[28]

Por una senda van los hortelanos,

que es la sagrada hora del regreso,

con la sangre injuriada por el peso

de inviernos, primaveras y veranos.

Vienen de los esfuerzos sobrehumanos

y van a la canción, y van al beso,

y van dejando por el aire impreso

un olor de herramientas y de manos.

Por otra senda yo, por otra senda

que no conduce al beso aunque es la hora,

sino que merodea sin destino.

Bajo su frente trágica y tremenda,

un toro solo en la ribera llora

olvidando que es toro y masculino.

(RNC)