El Buey y la Cigarra
(Muy necio y envidioso es quien afea un pequeño descuido en una obra grande.)
Arando estaba el Buey; y a poco trecho,
la Cigarra, cantando, le decía:
«¡Ay, ay!, ¡qué surco tan torcido has hecho!»
pero él la respondió: «Señora mía,
si no estuviera lo demás derecho,5
usted no conociera lo torcido.
Calle, pues, la haragana reparona;
que a mi amo sirvo bien, y él me perdona
entre tantos aciertos un descuido.»
¡Miren quién hizo a quién cargo tan fútil!10
una Cigarra al animal más útil.
Mas ¿si me habrá entendido
el que a tachar se atreve
en obras grandes un defecto leve?