; Just. 12, 3, 2-3; Plut. 47; Curc. 6, 2, 15; 4, 1 coinciden ampliamente sobre un incidente que Arriano omite —¿acaso porque perjudica la lealtad de los hombres?

NOTAS AL CAPÍTULO 20

Aria: Arr. 3, 25, 5 no implica que Alejandro fuera al sur, a Herat, y que después subiera por el agreste valle del Hari-Rud, lo que supone un largo rodeo; los soldados, en Arr. 3, 25, 2, sólo necesitaron haber guardado la frontera de Aria, mientras Alejandro partía por el camino más corto a Merv. Equipaje: Curc. 6, 6, 15 fecha esto mejor (¡todas las carreteras a Balj son malas!) que Plut. 57, 1; Polien. 4, 3, 10. Herat: Avesta Vindev. 1, 9; Mithra Yasht 10, 14;R.N. Frye, The Heritage of Persia (1963), pp. 23 ss.; Estr. n, 514; Plin. 6, 61; 6, 93 (importante). Refuerzos: Curc. 6, 6, 35. Soldados de Parmenión: un problema muy importante, pues ¿dónde estaban los seis mil macedonios de Arr. 3, 19, 7, dejados con Clito el Negro? La designación de Clito como hiparca en Seistán implica que él y esas cuatro brigadas-falanges se unieron a Alejandro por aquel entonces; aunque ¿antes o después del complot? Arr. 3, 25, 4 dice «teniendo entonces juntos a todos sus soldados», lo que implica que Clito se había reunido con Alejandro de nuevo en Partia. Pero Arriano no registra los refuerzos de Curc. 6, 6, 35, que llegaron a este punto, y esto pudo haberlo confundido; puede que sólo ellos se hubiesen reunido con Alejandro. Curc. 7, 3, 4 supone definitivamente que Parmenión todavía tenía bajo su mando a los seis mil macedonios, o, en el mejor de los casos, que aún estaban en camino. Los comandantes del ejército lo apoyan: las tres brigadas de Ceno, Crátero y Amintas estaban con Alejandro desde Hamadán en adelante, y estos tres son destacados no sólo en la narración de Arriano, sino también en el relato del proceso que hace Quinto Curcio; Pérdicas también figura en una ocasión en Quinto Curcio y, aunque había liderado una brigada de infantería, que ahora se había dejado con Clito, es llamado aquí armiger (Cure. 6, 8, 17), lo que sugiere que había cedido el mando a su hermano Alcetes, que posteriormente se supo que lo desempeñó. En este caso, su presencia en Seistán no implica la presencia de los soldados de Clito. Esto explica el escaso número de macedonios que se congregaron para escuchar el juicio en Curc. 6, 8, 23; en cuanto a Parmenión, sus órdenes de desplazarse al este (Arr. 3, 19, 7) probablemente habían cambiado, pues las estaba desobedeciendo, y esto seguramente se registró para explicar su asesinato. Sin duda él tenía las otras tropas en Arr. 3, 19, 7; Berve, s. v. «Cleandro», «Agatón», «Sitalces», «Heracón», «Ménidas» y quizá «Cérano». Fuentes: Arr.-Ptol. 3, 26, 2-3 es básico (¡obsérvese iskhyros en 2!), pero me da la impresión de que es demasiado breve en la redacción de 26, 2 para probar que el único testimonio real fue el silencio de Filotas; otros cargos eran «indiscutibles», y aunque Arriano los omite, 26, 3 y 4 hacen referencia con seguridad a la maquinación (epiboule) de Filotas. DS 79, 3 es menos seguro (pero obsérvese la «confesión» en 80, 2). La estructura de Curc. 6, 8, 1-11 es sugestiva: 6, 8, 15 se recoge claramente de nuevo en 6, 11, 10 (6, 11, 8 resulta muy burdo: ¿por qué posponer la muerte de Filotas?). Supone que Quinto Curcio elaboró dos fuentes: (1) Ptol.