CLITO:
¡Ah, dejad que me pudra con harapos macedonios
en vez de brillar con las modas de Oriente!
¡Ay, por las adoraciones que exige,
que este viejo cuerpo se ase en llamas infernales
o dejad que me enjaule, como a Calístenes!
NATHANIEL LEE,
Las reinas rivales (1677), acto 4, 1.