FÁBULA XIV

El Manguito, el Abanico y el Quitasol

(También suele ser nulidad el no saber más que una cosa; extremo opuesto del defecto reprendido en la fábula antecedente.)

Si querer entender de todo

es ridícula presunción,

servir sólo para una cosa

suele ser falta no menor.

Sobre una mesa, cierto día,5

dando estaba conversación

a un Abanico y a un Manguito

un Paraguas o Quitasol;

y en la lengua que en otro tiempo

con la Olla el Caldero habló,[2]10

a sus dos compañeros dijo:

«¡Oh qué buenas alhajas sois!

tú, Manguito, en invierno sirves;

en verano vas a un rincón;

tú, Abanico, eres mueble inútil15

cuando el frío sigue al calor.

No sabéis salir de un oficio:

aprended de mí, pese a vos,

que en el invierno soy Paraguas,

y en el verano Quitasol.»20