-Arr.: Filotas fue acusado en público; 6, 8, 25 es probablemente sólo una suposición de Quinto Curcio, y el texto del manuscrito verdadero es interesante. Como de costumbre, Quinto Curcio construye discursos a partir de unos pocos hechos del pasado (véase 9, 17, el «complot» egipcio). (2) Plut. 49, 11: Filotas fue torturado en privado, excusa para que aparezcan más discursos en Quinto Curcio. Esto explicaría la doble sentencia (6, 11, 8; 11, 38), a no ser que Diodoro-Clitarco (seguramente la fuente principal de Quinto Curcio) mencionara las dos, el juicio público y la confesión por tortura (80,1-2). ¿Omitió Ptolomeo la tortura o la inventó Clitarco como excusa? Sobre la lapidación: R. Hirzel, «Die Strafe der Steinigung», Abhandlungen Leipzig. Akad. (1909), p. 25. Lengua macedonia: 6, 19, 34-35; 11, 4 (oportuna referencia a los frigios, antiguos gobernantes de Macedonia). Alejandro el lincesta: DS 80, 2; Curc. 7, 1, 7; no en Ptolomeo-Arriano, tampoco son los Alborotadores (Curc. 7, 2, 35-38 = DS 80, 4 = Just. 12, 4, 4-8 = Clit.). Sólo DS 79 = Curc. 6, 7 = Clit. tiene los preliminares, y éstos se parecen demasiado al complot de los pajes. Sospechosos: Curc. 6, 7, 15 es una relación que no sirve de nada, omite a Demetrio (Arr. 3, 27, 6). Personas en el complot: Berve, s. v. «Antígona», «Filotas» (especialmente Plut. 40, 1; 48, 4; DS 67, 7 y las reformas de la caballería en Arr. 3, 16, 11). Purga: Curc. 6, 11, 20, donde la «ley» es la manera que tiene Quinto Curcio de expresar una costumbre; cf. 8, 6, 28, no refutado por 8, 8, 18. Este miedo familiar tampoco es refutado por el hecho de que Ceno, el yerno de Parmenión, sobreviviera; renegó de Parmenión del modo más enérgico (Curc. 6, 9, 30) porque tenía que salvar su propia vida. Cleandro, el asesino, era hermano de Ceno. Por otro lado, según Berve, n° 165, Asandro (hermano de Parmenión, posiblemente) llegó sin saber nada al campamento en 329 (Arr. 4, 7, 2), y probablemente nunca volvió a ser mencionado. Filipo, hijo de Menelao, líder de los tesalios bajo Parmenión, también desaparece después de septiembre de 330. ¿Fue Parmenión la causa, o una mera casualidad, de que los tesalios fueran licenciados en 329? Erigio, que había liderado a los aliados en el ala izquierda bajo Parmenión, denunció enérgicamente a su comandante en jefe: Curc. 6, 8, 17 s. ¡Y después hablan de sólidas facciones en el ejército! Por supuesto, uno se pregunta si las referencias a Asandro en 323 (todas recopiladas en Berve, n.° 164) podrían referirse en parte al posible hermano de Parmenión (n.° 165). Quizás el también sobrevivió; es imposible demostrar la ruina de la facción de Parmenión, por no mencionar la «exterminación» de su familia sobre la que tan a menudo se especula actualmente. Proftasia: Plut., Mor. 328f; E. Byz., s. v. «Frada». Sólo un error de cálculo de Droysen ha ocultado el hecho de que es la actual Farah, que se encuentra a unos doscientos noventa kilómetros de distancia de Herat y, por tanto, a dos o tres kilómetros de las cifras procedentes de los topógrafos, de mil quinientos-mil seiscientos estadios, que se dan sin que sean cuestionadas y que están redondeadas en Estr. 11, 8, 9.